Crudo | Harry Styles |

Capítulo cinco

Un grito amargo e irritado se escapa entre mis dientes apretados. Retiro su tacto de mis muñecas y me alejo dando un par de pasos atrás.

Algo en mi pecho golpeaba al igual que en mi cabeza.

Mi espalda choca contra algo blando y tibio, unas manos me toman de los hombros, sé que es Louis pero me importa un bledo y me retiro bruscamente.

No lo hagas no... Gritaba mi cabeza pero estaba por salir, trataba de dejarlo pasar pero no podía, estaba demasíado enojada.

Mis ojos retan a los de Harry. Mi cuerpo grita, observo su auto y lo primero que se me viene a la mente es patear con fuerza su foco, así que sin pensarlo dos veces me acerco lo demasiado y lo hago con los talones de mis zapatos.

El ruido de los pequeños cristales caer al suelo son satisfactorios para mis oídos.

-¡Jódete! - grito.

Su mandíbula se tensa tanto que me gustaría que sus dientes se quebraran, su ceño se frunce, pero no dice nada solo se queda observando la escena.

En algún momento va a explotar. Y cuando lo haga yo estaré lista para atacar.

-¡Gen! ¿Pero qué? - habla Louis con horror mientras da unos pasos hacia mi dirección.

-¡¿Enserio?!-ahora grita Harry y camina hacia mi.

Aleja de un manotazo a Louis y cuando llega a mis talones mi pecho choca contra el suyo y su respiración perturbada golpea mi rostro.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal. Mierda, de todos los tipos que conocía este es el primero que logra algo de ¿intimidación? en mi. Sus ojos entornan los míos.

-¡¿Qué mierda te pasa?! ¡¿Crees que rompiendo mis cosas va a devolverte ese maldito encendedor?!

-¡Cállate! -grite irritada. - ¡No tenias por qué perderlo! ¡Es mio!

-¡Es solo un estúpido encendedor!

-¡No me grites!-amenace con el dedo.

Mi pulso cardíaco había aumentado rápidamente, mi vista se me nublo por unos instantes, sentía como mis pies se aguadaban pero logre controlarlo, o eso creía.

Algo no andaba bien.

-Si no quieres perder una mano... Me devolverás ese estúpido encendedor -amenace nuevamente.

Realmente era estúpido estar gritándole a un desconocido por un encendedor, pero él sabía que era importante para mi. Lo sabía.

-¡Estas loca! -escupió fuertemente.

Sentí como sus palabras desgarraron algo en mi interior,

-¡Cállate!-grite empujándolo con ambas manos. Su cuerpo dio unos pasos atrás pero se volvió a balancear sobre mi.

-¡Estas loca! - gritó nuevamente.

El recuerdo de mi padre ebrio llamarme así, se cuela fríamente en mi cabeza.

-¡Cállate!-grite agarrándome la cabeza, dolía.