Capítulo 1.

1.6K 87 8
                                    

Estaba más que claro que en cualquier momento iba a explotar como una bomba molotov

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba más que claro que en cualquier momento iba a explotar como una bomba molotov. Estaba desesperada, estaba furiosa e inquieta, caminando de un lado para el otro. Más allá de eso, estaba destrozada. Decepcionada, y avergonzada. Me sentía una estúpida. ¿Por qué me tenía que suceder esto a mi?. ¿¡Por qué?!. No podía creerlo. Yo como idiota, como estúpida, ¡como toda una imbécil dando todo de mi para esto!. ¡Era injusto, completamente injusto!. Quería desquitarme con alguien, pero no sabía con quién. Ya que Young Min, mi mejor amiga, estaba estudiando en California. Claramente, la diferencia horaria de ese país con Busan, (donde me encontraba yo), era muy diferente. Y llamarle a estas horas, no sería adecuado. Tal vez se encontraría durmiendo, descansando antes de asistir a la universidad.Luego, sacándola a ella, no tenía a nadie con quien desquitarme. Solo me quedaba ir de una maldita vez y dejar de dar vueltas en la desierta calle como idiota. No aguantaba un segundo más. No podía dejar pasar la noche. No iba a poder dormir siquiera. Debía ir, sin importar qué, y antes de cometer alguna estúpidez.

Analizando todo una vez más, pensé que haría en cuanto llegase. ¿Implementar la violencia física?. Lo dudo. ¿Llorar?. Seguramente. ¿Cometer un homicidio y nuevamente llorar?. Tal vez...bueno, no. Pero el llorar si, definitivamente si. No iba a poder aguantar hablar sin siquiera sollozar.

Primero de los primeros, tenía que tranquilizarme. De alguna manera tenía que calmar el volcán en erupción que había surgido en mi hace horas atrás. Ya estaba provocando...lo que se diría como un gran desastre natural en mi interior. Arrasando mi corazón y haciéndolo añicos.

Miré hacia el cielo y pude visualizar que ahora ya se formaban los relámpagos. Cuando había salido de mi casa, solo era una noche nublada. Y ahora, al parecer no tardaría en hacerse presente una gran tormenta. Genial.

En fin, aseguré el auto, y me alejé de este, dejándolo estacionado a un costado de la acera. Caminé hacia mi destino y una vez que llegué, me adentré a el gran edificio pasando de largo, sin saludar al recepcionista. Solo me focalicé en llegar al elevador, marcar el maldito número veinte y esperar hasta que el maldito elevador llegase a el maldito piso y poder entrar al maldito departamento del maldito ser humano que lo habitaba.

Maldito.

Estaba de brazos cruzados, y golpeando el suelo con mi pie de manera inquietante. Esperando, esperando y esperando hasta que al fin se abrieron las puertas. Caminé por el largo pasillo y finalmente llegué a aquella puerta negra con el gran número veinte en color dorado. Suspiré tratando de no llorar y toqué el timbre lo más fuerte que pude.

Nadie abrió y eso me inquietó haciendo que toque una vez más. Si no me abría, juraba por el amor a Dios de que iba romper el timbre hasta que yo cruzara esa maldita puerta o patearía esa misma para abrirla por mi cuenta. No podía irme a mi casa, no podía. Ya había llegado hasta aquí y no había vuelta atrás. Y de todas maneras, que yo regresara a mi departamento iba a ser peor, no iba a pegar un ojo en toda la noche. Aunque debía admitir que por otro lado solo quería irme, lejos donde nadie me encontrara y seguir llorando como desgraciada. Tal cual lo había hecho otras atrás. El hecho de que no esté derramando lágrimas en el momento, no significaba que se me había pasado el gran dolor, angustia, y enfado que tenía. En lo absoluto, solo me estaba conteniendo, y debía decir que ya era un récord para mi no haber llorado de vuelta hasta el momento. Pero no debía cantar victoria, el dolor que sentía era espeluznante, por ende, podría estallar en llanto en cualquier segundo.

Segunda oportunidad [One shot; Park Jimin y tú] (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora