El tiempo había pasado, Esmeralda fumaba menos y Abril podía notar su esfuerzo esta vez, aunque le tenía paciencia. Estaban sentadas en la sala, ambas en el sofá y estaban solas, para Paola era normal que ella estuviera en casa todo el tiempo y comprendía que se habían hecho muy amigas, tenían cosas en común.
Les gustaban las plantas, la pintura, también se divertían de manera diferente y Esmeralda le enseñaba a tocar guitarra a Abril.
Esmeralda estaba a punto de irse porque tenía que reunirse con su madre quien había venido de visita desde Canadá, se despidió de Abril con un lento beso en los labios porque le iba a hacer mucha falta. No escucharon los pasos de Paola quien iba entrando con las compras de la comida, las pilló en pleno beso quedándose de piedra, hasta botó una bolsa que llevaba en el brazo.
— ¡¿Qué están haciendo ustedes dos?! —gritó furiosa y desconcertada
El grito sobresaltó a ambas así que se separaron enseguida, Abril estaba nerviosa, cerró sus ojos sin tener la menor idea de lo que su madre haría. Esmeralda parecía analizar la situación
— Paola, sé que esto para ti no está bien... pero estoy enamorada de Abril. —se excusó levantándose de su asiento
— Esmeralda, sal de mi casa ahora —trató de controlarse cerrando los ojos
Paola se descontroló, le lanzó una de las bolsas que llevaba a Abril; por suerte no le atinó y Esmeralda hizo que Abril se pusiera tras ella para que no la golpeara, Abril cuando vio a su madre demasiado molesta le dijo a Esmeralda que mejor se fuera, dudó un poco pero se marchó.
***
Cuando su madre se había calmado se sentaron en la sala, Abril estaba nerviosa porque no sabía si iba a reaccionar de la misma forma, ella estaba sumamente molesta, se le notaba en el rostro. Abril tragó saliva, miró al frente evitando el rostro de su madre.
— Lamento que te hayas enterado de esta forma, pensábamos hablar de esto contigo. Esmeralda lleva bastante tiempo conmigo, ella me gusta mucho y la quiero también, es linda conmigo y no se ha aprovechado de mí, es muy pura con sus sentimientos.
— No me molesta que sea una mujer, me molesta su edad. Es demasiado mayor para ti, además es mi compañera de trabajo, tú solo eres una niña, cómo puedes saber que la amas en serio. Me molesta también tu desconfianza, me vieron la cara de tonta. —habló con voz relajada aunque parecía cansada.
— Mamá... su edad es lo de menos, cinco años es normal, no tiene nada de malo.
— Voy a renunciar al trabajo, no quiero que te vuelvas a encontrar con ella. Prohibido usar el teléfono, no celular, tampoco vendrás sola a casa, te iré a traer en coche.
Esa noche Abril lloró mucho, le dolía saber que nunca más vería a Esmeralda. Su madre era demasiado cruel, la quería mucho pero no sabía por qué no comprendía el cariño que ambas se tenían.
La visita de su madre la recibió con alegría aunque parecía estar en otro mundo, Benjamin se encargó de todo mientras ella solo guardaba silencio y respondía cuando le preguntaban algo aunque lo hacía después de unos segundos. Nunca se había sentido tan perdida.
Cuando llegó a casa lo primero que vio fue la fotografía que atesoraba al lado de su cama, un suspiro exhaló seguido de muchas lágrimas por ese amor tan diferente solo por cinco años.
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Un cigarro de merienda
Short StoryAbril un día común y corriente se encontró con unas piernas esbeltas que llamaron su atención, eran pertenecientes a una veinteañera con minifalda que todos los días a las 4:00 PM toma la merienda de un cigarrillo en las afueras del edificio en el q...