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Hola Santiago...
Realmente veniste, hubiera preferido que no lo hubieses hecho; fue muy incómodo que me vieras sentada en esa fria camilla blanca y notaras mi apariencia cambiada totalmente por mi enfermedad. Mi piel completamente pálida como las sábanas mismas, mi cabello ain su brillo natural, mejor dicho, casi sin vida; mi rostro delgado y demacrado. Seguro te llevaste un buen susto. Extrañaba demasiado tontear contigo, ahora soy más espontánea, supongo que pensar que pueda no tener futuro hizo que me importara poco si llego a cometer alguna estupidez.

Sabes, decidí no tratarme...es mejor, personas más importante para la humanidad mueren en medio de su batalla...asi que, una chica de 21 años desconocida incluso para el 5% de la población mundial sea de tanta relevancia. Dejando de lado mi enfermedad; noté que estabas algo emocionado, mi curiosidad pudo conmigo y te pregunté al respecto... Me contaste que Violeta era la chica que más querias, me dijiste todo lo que te gusta de ella... y que pensabas confesar tu sentimientos hacia ella este domingo.

Me limité a sonreirte con total naturalidad y te felicité; esta demás decir que mi pecho dolía demasiado, al parecer te diste cuenta, por lo que llamaste a un doctor. Lamento si te asuste. Estoy bien.

~Chica Anónima~

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