ADVERTENCIA: Yuri, si no te gusta, no lo leas.
—De verdad, ese francés debe darme las malditas recetas. No probé algo más rico y dulce que esto—menciono Marina, al mismo tiempo que lamia la crema que había quedado al costado del tenedor.
—¿De verdad? Pues yo creo que tu tarta de ciruelas es la mejor— comento (T/N), sonriendo ante el gesto tan concentrado de su amiga. Se acomodo un poco más en la cama y dio otra nueva probada a aquel postre. Supuestamente hoy debía de acompañar a Francis a una junta, pero, a l final, se termino quedando con su amiga en la casa. Hacía varias semanas que no se veían y debían ponerse al día con sus temas. El hombre supo comprender y, con una sonrisa, se marcho de casa.
Habian hablado de todo un poco. La rubia le había contado que había viajado con su padre, junto con su madrastra. Los padres de Marina estaban separados desde que ella tenía doce años y, la verdad, ese prospecto, no le afecto para nada. De hecho, cuando más pequeña, siempre se encontraba agobiada por las reiteradas peleas de sus progenitores. Tenía mala conducta en la escuela, era agresiva y algo matona. Nadie respondía por ella, a excepción de su cansada abuela que siempre trataba de hablar con ella para que dejara de golpear a los niños de grados superiores. No podía evitarlo. ¿Cómo no ser agresiva si vivía en un ambiente repleto de este sentimiento? ¿Cómo no querer gritar y arañar a la psicóloga que decía que debía calmarse? No, era imposible. Al final, ambos padres decidieron cortar el asunto de raíz, tal vez no tanto por la niña si no por ellos y cada uno se fue por su lado. Marina se encontró sola, pero tranquila. A veces extrañaba un poco la presencia de alguno de los dos cuando la casa estaba vacía, pero luego recordaba los gritos y platos rotos y agradecía el silencio y la quietud. Quedo a la deriva, como si de un viejo muñeco se tratara y fue allí cuando comenzó a interesarse por el arte. Intentaba expresar todos sus sentimientos a través de este. Y el resultado le gusto, era mucho más bonito que verle la nariz rota a alguien. La tranquilidad dio paso a la felicidad y a las risas. Su abuela la cambio de escuela y ella comenzó de nuevo. Ya no era Marina, "La Bestia", solo Marina, la chica que dibujaba monigotes graciosos y la que todos querían para los proyectos de arte. Conoció a sus familias. A veces era un poco complicado, porque no le agradaban del todo sus hermanastros por parte de su madre, pero nada que ignorarlos no arreglaría. Al final, todo había terminado bien.
—¡Oww! ¿De verdad?— exclamo la rubia, luego de oírla. Esbozo una enorme sonrisa, tanto que, a (T/N), le pareció que estaba a punto de romper sus mejillas.
—Si, claro. Un día la intente hacer... pero digamos que no quedo muy bien— murmuro, recordando como las frutas se le habían quemado y la había terminado tirando.
—¡Eres tan dulce!— diciendo esto, se quedo un momento callada, cavilando sus pensamientos. Su amiga estaba por hablar, cuando ella volvió a la carga—Aunque ya sé que es más dulce y delicioso que ese postre—
—¿Si? ¿Existe algo así?— pregunto, soltando una risilla. Marina sonrió y asintió con su cabeza. Con rapidez, se inclino sobre su amiga y mientras rozaba las puntas de sus narices, lamio, con cuidado los labiales ajenos. La chica sintió que su corazón se detenía por un minuto, para luego comenzar a latir como desquiciado. Sin poder evitarlo, soltó un ahogado jadeo, momento el cual, la rubia, lo aprovecho al máximo. Tomando el mentón de su ovejita en su mano derecha, coló su lengua dentro de la boca contraria, haciendo que sus labios chocaran. (T/N) pudo sentir una gran corriente eléctrica bajar, desde su cabeza, hasta sus pies. Aquello seguía siendo demasiado nuevo. Si, ya se habían besado, aunque hubieran hecho como si eso nunca hubiera ocurrido; si, notaba las indiscretas miradas que le enviaba Marina; si, Alemania le había dicho una y otra vez que su amiga estaba loca por ella; pero jamás la había sentido de esa manera: tan sensual, pero, a la vez, delicada.
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¿Daddy? (Hetalia x Lectora)
FanfictionLos países vieron la duda plasmada en los ojos de la niña. Si, aquello podría ser considerado extorsión... Finalmente, la muchacha se mordió el labio inferior y, con un gran rubor en sus mejillas, asintió con su cabeza. -Acepтo, dαddy...- Nadie dij...