Sociedad en coma

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El mundo está plagado de multitud de crímenes, atrocidades e injusticias, pero... ¿Hacemos algo para remediarlo? ¿Por qué condenamos y acto seguido olvidamos? ¿Por qué banalizamos el mal? ¿Es malo el ser humano por naturaleza o nos han hecho ser así?

En los inicios de la humanidad los hombres convivían unos con otros en cierta armonía, estructurándose en clanes y desarrollando cada individuo una función en este grupo. Con la llegada del Neolítico se construyeron las bases de todas esas injusticias sociales y crímenes que hoy día se cometen. Con la aparición de los primeros asentamientos humanos se creó la propiedad privada y la jerarquía social, dando paso a las desigualdades sociales y al abuso del fuerte frente al débil. A medida que la sociedad "evolucionaba" las desigualdades iban en aumento. Con la llegada de la Primera Revolución industrial el deseo de lucro de los propietarios industriales forzó al proletariado a trabajar bajo precarias condiciones laborales por unos ínfimos salarios que apenas les permitía subsistir. Ante este panorama los obreros se agruparon en sindicatos y en partidos políticos, la verdadera lucha contra las desigualdades había comenzado. En las décadas siguientes multitud de revueltas y revoluciones en busca de la igualdad habían tenido lugar sin éxito en Europa, pero no fue hasta 1917 cuando los comunistas rusos se hicieron con el poder liberando por primera vez en la historia al pueblo llano frente a la clase dominante o burguesa. Desgraciadamente los líderes de esta y demás revoluciones comunistas fueron corrompidos por el poder creando severas dictaduras las cuales se cobraron millones de vidas, manchando el nombre de la lucha frente al poder.

Pero el problema que tenemos en nuestros días no fue como el que se encontraron nuestros antepasados. Es cierto que es una prolongación de ello, pero no al mismo nivel. Hoy día pensamos que hemos terminado en gran medida con la esclavitud, las guerras que antaño teñían las tierras de occidente en sangre, el sistema patriarcal por el cual las mujeres carecían de ciertos derechos... Consideramos que vivimos en armonía, con nuestras necesidades sociales aseguradas y cubiertas, y recibiendo un trato de igualdad. Nos sentimos cómodos en nuestro día a día, trabajamos a cambio de un sueldo que nos permite adquirir una vivienda, un automóvil y darnos algún que otro lujo en nuestra vida. ¡Qué ilusos somos! No nos damos cuenta que todas estas valoraciones son subjetivas, dadas por una comparación subconsciente del mundo que nos rodea. No nos paramos a pensar que para que exista un rico ha de haber un pobre, para que haya un afortunado debe haber un desafortunado, y la verdad es que esto nos importa más bien poco. Podrán pensar que soy extremadamente cruel al afirmar estos hechos, pero es que el ser humano se está convirtiendo en un ser abominable y repugnante. Según la ciencia, el ser humano de la actualidad es denominado como Homo Sapiens Sapiens pero yo como filósofo discrepo en cierta medida con mis compañeros los científicos.

Para mí, el Homo Sapiens Sapiens quedó en el pasado y actualmente ha contraevolucionado para convertirse en un ser al que denomino como Homo Consumens que movido por su sed de lucro personal es capaz de torturar, matar, adoctrinar, manipular, mentir y robar. Aquel que me esté leyendo me tomará por un loco al no verse identificado en mi visión del Homo Consumens.

Le invito a una reflexión si me lo permite. Mire sus zapatos, bonitos, ¿verdad? Seguro que eran unos de los que más le gustaron en la tienda, ahora quiero que se plantee donde han sido fabricados ¿En la India? ¿En Indonesia? Y lo que es más importante, ¿Por quién han sido fabricados? ¿Por niños? ¿Adultos? ¿En qué condiciones laborales? Déjeme que le responda a todas esas preguntas, sus zapatos probablemente hayan sido fabricados en indonesia por unos niños los cuales se encuentran hacinados en fábricas y forzados a trabajar 12 horas por menos de lo que usted paga por un café. Todo ello para que usted pueda disfrutar de un calzado a un módico precio, aunque eso de módico precio es dudoso, ya que en ocasiones pagamos barbaridades por calzado que porta un escudo del demonio, un escudo comercial el cual destruye infancias y con ello vidas, vidas como la suya y la mía, vidas humanas. Ahora se preguntará que por qué es usted malvado al comprar ese calzado, pues bien, el mero hecho de no hacer nada para remediarlo le hace partícipe de este crimen al seguir incentivando al empresario a producir mediante ese sistema. Y es que usted estará muy a gusto con su nivel de vida, ¿y para que cambiarlo?, ¿verdad? Si vive con casi todo tipo de lujos. No creo que el saber que usted ha condenado miles de vidas con una sola compra le quite el sueño.

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