Por segunda vez en menos de veinticuatro horas aproximadamente, me han hecho decidir entre dos opciones sin que sepa cuáles serán las consecuencias y en cómo me afectará.
Tomar una decisión que cambiará el rumbo de mi no-vida.
Era una decisión que me aterraba tomar ya que no importaba cuál opción escogiera, iba a pasarla mal de todos modos.
Por un lado, si elijo no tomar el contrato, pasaré el resto de la eternidad siendo castigado por los tortoribus según mi peccatum, que es la lujuria. Dudo que sean tiernos conmigo.
Y por otro lado, si elijo tomar el contrato, tenemos al Caput, el Jaime, que propone las mismas condiciones pero a cambio me devuelve mi alma.
En cierto modo, no tengo por donde perderme; que me devuelvan mi alma contra nada. Pero él no me aspira confianza. Es el Caput, el jefe, obligadamente es el más malvado, maligno, vil, perverso, ruin e infame de todos los Daemones, sino, ¿cómo llegó a su actual puesto? Aparte, no podía quitarme de la cabeza cómo sonreía cuando vio que mi peccatum es la lujuria. Era una sonrisa ¿burlesca? ¿Lasciva? Quién sabe.
"Yo tengo mis razones"
Eso también me había causado desconfianza. ¿Cuáles eran esas razones? ¿Debía temerle a esas razones? ¿Debía temerle al Caput? Por la chucha, todo me causaba desconfianza en ese momento.
¿Qué haré?
¿Qué opción debo elegir?
-Oye, ya po, me aburro. Decide rápido.- El Caput estaba mirándome, apoyando su cabeza en su mano.- No tienes idea de cuantas animae desgarrarían la piel de otros e incluso se amputarían varias de sus extremidades para poder conseguir un contrato mio.-
"No es fácil decidir cuando no importa lo que hagas, te van a violar igual"
-Eh... yo...- No sabía qué hacer. En un ataque de desesperación, se me ocurrió mirar detrás de mí para ver al Edgar, pidiendo exasperadamente por medio de mi expresión algo de ayuda.
Él me miró de vuelta y supongo que entendió mi intención a lo que él sólo respondió asintiendo y luego mirarme con determinación. Lo tomé como un "haz lo que creas que es correcto, o por lo menos que no es tan malo". Ese gesto me inspiro algo de seguridad en mi mismo, tratando de ver las cosas positivamente. Aunque, ¿cómo se ve positivamente una situación como esta? Fácil. Con una opción gano algo.
-Está bien, acepto tu trato...- El Caput sonrió ante mi respuesta.
-¡Magna, mirabile, praeclarum! (Estupendo, maravilloso, genial)- "Estupendo..."
Sucedió de nuevo. Una palabra inesperada volvió a llegar a mi cabeza cuando el Caput habló. ¿Por qué sucede esto?
-...pero con sólo una condición.- Le dije esto mientras levantaba mi dedo índice.
-¿Condición? ¿Con que derecho me exiges una condición? No puedes pedirme una condición, no estás en posición de pedir una.- Expresaba ahínco en su decisión, incluso se había inclinado hacia mi dirección recalcando su negativa, pero no iba a aceptar un no por respuesta.
-Entonces no quiero tu asqueroso trato.- Estaba a punto de darme vuelta y caminar, pero...
-¡Uy conchetumare! Animae culiás, siempre le andan hichando las pelotas a uno. No importa lo que uno haga, siempre andan weándolo. Nunca pueden aceptar las weás que les proponen. "ay es que esto", "uy es que esto otro" ¡SON MÁS IRRITANTES QUE LA CHUCHA!- Puedo jurar que llegué a ver fuego en sus ojos. Literalmente. Después de perder los estribos y de ese puteo chilensis (¿por qué puteó en chilensis? Es un misterio) se agarró las sienes, sobándoselas y suspiró.- A ver, ¿Qué weá querí?-
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¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]
FanfictionNicolás despierta en un sombrío y misterioso lugar. Desorientado, ve a una extraña criatura aparecer y esta le anuncia que acaba de morir, pero no todo está perdido para Nicolás, ya que a su vez la criatura le dice que existe una posibilidad de que...