¡Los germanos han entrado!
grita un centinela alarmado.
Las madres y sus niños
lloran desconsolados.
Los bienes son saqueados
por la banda de germanos
¡A toda alma dan fin!
La tierra nunca se había dado
tan sangriento festín.Ya es de noche;
nadie queda en la ciudad.
Sus habitantes: sólo sombras
iluminadas en la oscuridad,
por la misma capital;
una lámpara que ni el tiempo
ni los hombre lograrán apagar.No entristezcan, señores;
este no es su fin.
Cómo el Fénix que no muere
Roma volverá a surgir.