Capítulo 29: Comienza la guerra

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Cuando el Open Castle fue completamente abierto y Albert, Pauline, Fer y unos pocos magos de la Academia más entraron, mi puerta fue abierta repentinamente por Martha, quién estaba completamente fuera de sí. Cogiéndome del brazo con fuerza y sin delicadeza, me gritó mientras me arrastraba por los pasillos:

- ¡Espero que tú no tengas nada que ver con esto, porque de lo contrario tendré que matarte!

Iba a responder cuando se oyeron unas pisadas en el pasillo de enfrente de nosotros. Martha se asomó por la esquina, intrigada por quién podría ser el que estaba caminando, cuando de repente cayó al suelo estrepitosamente. Albert acababa de romper un enorme bloque de hielo en su cabeza, y la rubia se había desmayado inmediatamente. El Mamoot Slayer me sonrió y me dijo:

- ¡Qué bien que estés bien! Vamos, ¡no hay tiempo que perder!

- Creo que sería mejor separarnos. En cuanto lo sugerí Albert me miró con cara rara.

- ¿Por qué?

- Así cubriríamos más terreno y de todas maneras yo puedo apañármelas solo.

El joven asintió poco convencido y se fue por el pasillo en el que Martha y yo habíamos venido. Yo enfilé recto, hacia donde Albert se dirigía, esperando encontrarme algo interesante.

Pauline se encontraba totalmente perdida por los interminables y estrechos pasillos del Open Castle. Cien magos habían sido seleccionados para esta importante expedición que tenía como intención usar el plan que tan bien había resultado con Cazadores de Magos y con Elementarial: destruir el Key Impery desde su corazón, desde el castillo en el que se gobernaba todo Eioria. Alba, Vincent y Michael se habían quedado para coordinar el ejército y luego partirían. También se había contactado con Sonia, quién llevaba un año desaparecida, y ella estaría acudiendo muy pronto al Open Castle. Ammulets se iba a reunir e iba a acabar con su ex líder, con su miembro traidor, con Marcus Chai. Ella estaba dirigiendo un pequeño equipo de diez magos de nivel medio. Hasta el momento no se habían encontrado con muchos soldados, ya que la mayoría se encontraban dirigiendo el ejército. Además, se había puesto una barrera alrededor del castillo, de manera que nadie podía entrar y nadie podía salir. La suerte estaba echada. El grupo de Pauline llegó a una intersección y la joven mandó a un mago a ver lo que había tras la esquina. Era casi un niño, y su cara ya pálida se volvió completamente blanca. Se giró rápidamente y trató de hablar, pero su boca no emitió ningún sonido. En ese momento cayó al suelo, muerto. Inmediatamente después, los otros miembros del escuadrón de Pauline cayeron desplomados al suelo, con su cara trasformada en una grotesca mueca de terror. Entonces una mujer joven, con el cabello negro como el ala de un cuervo, la cara sombría y vestida de militar apareció por el pasillo. Miró con indiferencia los cadáveres, y sus ojos describieron un arco hacia Pauline. Fijó la vista en ella y dijo con una voz casi imperceptible:

- Hoy mismo será el día en que tu boca se cierre y el silencio se apodere de ti, asesina de la lengua.

Michael inspiró hondo y se preparó para la batalla. Tras organizarlo todo y asegurarse de dejar el ejército en manos competentes, los tres jóvenes se habían teletransportado a la falda de la Open Mountain, donde un chico joven que era el que se encargaba de hacer la barrera les esperaba. Él les estaba explicando ahora mismo que tendrían solo tres segundos para entrar en el castillo antes de que la barrera se cerrara, pero la mente de Michael vagaba hacia otros lados. Pensaba sobretodo en Elementarial y en Marcus, y por alguna razón, también en Alba. Cuando la charla se acabó, Michael sacó sus cartas más poderosas y se mentalizó para la batalla. No iba a ser fácil.

Albert se dio la vuelta rápidamente. La puerta que tenía a su espalda se había entreabierto misteriosamente, como incitándole a que entrara. El Mamoot Slayer no pudo resistirse a su curiosidad y la abrió por completo. Dentro había un gran bosque que parecía mágicamente puesto ahí. Una chica alta y de pelo castaño, vestida con una blusa ligera se hallaba sentada jugando con una mariposa y cantando una cancioncilla. En cuanto vio al mago de hielo, sus ojos se volvieron juguetones. Albert se acercó un paso más y entonces un jabalí trató de embestirle. Tras congelarlo, se vio rodeado de pequeños conejos de dientes afilados a los que convirtió en estatuas de hielo. Un ejército entero de animales que iban desde un ciervo hasta mariquitas salió del bosque, con los ojos rojos. Entonces la chica castaña se levantó y se puso al frente del ejército improvisado. Y dijo:

- Soy Silvy. Soy una de las tres consejeras. Soy la que te va a matar.

Laya Sun observó como el joven mago del tiempo caminaba inquieto por los pasillos. No podía ni esperar a su encuentro...

Ammulets Parte I: TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora