Prólogo

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Despertó con gran agitación aquella noche, la pesadilla era la culpable de que sus horas de sueño fuesen disminuyendo cada vez más y no le agradaba en lo absoluto el hecho de ni siquiera ser capaz de recordar de qué trataba aquel mal sueño.

Aquella misma noche -otra de las tantas despertando en tan deplorables condiciones- decidió que no quería estar encerrado entre aquellas cuatro paredes, restringido de movilidad, con un casi nulo sentimiento de libertad y prácticamente ahogado en sus propios lamentos.

Era un real suplicio salir a tan altas horas por la madrugada, pero ya era demasiado tarde como para devolverse, inicialmente porque había cerrado ya la puerta y sería un castigo hacia su propio orgullo girarse, tomar la perilla de la puerta y volver a la comodidad de su cálida cama.

Las calles estaban -por obvias razones- vacías, el frío lo abrazó con fuerza calando así hasta sus huesos, se sintió temblar y perder el control sobre su mandíbula, la cual se movía como loca haciéndole castañear los dientes; se frotó los brazos sopesando el volver a su pequeña habitación de aquel complejo, pero entonces lo vio: Pequeño y frágil.

Un chico de baja estatura -probablemente un niño- se encontraba sentado en una de las bancas de la plaza. Solo.

¿Qué hacía un niño a estas horas y con este clima solo en las calles?

Min Yoongi se le acercó, sin saber qué hacer, pero aquella imagen le provocó una opresión en el pecho inimaginable, y es que él no era precisamente el tipo de persona que se preocupase por la humanidad que lo rodeaba. Llegó pronto a la banca y observó con sigilo al joven, llevaba unas gafas de sol oscuras y a Yoongi se le hizo demasiado extraño. Extraño y ridículo.

¿De qué le servían? Con aquel frío podría fácilmente nevar y ese chico usaba gafas para el sol.

-Hey -habló pasando luego su lengua por sus labios, el chico dio un respingo y miró hacia ambas direcciones- ¿Qué haces por aquí? ¿Te has perdido?

-¿Quién es usted? -murmura el chico agachando la cabeza.

-Yo he realizado una pregunta primero -el niño menea su cabeza hacia ambos lados, pareciendo indeciso y claro, era comprensible, a todo niño se le enseña siempre que no debe hablar con extraños.

-Espero ha, mmh... Mi tía -dice- ella me trajo a un partido de Hockey sobre hielo pero fue al baño y no a vuelto -algo extraño está sucediendo y aquello produce el ceño fruncido en el rostro de Min Yoongi. Y es que aquella plaza no era en ningún sentido una cancha de Hockey.

-¿Estás bromeando conmigo? -el chico alzó la cabeza con la mirada perdida, o eso imaginó Yoongi al ver como parecía buscar algo con desespero, claro, mientras sus oscuras gafas ocultaban sus ojos- ¿Sabes? Creo que verías mejor si te quitases esas gafas, ya es demasiado oscuro como para que intentes ver a través de ellas -hubo un sepulcral silencio y a Yoongi le pareció una clara indirecta de que debía largarse ya que su presencia molestaba, pero entonces la voz del chico se dejó oír con dos simples pero desgarradoras palabras.

-Soy ciego

Prières pour Taehyung {T.G}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora