Capitulo VII: No Estamos en el Paraíso

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—No tienes idea de cuánto extrañé momentos como este—Allyson murmuró, acurrucada a lado de Jake, mientras ambos disfrutaban de una tarde un poco más templada de lo que se había dado en días anteriores y de lo qué se pronosticaba para los días que le seguirían, en la banca de un parque frente a su antiguo colegio de bachillerato.

—Yo también.

—Ay Jake...la casa parece ser un desastre; mi abuela se enteró de la boda.

—¿Tu abuela? ¿La que me tomó medidas a la forma de mi cráneo para determinar si era lo suficientemente ario? —el muchacho recordó—. Que por cierto: nunca me envió los resultados.

—Tranquilo; pasaste el mínimo...tus ojos azules —pronunció la pelirroja, con su rostro tomando casi el mismo tono de su cabellera, sorprendida de que pudo de hecho decir tales palabras.

—Allye, linda, de verdad...

—Me has hecho...b-bueno...me has hecho falta —prosiguió Allye, sonrojándose todavía más.

—Y no tienes idea de cuánto me has hecho falta también.

—¿Por qué no entramos de nuevo a la misma escuela?

—Porque esa universidad fuera de la ciudad era la más cercana que aún dejaba a gente con mi apellido pararse en el campus.

—El legado del clan Zabrocki continua.

Y Allyson recordó su sueño; el sueño de la boda, tan extraño, aún para lo que se espera de un episodio onírico.

—¿Pasa algo? —Jake preguntó al notar a su novia tan pensativa.

—Nada importante, pero hace unas noches, tuve esa rara visión...

—¿Una pesadilla?

—No...n-no necesariamente, pero es que creo que es obvio que ya no somos niños.

—Claro que no —Jake posó sus ojos sobre la zona del pecho de la pelirroja—. Jamás creí que pasara, pero de hecho te creció un lindo set...

—¡Hablo en serio! —Allye pronunció por un lado molesta por el comentario tan atrevido, y sin embargo, algo contenta en el fondo por el hecho de que su cuerpo por fin parecía cosechar los resultados de una un tanto tardía pubertad.

—Lo lamento, vamos, ¿qué quieres decir?

—Sabes que te quiero, y yo sé que tu a mi, y...mejor voy al punto antes de que empiece a sonar a canción romántica cursi: tuve este raro sueño en el que tú y yo nos...

—¿Si? —Jake pidió contexto al notar lo súbitamente que Allyson se detuvo.

—Que tú y yo nos casábamos.

—¿Casarnos?

—Sí, pero luego vi que Sarah oficiaba la boda y había tentáculos involucrados casi al final y...no lo tomaría tan en serio.

—Y aún así, lo estás haciendo.

—Creo que lo de mi madre me está volviendo loca...no puedo ni imaginarme el día en que me toque casarme yo —Allyson sintió un poco de temor y vergüenza al soltar dicha frase—. Es decir, claro: si es que decido casarme.

—¿Tienes miedo de la idea, rojilla?

—Falta mucho para pensar en eso.

—Se supone, pero piensa en el tiempo que hemos pasado juntos; es...una larga relación, y quizá es el paso natural.

—¡Por favor Jake! ¡Se supone que son los hombres los que tienen miedo al compromiso y al matrimonio!

—Eso es inesperadamente sexista para alguien como tú, Allye.

Casarse en DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora