Capitulo 6: "¿Seré su exclava humana?"

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Me desperté dolorida y con mucha hambre, no recordaba que me había pasado ni cómo había llegado aquí.

-¿Chicos? -me senté en la esquina de la cama y busqué mis zapatillas- Dónde estarán estos... - Me rasqué el brazo y me lo miré- Qué me ha pasado... ¿Por qué tengo tantos arañazos?

Se oyó abrirse la puerta y Connor entró asustado.

-Brid, llevas tres días dormida. -se llevó la mano a la cabeza- Perdón por todo, te he metido en muchos líos...

-Connor, ¿por qué tengo tantas heridas? Y por qué no desperté antes.

-Eh... Te resbalaste y te quedaste inconsciente. Espera que voy a prepararte el desayuno, no te muevas.

Se oyen gritos, Arturo y Guillermo estaban discutiendo. Me levanté y andé por el pasillo.

-¡Solo es un conejo! -gritaba Arturo.

-¿Que solo es un conejo? -Guillermo empezó a dar vueltas por todo el salón.

-¡Si te lo regale yo!

-Por eso le tenía tanto cariño...

-Buenos días chicos. -intenté calmarlos.

-¡Anda! Pero si es la bella durmiente -río Ruben- Ya era hora de despertarse y creo que hasta estás más delgada. -Connor le pegó.

-Cállate ya. -me miró- Si te encuentras rara o con náuseas avísame, hoy iré a comprar agua oxigenada y un par de vendas.

Cogí el desayuno y me lo llevé al cuarto donde me había despertado. Creo que era de Rubén pero no estaba segura.

Me tomé el desayuno pero seguía con hambre, me había distraído oyendo la discusión de Guillermo y Ruben, Connor ya se había ido a comprar.

-Chicos, ¿qué ha pasado con el conejo? -Guillermo me miró ofendido.

-Se llamaba Manchitas ¿vale? -revolee los ojos.

-Lo ha sacado por la casa y ahora el muy irresponsable no lo encuentra.

-Ruben, este de aquí -señalé- ¿es tu cuarto?

-Si, ¿por qué? Ya sé que está desordenado y todo eso, pero aún soy adolescente sabes. -rió.

-Yo soy igual... Me voy a dar una ducha que ya huelo, ¿hay agua caliente? -asintió.

Me quité la ropa y me miré en el espejo.

-¿Cómo he llegado aquí?- me miré el cuello- ¿Y estas marcas?

En ese momento recordé que había pasado, una imagen de unos colmillos afilados se pasó por mi cabeza y la cara de Connor sonriendo, todo muy tétrico.

Me vestí lo más rápido que pude, y fui hacia la ventana del cuarto de Ruben, había unos dos metros con respecto el suelo.

Había unos rosales rodeando la ventana y abajo un arbusto con flores, unas abejas estaban recolectando miel. Coloqué el pie en el bordillo de la ventana, me agarré en la persiana y salté.

Me hice mal en la espalda por no flexionar las rodillas lo suficiente. Me levanté en pie y corrí atravesando el jardín.

-¿Brid?

Me choqué con Connor, empecé a gritar como una posesa y corrí, corrí como si nunca hubiera final en el camino.

Connor me había seguido con el coche, salí de la carretera y me metí por un bosque, saltaba varios árboles caídos cuando a lo lejos vi una cabaña para montañeros.

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora