Narra Jennifer
Llegué a nuestro departamento con un montón de bolsas repletas de ropa que sabía que harían que a Gabriela se le cayeran las tangas... Eso si es que sabía lo que eran las tangas, con esa inocencia uno nunca sabe.
Ella estaba encerrada en la habitación seguramente ordenando su nuevo cuarto.
—Hey, he llegado.— avisé desde el otro lado de la puerta. —En una hora nos vamos así que vete alistando, Gabriela.
—¡Entendido!— respondió ella animadamente desde el otro lado haciéndome reír ante su entusiasmo fingido.
Entré en mi habitación, dejé las bolsas y luego me bañé rápidamente para cambiarme. Abrí una bolsa y saqué un brazier color blanco junto a unas tangas que le combinaban, me coloqué la camisa a cuadros azul oscuro nueva abrochado todos los botones menos los dos primeros y el último para darle un toque más atractivo para ella. Necesitaba que esa chica se derritiera por mí, no podía soportar que alguien me rechazara y menos si era tan bonita. Me coloqué unos jeans negros y unos tacones azules. Mi anillo no podía faltar, pues no me lo quitaba jamás. Arreglé un poco mi cabello y lo ricé rápidamente lo mejor que pude con el poco tiempo que disponía, para cuando terminé quedó un toque un poco rebelde en mi cabello pero se veía sexy. Estaba lista para llevar a Gabriela a la cama. Metí un par de cosas en mi bolso y fruncí el ceño al darme cuenta de su contenido.
—¡Estoy lista!— grité desde mi habitación asegurándome de que me escuchara.
Oí la puerta de su habitación abrirse así que salí de la mía solo para encontrarme con una chica con una blusa roja que le quedaba de maravilla, unos Blu Jean's, un par de Nikes negros y una trenza de lado en el cabello que me dejó boquiabierta. Hice lo mejor que pude para no desnudarla allí mismo. Yo no suelo usar palabras como "hermosa", "maravillosa", "deslumbrante", "preciosa", "despampanante", "increíble", "bellísima" y cualquier otro adjetivo descriptivo superior a "linda" en chicas pero... —Estás grandiosa.— fue lo primero que murmuré luego de recorrer su cuerpo con mi vista. Como de costumbre ella se sonrojó.
—Tú estás...— su visión se fue disimuladamente a mi escote provocador. —Sólo wow...— tragó saliva levantando mi ego.
—¿Nos vamos?— me acerqué a ella y junté nuestros brazos haciendo que mis pechos la rozaran. Me era imposible no coquetear con ella en esa ropa.
—C-claro.— susurró evitando mirarme a los ojos.
Sonreí ante su nerviosismo y salimos del apartamento camino a el estacionamiento donde estaba mi jeep negra. De no haber gastado tanto en el auto tal vez tendría un departamento que pudiese pagar yo sola, pero entonces no tendría una sexy nerd de ojos verdes.
Le abrí la puerta del copiloto y me extrañé ante mi propio gesto, pues yo no era de las chicas caballerosas. Con el ceño fruncido abrí la puerta del conductor y me dispuse a conducir al bar.
Narra Gabriela
Estaba preciosa, era una diosa con ese escote demasiado atractivo a mi visión. Tuve que mirar su reflejo por la ventana para no verla directamente y que creyera que yo era una pervertida.
—¿Tienes hambre?— rompió el silencio que había. —Tengo unas galletas en mi bolso en caso de que te diera hambre.— voltee a verla disimulando mi sorpresa.
¿Ella pensó en mí?
—La verdad tengo un poco de hambre...— admití tímida.
Ella sonrió y pude sentir mis latidos aumentar de inmediato ante la perfecta curva que había en sus labios. No lo había notado antes pero ella no traía maquillaje. Era belleza natural.
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Cálida como el sol. (Yuri)
RomanceContinuación de "A su lado no hace frío" pero con una historia diferente... Sus respectivas hijas. Jennifer era orgullosa, hermosa, para nada humilde y segura de sí misma. No dudaba en decir su opinión sin importar las consecuencias. La rebeldía era...