Narra Gabriela
¡Al fin a la escuela! Llegó el lunes finalmente y desperté emocionada por iniciar la universidad. Tenía una compañera que seguramente era talentosa, después de todo la aceptaron en la misma universidad que a mí.
Me levanté de la cama dispuesta a despertarla, pues eran las 6am y estaba segura de que se quedaría dormida. Cuando salí de mi habitación para ir a la suya estaba ella con la ropa desarreglada, acostada en la cama sin sábana encima como si sólo se hubiese echado en la cama muy cansada como para cubrirse, uno de sus brazos colgaba de la esquina de la cama. Su cabello era un hermoso desastre y sin duda se veía tan bella como cada día de su vida. Sin embargo, algo llamó mi atención en esa escena en aquella habitación, y era el chupete que tenía en el cuello; era la marca de otra persona. Estaba segura de que no estaba allí el día anterior.
Con el ceño fruncido me acerqué a la cama y me incliné hacia Jennifer para despertarla.
—Es hora de ir a la escuela.— murmuré algo confundida por la marca en su cuello. Parecía que hubiesen chupado con fuerza y no pude evitar sentir una punzada en mi pecho. ¿Había tenido sexo la noche anterior? Ella seguía sin despertar. —Levántate.— pedí alzando un poco la voz. Su cabello despeinado y el olor a alcohol que me llagaba de ella ahora tenían un nuevo significado que me estaba molestando. —Despierta.— ordené moviendola un poco, pero ella no daba señales de querer moverse. ¿Qué era esa marca? ¿Quién la hizo? ¿Cuándo?
Algo se apoderó de mí y la desperté con una cachetada.
—¡¿Que demonios?!— susurró en voz alta sorprendida. —¿Qué fue eso? ¿Estás loca?— alcé una ceja viendo fijamente esos ojos esmeralda.
—Es hora de ir a clase.— informé dándome la vuelta y dejándola en la habitación confundida.
***
Salí de mi habitación con una toalla dispuesta a bañarme cuando la puerta de la suya se abrió revelando que Jennifer también tenía una toalla sobre su hombro.
—Tú primero.— dije volviendo a colocar la mano sobre la manija de la puerta, pues sólo había un baño.
—Espera.— me tomó la mano evitando que la abriera. —¿Por qué me pegaste?— la miré a los ojos esperando a que una respuesta elocuente se me ocurriera.
—¿Qué es eso que tienes en el cuello?— señalé con el dedo índice la marca. Ella soltó mi mano, tocó con su cuello y entreabrió la boca tapando el chupetón.
—No es de tu incumbencia.— murmuró bajando la vista. Tenía razón, no era de mi incumbencia.
Pero aún así no me agrada.
—¿Te vas a bañar o no?— pregunté frustrada.
—Sí.— respondió con la mirada aún en el suelo. Abrí la puerta y entré a la habitación aprovechando el tiempo para arreglar mi mochila.
***
Esa mañana no hice desayuno ni le sugerí comer juntas luego, y ambas nos fuimos en autos separados, pues no había razón para ir juntas si cada una tenía el suyo.
Luego de una eternidad conduciendo finalmente llegué a la universidad, era un enorme conjunto de edificios que lucían modernos en comparación a cómo se veía en los folletos. Sin duda era gigantesca. Había piscina, jardines, fuentes de agua, gimnasio, campo de fútbol y una cafetería.
Luego de encontrar mi salón me coloqué en la entrada suspirando nerviosa por conseguir compañeros, sonreí y en cuando crucé la puerta todas las miradas se colocaron en mí, además estaba Taylor con una sonrisa en cuanto me vio. Los murmullos comenzaron a llenar el aula.
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Cálida como el sol. (Yuri)
RomanceContinuación de "A su lado no hace frío" pero con una historia diferente... Sus respectivas hijas. Jennifer era orgullosa, hermosa, para nada humilde y segura de sí misma. No dudaba en decir su opinión sin importar las consecuencias. La rebeldía era...