¿Papá?

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Alma salía del colegio con la misma sonrisa radiante de siempre mientras buscaba a su madre, aunque en vez de verla a ella, vio a su padre; cosa que le estrañó ya que era su madre la que siempre le recogía del colegio.

-Papi, ¿dónde está mamá?

-Está malita.

-¿Qué le pasa a mami?- preguntó Alma con voz preocupada.

-Se encuentra mal y está durmiendo, así que no la molestes- respondió el padre con voz dura.

Ninguno de los dos dijo ni una palabra en lo que quedaba de camino a casa. Alma estaba ansiosa por ver a su madre así que, cuando su padre metió la llave en la cerradura de la puerta y sonó el clic que indicaba que la puerta estaba abierta, empujó la puerta rápidamente y echó a correr hacia la habitación de sus padres. Al encontrar la puerta cerrada Alma no quiso molestar. Le daba miedo que su padre se enfadara por ello. En realidad, a Alma le daba miedo su padre; cuando ella o mamá hacian algo mal, papá se enfadaba y les gritaba y pegaba muy fuerte. Por esa razón Alma no quería molestarle.

Para olvidarse de ello, Alma se puso a jugar con un puzzle nuevo que el Tío Fermín le había comprado hacía solo unos pocos días y es que a Alma, pese a su corta edad de tan solo 5 años, le encantaban los rompecabezas y todos los juegos relacionados con enigmas y misterios.

Las horas pasaron y su madre no salía de la habitación.

-Estará cansada-pensó.

Su padre la llamó para que fuese al baño,era la hora de bañarse. A Alma le encantaba bañarse porque podía jugar con su sirena y las burbujitas que se formaban cuando echaba mucho jabón pero su padre le tenía preparada otra sorpresa...

Cuando llegó al baño su padre ya le estaba esperando. Su padre empezó a desvestirla para meterla en la bañera pero ella se quejó y le dijo que podía hacerlo sola. A lo que su padre le respondió con un tortazo en la mejilla y un grito: ¡TÚ HARÁS LO QUE YO TE DIGA,ESTATE CALLADITA Y QUIETECITA!- le gritó. Alma asustada le hizo caso pero cuando su padre terminó de desvestirla no la metió en la bañera si no que se quedó contemplandola durate un largo rato hasta que se acercó a ella y lo hizo.

Alma se quedó petrificada, no podía ser, en realidad ella no sabía lo que estaba pasando. Su padre le estaba introduciendo los dedos índice y anular en el interior de su pequeñito cuerpecito.

-Papá...me haces daño- le dijo con un hilo de voz a su padre mientras le temblaban sus delgaditas piernecitas.

-Lo hago porque te quiero- le respondió su padre con  voz dulce.

Alma no pudo soportarlo más, las piernas le fallaron y se quedó de rodillas en  el suelo mientras su padre seguía y le hacía cada vez más y más daño. Su padre no paró hasta que de donde su padre tenía los dedos, salió un líquido blanco viscoso. Acto seguido su padre se fue y la dejó ahí, tirada en el suelo con un gran dolor entre sus piernecitas.

La niñita sin fuerzas se metió en la bañera y se duchó, esta vez no jugó con su sirenita ni con las burbujas. Su cabeza estaba llena de una única frase: Esto está mal y tengo que contárselo a mamá. Así que se duchó e intentó tranquilizarse un poquito.

Cuando terminó salió silenciosamente del baño y se introdujo en la habitación de su madre para verla. Cuando llegó a la cama se dio cuenta de que su madre estaba ahí tendida con los ojos cerrados. Se acercó a ella y le cogió la mano. Alma se sorprendió, la mano de su madre estaba muy fría.

-Si que está enferma mamá ,tiene la mano congelada.- pensó Alma- A no ser...

Rápidamente Alma puso su mano sobre la nariz de su madre para ver si respiraba pero...no lo hacía, su madre no tenía pulso, ella...estaba muerta. En el momento en el que Alma se dio cuenta de ello, la puerta de la habitación se abrió de golpe y lo único que pudo ver fue a su padre con un martillo en la mano. Alma estaba tan asustada que se quedó paralizada y no pudo esquibar el martillo que su padre le lanzaba a su pequeña cabecita asi que le dio de pleno. Lo último que vio Alma fue lo quea ella  más le aterraba en este mundo, la oscuridad. Y así, muerta de miedo es como murió Alma.

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