Harry se despertó en mitad de la noche, un tanto aturdido y confuso. Todo parecía dar vueltas en su cabeza. Sin embargo, sabía perfectamente dónde se encontraba. Estaba en su cama. En su hogar. En el lugar donde por primera vez se había sentido cómodo y seguro. En Hogwarts.
Harry intentó incorporarse desesperadamente, teniendo que desistir a los pocos segundos ya que le dolían todos y cada uno de sus músculos. Tenía la sensación de que se había visto envuelto en algo importante y odiaba el no poder recordar de qué se trataba.
Haciendo un gran esfuerzo consiguió abrir el dosel de su cama, pero no sirvió de nada ya que aunque harry se hubiera puesto las gafas, la oscuridad de aquella noche de luna nueva impedía que se pudiera ver nada.
Volvió a cerrar los ojos intentando tranquilizarse y recordar lo que había ocurrido. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de los ronquidos provenientes de la cama contigua; unos ronquidos que conocía bien, ya que llevaba oyéndolos casi diariamente desde que tenía once años.
Saber que su amigo se encontraba a pocos metros le reconfortó profundamente y, por un momento, pensó que era una de las muchas noches durante el curso en las que se despertaba debido a una pesadilla en relación con Voldemort. Pero pronto se dió cuenta de que su cicatriz no le dolía. Nada en absoluto, cosa que era de extrañar ya que ya se había acostumbrado a que le molestara en todo momento.
Se llevó la mano a la frente, buscando su cicatriz. Estaba allí, por supuesto, pero ya no era la misma. Harry no sabría explicarlo, pero siempre había sentido la cicatriz como si estuviese viva. Nunca se lo había contado a nadie, quizás por miedo, o porque realmente no se había dado cuenta hasta ahora... Fue entonces cuando Harry recordó todo. Cuando recordó cómo todos los Horrocruxes habían sido destruidos, incluyéndose a sí mismo. Cuado recordó cómo finalmente Voldemort había sido vencido.
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Harry Potter - Un nuevo comienzo
FanfictionDespués de la batalla final nada será igual.