Tattoo

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En realidad, nunca había imaginado que iba a tatuarme. Simplemente lo mío no es sentir dolor, y menos por algo que se va a quedar ahí hasta que muera. Lo mío tampoco son las cosas permanentes... a menos que fueran relaciones, esas sí que me gustaría que duraran un poco más de lo que lo hacen.

Volviendo a lo del tatuaje, que no está demasiado alejado de lo de las parejas, nunca consideré seriamente hacerme uno hasta que mi última pareja (estando a punto de meterla) me dijo que "el lunar que tenía sobre mi ano le daba asco". Nunca consideré que fuera "asqueroso". ¡Joder, que es sólo un maldito redondelito negro! Nada de relieves raros, nada de pelos y brujas saliendo de ahí. Sólo un maldito punto. Pero es que... bueno, la cosa es que él me gusta mucho y dijo que si me hacía el tatuaje podría funcionar ya que ahora mismo está soltero. Y ya que yo acabo de cumplir los dieciocho años... Aquí estoy.

Entro al local de tatuajes de la galería por la que anduve merodeando, rogando que me toque alguien más o menos abierto de mente, que no se horrorice por el estúpido puntito que tengo en el cu...

- Hola -digo al chico que está en el mostrador leyendo un libro, antes de que mis pensamientos terminen por hacerme llorar. ¿Por qué tengo que hacer esto? ¿Me quiero de verdad tan poco?- Vengo por un tatuaje.

El chico del mostrador me mira de arriba abajo. No tengo idea de que piensa, pero su voz suena divertida mientras me pregunta.

-Imagino que me traes la autorización de tus padres.

Su afirmación me molesta, pero no como me molestaría viniendo de otras personas. Creo que simplemente me enojo conmigo mismo por tener aspecto de quinceañera. O con el mundo, que va, si hasta el chico que tengo enfrente se ve mejor que yo.

- Tengo 18 -digo, sacando de mi billetera mi documento. Se lo entrego con mano temblorosa y el tacto de su mano tomándolo me genera un escalofrío. ¿Qué me pasa? Carajo, tengo que pensar en...

- ¿Fecha de nacimiento? -pregunta mirando el documento.

- 14 de Marzo de 1997.

- ¿Número?

- ¿De documento? -pregunto, nervioso.

El chico me mira, mitad incrédulo y mitad divertido antes de seguir hablando.

- No, de teléfono -dice con una sonrisa cruzándole la cara. Se queda un rato mirándome, como si sopesara la idea, y al final niega, volviendo a centrar su atención en mi carnet- Claro que de documento.

Le digo el número, él asiente y al final me lo devuelve.

- Parece que está todo bien. ¿Qué te quieres tatuar?

- Pues... -rebusco entre mis pantalones nuevamente, sacando de los bolsillos el papelito que había impreso con el diseño de un sol egipcio- Esto.

- Vale. ¿Así, en blanco y negro? -asiento a su pregunta- Serían $300.

Abro los ojos un poco, de forma casi graciosa imagino, y luego asiento. Gracias al cielo tengo el dinero suficiente de mi último trabajo de verano.

- Vale -me dice después que le muestro el dinero- ¿Tienes tiempo ahora? Han cancelado una cita y hasta dentro de unas semanas no tengo otra vacante.

Lo miro indeciso. ¿Qué cambiaría de aquí en una semana? Desde hace como un año que quiero volver con mi ex, nada podría hacerme cambiar ya. Y si el maldito lunar es el problema, a la mierda con él.

- Está bien -le digo, entregándole el dinero y esperando que lo guarde en la caja después de revisarlo.

- Ven, vamos a la parte de atrás. -me dice, abriendo una puerta a través de la cual lo sigo.

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