Sólo necesito que me ames

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-Entonces ¿no vendrás a mi boda?- Preguntó Samuel a través del teléfono un poco triste.

-No, tengo mucho trabajo estos días, lo siento, te lo compensaré y os mandaré mi regalo el... gran día.- Dijo Guillermo con lágrimas en los ojos casi desbordándose, diciendo lo último en un susurro.

-Oh, no te preocupes por el regalo, sabes que estando allí a mi lado estaré muy feliz, pero no se va a poder.

-Claro, te deseo lo mejor junto a Estefania, espero que seáis felices por siempre, tengo que colgar, adiós Samu.- Dijo haciendo que a Samuel se le formara un nudo en la garganta.

Samuel terminó la llamada y dijo en susurro sabiendo que nadie le escucharía:
Yo quiero ser feliz contigo.

×××××××∆

Ya había llegado el día más esperado, el día en que Samuel De Luque se casaría con Estefania Hurtado Franco, "la mujer perfecta" según los De Luque, excepto para Samuel.

Entonces la vio.

Venía hacía el con una sonrisa formada en su cara, es una chica muy hermosa y humilde, cualquier hombre estaría dispuesto a casarse con ella sin duda, pero Samuel no era ese tipo de hombre.

Tenía un vestido con corte de corazón, largo y esponjoso, con su cabello suelto con pequeños rizos en él, con una tiara en la parte de arriba, simplemente hermosa.

-Hola.- Dijo susurrándole con su típica sonrisa, después de que su padre la dejara en el altar.

-Te ves preciosa.- Halagó Samuel por cortesía.

Y así transcurrió la boda, con una Estefania ilusionada y con un Samuel muy indeciso.

- ¿Estáis decididos a amaros y respetaros mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del matrimonio, durante toda la vida?- Preguntó el sacerdote.

-Sí, acepto.- Respondió Estefania rápidamente.

-¿Y tú Samuel?- Dijo el sacerdote haciendo que la mirada nerviosa de Estefania fuera directamente a él.

-Y-yo... no puedo.- Dijo en susurro soltando poco a poco las manos de ella.- Lo siento.

Luego de decir eso salió corriendo de allí escuchando a cada paso que daba como sus padres gritaban que regresara y a Estefania llorando.

Sabía a donde iría, donde él pertenece, con el verdadero amor de su vida; Guillermo.

Tocó la puerta desesperado por saltar a sus brazos, besarlo y decirle cuánto lo amaba.

Ya que nadie abría supuso que él no estaba, hasta que observó que la puerta estaba entreabierta.

Pasó por aquél marco, caminando por el salón hasta su cuarto, pero no había nadie, así que fue hacia el garaje encontrándose el carro de Guille encendido con él adentro.

Samuel lo entendió todo y se dirigió hasta él corriendo tapándose la nariz para no aspirar ese gas, encontrándose en el interior a un Guillermo moribundo casi inconsciente.

-¿¡Guille qué has hecho!?- Dijo Samuel histérico cargándolo estilo nupcial fuera del garaje.

-Sólo necesito que me ames.- Dijo cerrando sus ojos para siempre.

Sentimiento Que No Es Mutuo {Wigetta - One Shot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora