Capítulo 31

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"El caso de Shirabu Kenjiro."

Poco más de un año y medio atrás, un despejado y agradable día de Marzo se llevaba a cabo la ceremonia de graduación de Shiratorizawa. Después de la entrega de diplomas y los sentidos discursos a los estudiantes que dejaban la academia, los chicos abandonaron el salón de ceremonias para recibir las felicitaciones de sus familiares, saludarse entre ellos y sacarse las últimas fotos de despedida.

El equipo de volley ya había despedido a sus senpais, pero eso no impedía que Goshiki estuviese a punto de lagrimear, conteniéndose estoicamente junto al resto de sus compañeros, formados para darles un último saludo. Ushijima y el resto de los graduados a penas y pudieron saludarlos de nuevo, al ser abordados por profesores y compañeros de tercero para las fotos.

—¡Protégeme, Shira-shira! —exclamó Tendou de golpe, corriendo para esconderse detrás del menudo cuerpo de Shirabu.

—No quiero.

Semi apareció en ese momento con expresión enfadada.

—¡Casi me arrancas el uniforme! —le espetó a Tendou.

—Ya quisiera yo —escuchó Shirabu que murmuraba el pelirrojo detrás suyo.— ¡Es por tu bien, Semi-semi!

—¿De qué bien hablas? —replicó el otro, indignado.— Y deja de llamarme así.

—¿Puedo irme? —preguntó Shirabu entonces, en tono cansino.

—No, eres mi escudo humano contra la maldad de Semi-semi —repuso Tendou, aún sosteniéndolo por los hombros.

Shirabu rodó los ojos y bufó por lo bajo. Por lo que entendió de la discusión que siguió, Tendou le había arrancado el segundo botón del uniforme a Semi de forma sorpresiva.

—¡Te protegía de las chicas que te acosarían por el botón! —juraba Tendou.

Aunque el uniforme de Shiratorizawa no era gakuran, aún así las chicas pedían el segundo botón de la chaqueta de los chicos en el día de la graduación, como un signo de interés romántico. A Shirabu aquel tema le traía sin cuidado, por lo que se soltó del agarre de su compañero y se alejó para que se las arreglara solo.

—A Wakatoshi también lo estaban buscando algunas chicas —canturreó Tendou en tono mordaz, mientras Semi le arrebataba el botón de la mano.

Shirabu pretendió que no había escuchado nada y siguió su camino sin más, pero fue apurando el paso de a poco. No veía a Ushijima por ningún lado, ni con sus compañeros de tercero ni con el equipo de volley, y tampoco estaba con los profesores allí reunidos. No tenía sentido su urgencia en buscarlo, en verdad, pero aún así lo hizo. A partir del día siguiente no lo volvería a ver, porque además Ushijima se iría de Miyagi a Tokyo, reclutado por una de las universidades con el mejor equipo de volley. Esta vez no había nada que pudiera hacer Shirabu, por mucho que estudiara o se esforzara deportivamente, en esta ocasión estaba obligado a quedarse detrás. Y darse por vencido no era algo con lo que estuviese familiarizado.

Había decidido entrar a Shiratorizawa para poder jugar al volley con los jugadores más fuertes de la prefectura, pero principalmente por Ushijima. Desde la escuela media Shirabu había quedado cautivado por su estilo de juego, y decidió que haría todo lo posible para jugar en la misma cancha que el jugador más fuerte; y no solo en la misma cancha, si no como su compañero. Día y noche se esforzó hasta ingresar en Shiratorizawa, para convertirse en un jugador digno de servirle a su equipo y, sobre todo, a Ushijima. Lo admiraba con seria devoción, casi como cualquiera enaltece a un superior realmente destacable. Era imposible no gravitar a su alrededor, como lo hacen los astros menores en torno a las estrellas más grandes y brillantes. Quería aprender de él, ser alguien tan impresionante como él, dentro y fuera de la cancha.

El Club de los 5 - Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora