Sinopsis: La vida es como escuchar una canción, de repente el sonido puede cambiar bruscamente y tú, sencillamente, no puedes ignorar este cambio, porque podría ser el sonido mas hermoso que escuches en tu vida.
Pareja principal: VHOPE
Personajes: T...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hoseok despertó ese mediodía con más sueño del que tenía antes de dormirse junto a Taehyung. Intentó no pensar en nada, sólo en que se encontraba en la cama de su mejor amigo, que habían dormido juntos otra vez y que si era posible sentir de esta manera en otro lugar que no sea al lado de él, Hoseok no lo sabía y no quería saberlo jamás. Era tan extraña esa felicidad, esa sonrisa inevitable que se le escapaba y a la vez la profunda preocupación de lo que seguía después de esto. A veces solo intentaba no pensar en nada, porque su corazón comenzaba a latir de una manera tan molesta que le gustaría no tenerlo en el pecho porque el sólo hecho de sentirlo latir con culpa, dolía mucho.
En cambio, se concentraba en Taehyung y en como siempre se las arreglaba para hacer latir su corazón de otra forma. Era esa sensación inquieta y especial que solo la sentía cuando estaba cerca de él. Hoseok siempre supo que amaba a Tae, pero jamás pensó que podía llegar a amarlo de la manera en la que lo hacía ahora. Parecía que su corazón le agradecía que por fin hacía algo honesto por él mismo, después de haber permanecido años creyendo que sólo iba a poder ser el mejor amigo de la persona de la que estaba enamorado y enterrando sus sentimientos para no arruinar la única forma en la que creía que podían estar juntos. Hoy todo era diferente. Su corazón se había entregado completamente al sentimiento. Y Hoseok solo deseaba detener el tiempo, porque había cosas a las que no quería enfrentarse.
Abrió los ojos, no deseaba pensar en eso, solo quería sentirse valiente ahora mismo para girar su cuerpo y besar a su amigo. Aun ninguno se acostumbraba a la nueva dinámica entre ellos, pero cada momento que pasaban juntos siempre los hacía desear más... Miró a su lado, no sentía el peso del cuerpo de su amigo, Taehyung no estaba allí. Tomó su celular dormitado aún y se sorprendió de ver la hora, él generalmente no dormía tanto, pero últimamente se sentía más cansado de lo común. Se levantó y suspirando comenzó a buscar a Tae, tanto había deseado amanecer con él y las dos veces que habían dormido juntos, uno de los dos escapaba de la cama antes que el otro.
— ¿Tae? — lo llamó entrando a la cocina. Pero aparentemente estaba solo en el departamento. Sobre la barra de la cocina Taehyung había dejado varias cosas para comer y una pequeña nota.
Hyung, creo que lo del dorama era verdad, me llamaron porque quieren que firmen contrato, no lo creo aún... Vuelvo pronto. ¿Me esperas? No quise despertarte, te veías cansado, descansa mucho para cuando regrese. Te quiero.
Hoseok sonrió y tuvo que leer dos veces la nota para cerciorarse de que todo lo que estaba sucediendo era verdad... Taehyung estaba a punto de conseguir algo realmente importante. Hoseok no podía estar más orgulloso, de a poco cada cosa en la vida de su amigo tomaba su correcto lugar, su trabajo, su carrera, su con relación con él. Sonrió pesadamente ante ese pensamiento, porque a pesar de su felicidad, un cosquilleo desagradable de nervios se alojó en su estómago y le indicaba que ya era momento de ser franco con Taehyung. Existía esa pequeña parte de su vida que siempre escondía hasta de él mismo y que no podía ocultar más, simplemente porque ya era omitir demasiado y estaba siendo deshonesto con Tae, con quien estaba empezando una nueva historia. Se puso miles de excusas los últimos dos años, pensando que ningún momento era el adecuado para exponer a Taehyung a lo que él debía decirle, cuando la realidad era que Hoseok solo tenía que decir la verdad y punto. Pero el mayor se encontró con una versión de él mismo que nunca pensó conocer: tenía miedo, todo el tiempo. Y ese miedo lo mantenía paralizado. Miedo de perder a Taehyung, miedo de lastimarlo, miedo de estropear su felicidad, miedo de dar un paso adelante, medio de echarse atrás, y así estaba todo el tiempo. Entonces, dejaba que el universo tomara las decisiones por él, callándose todas las palabras que debía decir.
