206. The Holder of the Northern Light

56 3 0
                                    

En Kenai, Alaska, ve al punto más alto posible, puede ser una colina o la azotea de un edificio. Lleva un arma, preferiblemente de fuego. Allí, verás a un hombre de 35 años de cabello corto y gris. Vestirá pantalones, botas, una gabardina y un sombrero, todo negro. En su mano derecha llevará un paraguas negro doblado. Te mirará. La sonrisa que te dará será desconcertante, sus ojos azules y glaciales mirarán directo en las profundidades de tu ya torturada alma. Comentará sobre lo bueno que está el tiempo. No estés de acuerdo con él, en vez de eso, dile: "Está un poco caluroso para mí".

Una vez escuche esto, sus ya misteriosa sonrisa se intensificará, y sus ojos se entrecerrarán en satisfacción. Mientras él abre su paraguas, te darás cuenta que la nieve a tu alrededor cae mucho más pesadamente, y que la temperatura ha bajado bastante. Eventualmente, tú y él serán los únicos seres restantes, ante el vasto campo blanco. El océano estará completamente congelado, y la tierra a tu alrededor comenzará a transformarse, desde una ciudad hasta un mero desierto frío.

El hombre mirará al cielo y sonreirá. Sobre él estará la aurora boreal, en todo su esplendor. Mira más profundamente en ella. Admirarla simplemente no es suficiente, y habrás desperdiciado tu visita. Estúdiala como si fuera la cosa más impresionante que hayas visto alguna vez. Si aún no notas nada extraño, entonces agradece al hombre y vete. Cuando regreses a la civilización, deshazte de todos los Objetos que tengas. Dáselos a otros Buscadores, destrúyelos, etcétera. Tú no eres el Elegido para reunirlos, y tus esfuerzos habrán sido en vano. Regresa a tu vida normal, si es que aún existe.

Si eres un verdadero Buscador, uno de los pocos que existen, entonces verás una anomalía entre los lumínicos lienzos: Una pequeña puerta, hecha de luz translúcida, que descansa en el centro de la aurora. Reconoce su presencia asintiendo con la cabeza y diciendo: Veo el camino hacia los sueños rotos. No pasará nada si dices esto sin ver la puerta. Si realmente la ves, y te sientes con calma, unas escaleras de colores centellantes te guiarán hacia ella.

Ve por las escaleras. La subida será larga, cansina y fría. Sigue adelante. El conocimiento de que realmente eres uno de los elegidos es lo suficientemente preciado como para conducirte delante. No te detengas, no vaya a ser que el Holder cambie de opinión. Eventualmente, llegarás a la puerta. Ábrela con la mente despejada y una expresión de calma.

Dentro, habrá una isla de hielo flotante. El hombre te estará esperando, su sombrero negro inclinado para esconder sus ojos. Inclínate respetuosamente y estira tu mano ante él. Lo que pase ahora es su decisión. Si te ha desaprobado, entonces prepara tu arma. Su paraguas instantáneamente congelará todo lo que toque, y lo usará contra ti pronto. Sin embargo, si él cree que eres merecedor de tu título, sacudirá su mano, dejando sobre ella un cristal pequeño y transparente. En el interior del cristal, estarán danzando los exóticos colores de la aurora boreal.

Agradece al hombre y sal por la puerta. Te encontrarás fuera de una cafetería cerca de tu casa.

El cristal es el Objeto 206 de 538. Cuando las luces se alcen una vez más, el fin será inminente.

The Holders 201-400Donde viven las historias. Descúbrelo ahora