-¿Qué haces Mangel?
-Nada... Te extraño.
-Yo también, quiero verte. ¿Qué tan lejos está Algarinejo de Madrid?
-Hmmm, no sé. Tengo una idea, pero dirás que estoy loco.
-¿Qué idea?
-No cuelgues, voy a cambiarme y a empacar algo de ropa.
-¡¿Qué?! ¿Ropa para qué? ¿De qué hablas?
-Te necesito Ruben; lo necesito.
-No eres capaz de hacer esto.
-¿Bromeas? Lo haré, pero tienes que hablarme todo el camino.
-Empaca, sale al auto y empieza a conducir--Esto es una locura, aún no lo creo.
-Estoy decidido; ¡si no te veo me volveré loco, lo sé!
-Se oye un frenazo y cornetas de autos--¡Sal de mi camino, idiota! ¡Voy a ver al amor de mi vida!
-¿Qué pasó? ¿Mangel estás bien?
-Sí, sólo un imbécil daltónico que no sabe la función de un semáforo.
-Jajaja... Te amo.
-Se queda pensativo unos segundos mientras conduce...-
-Yo también te amo, Precioso.
-Llega al terminal y empieza a hablar con la encargada de los boletos--Señorita, ¿a qué hora sale el primer tren a Madrid?
-¡¿Es en serio?!
Srita: Sólo queda un boleto y sale en una hora aproximadamente.
-Perfecto; quiero ese boleto.
-¡Mangel respóndeme! ¡Estás demente!
-Shhh. También quieres verme, ¿o no?
Srita: Aquí está, disfrute el viaje.
-Gracias.
-¡Qué nervios! ¿Cómo me haces esto? Estás loco.
-Jajaja. Así de loco me quieres.
-¡No! En serio, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? ¿Dónde te vas a quedar?
-Hummm... Rayos, no lo había pensado. ¿Estás en tu computadora?
-No, pero está cerca, ¿por qué?
-Consigue el número de un hotel cercano y me lo pasas, por favor.
-Hmmm, bueno; ¿cómo llamarás sin colgar? Dijiste que hablaríamos todo el camino.
-Existe más de un teléfono en el mundo, mi cielo.
-Tonto. ¿Tienes para anotar?
-Sí, dime.
-El castaño le da el número del hotel-- Jaja gracias; ya reservo.
-Llama y reserva una habitación--No lo puedo creer aún, de verdad.
-Cálmate; no es nada comparado con todo lo que yo haría por ti.
-Cállate, eres un tonto.
-Te amo.
-Yo también te amo.
-Estoy aburrido, diviérteme mientras espero al maldito tren.
-¡No maldigas! Maldita sea.
-Jajaja
-Estás demasiado demente.
-¿No tienes otra cosa que decirme? Ya sé que estoy demente.