¿Tímido yo?

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Apenas llevaba un par de días de nacido y sus padres ya le estaban haciendo saber lo diferente que era a su hermano mayor, los siseos de protesta por parte del mayor no se hicieron esperar y a pesar de notar la preferencia de sus padres entre ambas serpientes se desarrolló un lazo fuerte.

Con el tiempo fue viendo la manera en que debía comportarse en el mundo, las demás serpientes a su alrededor eran iguales a sus padres, todas hablaban de lo superior y especiales que eran, se quejaban y criticaban con frecuencias a aquellos que no nacían del mismo modo, eran simplemente descartables.

En el fondo no estaba seguro de que creer, ya que su hermano mayor se oponía a la mayoría de las cosas que sus padres les enseñaban y eso lo hacía confundirse aún más, pero no podía negar que ese era el modo de vivir, esa era su vida.

Solo podía tener una cierta clase de amigos, solo se juntaba con los hijos de otras serpientes y por ningún motivo debía asimilar el comportamiento errático de su hermano, era mal visto y nada aceptable.

Sintió un gran alivio al irse de casa, como todas las serpientes de esa familia, él tenía que cumplir con las tradiciones. Sin embargo la realidad era temible, algo imprevisto paso, sin querer se cruzó en el camino de un avecilla azul, de todas las demás criaturas esa especie era la más aceptable para hablar, sin embargo un leve siseo pareció convertirse en una advertencia haciendo que esa dulce y pequeña avecita retrocediera asustada, un leve sonrojo lo recorrió haciendo que su cuerpo se enroscara, nunca había visto un azul tan brillante como el de aquellos ojos, lustrosas plumas y un encantador movimiento de sus alas, fue sublime.

Claro está, no hubo mayor contacto que ese, aunque él lo deseara, la avecilla simplemente huyo hacia otro lado. Una vez le bastó para entender que ella era diferente, a pesar de las advertencias de sus padres sus ojos no dejaban de buscarla, en los breves momentos en los que compartían algunas lecciones de los más sabios, en las horas en que buscaba el confort del sol para calentar su sangre, ella no le era indiferente, muchas veces cruzaron miradas y se sabía observado por ella, más su naturaleza tímida le impedía siquiera acercarse más allá de las normas de cortesías que aplicaba con cualquiera. Hubiese deseado tener la libertad de su hermano, pasaba montado sobre el lomo de sus amigos leones, no le importaba las miradas recriminatorias que recibía de las otras serpientes, traidor, así era como lo describían ya que no solo era amigo de especies tan despreciadas, sino que se había ido a vivir en su guarida, tan aceptado como cualquier otro león.

La tímida serpiente también deseaba ser aceptada, también deseaba tener amigos distintos, deseaba estar cerca de la avecilla, quería sentir lo suave de sus plumas, el cálido latir de su corazón.

Hasta que finalmente sus deseos se cumplieron cuando aquella emplumada se posó cerca de él y las palabras fluyeron entre ambos, respetaban el silencio, los juegos, ya que ella era inquieta y revoloteaba encantándolo con sus piares. Le encantaba ser su amigo pero sabía que no sería bien visto para ella, no estaba segura a su lado, así que intento protegerla al mantener en secreto esa linda amistad que había surgido tan natural, tan correcta para ambos.

La serpiente se removía inquita en su madriguera, siempre estaba preocupado, le preocupaba profundamente lo que podía llegar a sentir, él tenía amigos, tenía amigas, tenía serpientes que representaban más que una amiga pero con ella las cosas eran distintas, se sentía distinto a su lado y le preocupaba porque estaba seguro de que sus padres no entenderían lo que pasaba por su mente. Ni siquiera aceptan las ideas de su hermano mayor, tanto así que ya no lo querían reconocer como su hijo.

Y el temido día llego, una de sus amigas serpientes lo descubrió, aquella amistad con la avecilla la escandalizo, no solo era una ave, era una de esas despreciables que venían de otros lugares. Jamás le importo de donde viniera ella, pero tenía razón, no solo se trataba de un ave, sus padres seguros lo matarían a mordidas si supieran la profundidad de sus emociones.

La dejo... la dejo, la aparto tal como le aconsejaron pero aún lejos siempre estaba viéndola, siempre estaba cautivado por el azul de su mirada. Y fue triste darse cuenta que ella intento reemplazarlo, porque si, ella había conseguido una nueva serpiente para cubrir su lugar y no de las mejores. A pesar de que no podía hacer nada para ayudarla, ni aconsejarla, ya que no eran amigos ni podían serlo, pero le dolía ver a su avecilla azul siendo lastimada por aquella serpiente. Odiaba sentirse impotente, odiaba haber nacido en esa familia... quizás no del todo pero si los culpaba por no tener esa superflua felicidad.

No aguanto más, su llanto y lágrimas a causa del dolor que le causaba ese rastrero, lento pero seguro se acercó a ella, no podía mantenerse lejos de ella, así que cedió a sus impulsos. Ambos lo hicieron, fue maravilloso darse cuenta de que ambos sentían lo mismo y por primera vez en mucho tiempo decidió simplemente ser feliz a su lado y lo fue, fue feliz junto a esa pequeña avecilla. Pero nada dura demasiado, el amor que descubrió con ella no lo había sentido por otra criatura, no de esa forma y pensó que nunca volvería a sentirse de ese modo, por eso dolía, no quería separarse de ella pero tenía que hacerlo, sus padres ya habían escuchado algunos rumores acerca de su preferencia hacia esa avecilla y conociendo su pensamiento era mejor alejarla, tenía que mantenerla segura, la única forma de mantenerla segura era alejándola.

Fue cruel, la dejo, la aparto de su lado y dolió,sintió que una parte de él se fue con ella pero era mejor saberla a salvo queen peligro a su lado, se llevó el radiante color azul dejando la monotonía desiempre, cedió, las exigencias de su familia, de su legado... lo que otrosdeseaban para él, eso es lo que haría, se olvidaría en apariencias de esa dulceetapa de su vida donde fue feliz a su lado, cuando la escuchaba piar en lasmañanas, el calor de su plumaje en invierno y los tiernos susurros mientras dormía,todo lo dejaría bien cerrado dentro de él para mantenerla a salvo. 

Un Águila Tonta y una Serpiente TímidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora