Cuando me di cuenta que tenía talento para crear filmes, quise idear un plan. Quizás no era el mejor porque se basaba en probabilidades, como la lotería, como el casino... Y yo era buena en lo que hacía, pero no suficientemente buena. Nunca me sentí suficiente para nada, a pesar de todos los logros que había conseguido.
Sabía que me arriesgaba a perder mi futuro, pero por una buena vez en mi vida quería ser valiente. Creo que todos hemos querido sentir eso alguna vez, ¿no?
Me lancé a ello y empecé a realizar todo lo que conllevaba mi plan, que era mucho por cierto. Certificar mis estudios no era nada fácil, y menos cuando te trasladas a un país en donde la lengua nativa es distinta a la tuya.
Ya tenía una lista de universidades a donde aplicar, varias con destinos más lejanos de lo que mis padres hubiesen imaginado: Canadá, Macedonia, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Argentina. E incluso pensé en irme a Japón.
Sin embargo, los requerimientos para aplicar eran bastante estrictos en estos países, no tanto en Argentina, pero sí en los demás. Debo reconocer que estaba más enfocada en mis aplicaciones para Canadá, Macedonia, Francia y Estados Unidos, que en el resto.
Cumplí con cada uno de los documentos que me enlistaban.
Era indispensable aprobar un examen llamado TOEFL. Este puntúa tu conocimiento en el inglés, si es este tu segunda lengua. Y vaya que me engañé al pensar que tenía una segunda lengua. Tuve que prepararme por meses para realizar este examen, a pesar de ser una de las mejores anglohablantes en la escuela. Pero claro, crecer en un país donde solo se concentra un idioma influye mucho en tu desarrollo lingüístico para con los demás idiomas. Asi que, me dediqué mucho a mejorar mis conocimientos para sacar la puntuación necesaria.
Llegó el día del examen y los nervios se habían apoderado de mi cuerpo. Apenas y podía hablar, sentía cómo mis músculos temblaban levemente, como si no pudiesen con mi peso. Y mi estómago palpitaba como si mi corazón se hubiese deslizado a él y estremeciera sus paredes.
Veía como todos se organizaban en una fila en espera por entrar al aula de clases donde se iba a realizar el examen. Uno que otros comentando lo difícil que iba estar, otros diciendo que no se sentían preparados. Se excusaban con sus otros estudios, el trabajo o la falta de tiempo. Podía escucharles en la lejanía, pues mi cuerpo estaba en el lugar, pero mi mente vagaba en el vacío.
De hecho, puedo recordar que ese día conocí a una chica. Hablamos durante toda la mañana, mucho antes que las personas empezaran a llegar al lugar, pero francamente recuerdo muy vagamente nuestras conversaciones durante el tiempo de espera.
De pronto un profesor se acercó a nosotros y nos miró fijamente... Eso solo podía significar una cosa, había llegado el momento. Yo fui levantándome del asiento en donde estaba para ponerme en fila.
Cuando de la boca del profesor salieron las siguientes palabras
"Alright, guys. I need you to pay attention to what I'm about to say. Unfortunately, due to some technical problems we can't provide you the tools you'll need for the exam. The power went out in the entire area, and since the building needs electricity to give you the best conditions for this process, you won't be able to do it today. Avail yourself of this opportunity and get prepared for next Saturday."
Luego de escuchar esto sentí cómo mi cuerpo volvió a tocar suelo. Le miré y poco a poco mi pecho fue aliviando la tensión que guardaba.
Salí del lugar junto con la chica que había conocido. Nos sentamos juntas en los asientos que rodeaban la entrada de la universidad en espera de su tío. Mientras tanto platicábamos de algunas cosas, de su cultura, religión y sus anécdotas.
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Un atuendo blanco y negro
Non-FictionNuestra inocencia siempre será opacada, incluso, borrada, por quienes nos rodean. Una historia basada en hechos reales, una historia que sucede simultáneamente en distintas escenas. Esta es mi historia.