CAPÍTULO 24

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Lauren se sintió cómoda en la habitación de Camila, no era para nada lo que Lauren esperaba encontrar, pero le dio una grata sorpresa. Camila era igual de desordenada que Lauren, en ningún momento logró ver con claridad el color del suelo, todo se resumía en ropa, zapatos y cuadernos esparcidos por todos lados, como si una bomba hubiera estallado y destruido toda su habitación.


Camila no sabía exactamente a qué estaba jugando, pero le gustaba que Lauren le siguiera el juego. Invitar a desconocidas a su casa, a su habitación más concretamente, no era el pasatiempo de Camila. Sin embargo, cuando miraba los intensos ojos verdes de Lauren, un extraño sentimiento la invadía, una mezcla entre comodidad y adrenalina, entre miedo y curiosidad, como si ya conociera a Lauren desde mucho antes.


La ojiverde se había desplazado con habilidad hasta la ventana, el cuarto estaba oscuro pero la luz de Luna aún no había desaparecido del cielo de Miami y entraba hábilmente por la ventana para iluminar la habitación.


Camila: No encenderé la luz, no quiero que alguien se despierte y venga a buscarme. Espero que no te moleste. – Dijo Camila desde la puerta, cerrándola y poniendo seguro.

Lauren: Está bien. Me siento más cómoda así.

Camila: Bueno... Yo... Yo me iré a dar una ducha.

Lauren: ¿Espera qué? ¿Esperas que yo me quede aquí? ¿Y si alguien entra?

Camila: Sé que te dije que sólo sería un momento pero realmente no puedo seguir con esta ropa ni un segundo más.


Lauren entendió a lo que se refería Camila, después de lo ocurrido esa noche, ella probablemente también estaría en la ducha durante dos días y quemaría la ropa.


Camila: Te daré el regalo cuando salga, como puedes notar, no es fácil encontrar algo en estas condiciones. – Dijo señalando la habitación.


Se dirigió hacia la puerta de su baño, se desnudó y luego dejó que el agua le cayera encima. Un relajante sentimiento de limpieza le llenó. Salió luego de un par de minutos y supo que algo andaba mal.


Camila no acostumbraba a vestirse en el baño, normalmente salía desnuda a su habitación y ahí tenía una toalla esperándola. Busco con la vista en el baño y sólo encontró la toalla para las manos. Eso ni de chiste le cubría ni la cabeza.


Miró la ropa que acababa de quitarse pero lo descartó de inmediato, se sentía limpia y no volvería a usar esa ropa ni para pintar la casa.


Sólo quedaba una alternativa...



Lauren había entrado en una etapa de curiosidad y ansiedad, había empezado a investigar un poco de la habitación de Camila, los tonos rojos, negros y rosados predominaban por toda la habitación.


Camila: Lauren...

Lauren: ¿Si? – Salió de su ensimismamiento y miró hacia la puerta del baño. Una pequeña abertura dejaba un rayo de luz sobre el suelo oscuro de la habitación y le permitía ver el ojo de Camila.

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