¿Hermosa Casualidad o Cruel Destino?

CAPÍTULO I DESTINO

AMORES VERDADEROS SON DIFÍCILES DE ENCONTRAR. Son simples fantasías, inclusive metas a largo plazo sin completar; no obstante cada cierto momento de la vida es un milagro hallar uno, puro y sincero o una maldición cruel y despiadada.

- Maldito trabajo que tenían que dejar en esta tarde tan hermosa, lluvia toda la mañana y aún continua, que genial; en este preciso momento podría estar leyendo algún libro, enredarme en sus letras, guiarme a otro mundo. Pero no. Tenían que darme tareas para esta tarde, te odio escuela. Ya me cansé del mundo real, todo es tan cliché, tan erróneo, tan superficial. -Se decía así mismo Robert mientras se veía al espejo, después de haberse duchado-.

Se quitó la toalla que tenía a la altura de su cintura y se dirigió totalmente desnudo a su guardarropa mostrando su marcado cuerpo a la Diosa que probablemente lo estuviera viendo y deseando meterse a su cama. El cabello negro aun húmedo dejaba caer gotas de deseo por parte de la Diosa misma. Esos ojos que tenía Robert, tan negros que podrían pasarse a ser como el eclipse perfecto del Sol en la altura de su rostro. Un regalo de su amante celestial que lo veía con lujuria desde los cielos, mientras ella se tocaba todo su glorioso cuerpo, dándose auto placer; recorriendo cada parte sensible de su piel. Desde sus labios tan exquisitos, pasando las manos tan cálidas por tan grandes pechos. Provocando la erección de sus pezones y enviando punzadas eléctricas de placer. Bajando a un más hasta su sexo y darse unos masajes de ambiciones y terminar con tan grandioso éxtasis por culpa de contemplar a tan magnífica criatura que tenía en el mundo. Desgarrándose los orgasmos como aquella mujer mortal que nunca ha sido tocada por un verdadero hombre, un verdadero Dios.

Al estar enfrente del mueble sacó un boxer de Deadpool donde estaba precisamente el logo entre sus piernas. Un short negro que sacó entre los otros cajones. Y una camiseta blanca. Aun con ropa el chico era un Dios Griego con todo ese cuerpo y esa silueta. La ropa aún definía todo sus encantos.

Un chico amante de los libros, comics, ánimes, series, películas y la música de AC-DC, pero también un buen alumno en la escuela y súper popular, es la forma como se puede definir a nuestro dotado Nerd.

Después de ponerse la ropa y reflexionar al vacío se dispuso a comenzar con las tareas encomendadas por parte de la escuela.

–Muy bien, ya basta de tanto lloriqueos, aunque ahora si el profesor Rosly se pasó de la raya. – Se malhumoraba mientras recordaba las clases matutinas del colegio. Abrió su mochila y sacó su libreta de la materia de matemáticas para comenzar con los ejercicios que se habría de responder.

-Ok al menos estos ejercicios están fáciles de responder. Si le hecho ganas terminaré en breve y luego haré lo de biología. –

Se sentó en su silla y se acercó a su mesa. Mientras él resolvía todo el trabajo la lluvia afuera seguía con mucho esmero.

En la ventana se lograba percibir el frío, los vidrios se empañaron, como los ojos de una mujer hermosa que son tan divinos, que sólo ponen una visión borrosa cuando ésta llora sin consuelo por partida de algún ser querido hacia el cielo, o por culpa de los malditos e infelices hombres que sólo juegan con el corazón tan sublime que tiene. Las gotas de lluvia recorriendo toda la superficie cristalina como la lágrima sin frenesí de esa chica virgen que sólo espera el tan adorado regreso de su príncipe.

Los relámpagos iluminaban los cielos, las nubes se partían a la mitad para dejar pasar a esa luz incandescente y poderosa que tiene el poder de Dios. Un espectáculo ocular tan majestuoso que sólo puede ser digerido por los que toman su tiempo para contemplar las cosas. El estruendo tan fuerte que podría hacer temblar hasta la mismísima tierra, se escuchaba a lo lejos. El sueño para algunos y la peor pesadilla para otros.