Monster

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Comenzar a explicar algo es difícil, y más cuando no hay palabras ni expresiones suficientes para describir eso del cual, tu quieres narrar. Hay demasiadas cosas que hasta que no las pruebas, no puedes entender lo que siente esa persona.

Un ejemplo bastante claro es la comida, tu comienzas a probar cualquier cosa que te pongan encima de la mesa y tu seras capaz de expresar cuales son las razones por las que te ha agradado ese alimento, pero claro, ¿Como expresar que el único alimento que me gusta no proviene de una planta o un animal?.

Bueno, me equivoco al formular mi pregunta, mi alimento proviene de un animal, pero ese “animal” es el dominante, el único que nace con cuatro patas, después tiene dos y por último tres patas, pero tampoco hay que ponerse filosófico ahora, me está entrando el hambre.

En aquella sala, se respira el aire de una manera diferente al que hay detrás de esa puerta, aqui tan solo se puede respirar una mezcla de olores que hacen imaginar una mesa con diferentes alimentos, todos deliciosos.

En esta, apenas hay ventanas, tan solo un pequeño hueco en la pared con gruesas rejas que apenas permite que entre la luz del sol. Esto parece una cárcel más que una habitación, y es normal, no confían en mi.

“Soy una persona buena, no haría daño ni a una mosca”

Eso es lo que querría creer y que los demás creyeran, pero los grilletes que están atados de pies y manos me dicen lo contrario, y menos mal que no me han puesto esa estúpida mascara, al parecer, no estaban a prueba de “Springtraps”, en que lugar me han ido a meter, aunque ni yo se en que lugar me han metido.

Sólo recuerdo vivir una vida repleta de felicidad, con mi perro, y luego me metieron aquí sin hacer nada. ¿Te lo creistes? Esa es otra de las mentiras que alguien se tragaría para poder soltar estos estúpidos grilletes y así yo, “darle las gracias” a mi salvador, o más bien, a mi comida.

Es cierto lo primero que dije, vivía una vida llena de felicidad con mi perro, pero hay veces que la locura se apodera de ti. Antes de ser lo que soy tomaba cualquier clase de frutas y verduras, por supuesto, mis favoritas eran los tomates, es más, tenía un pequeño huerto de éstos, hasta que mi vida dio un giro inesperado. Mi mente no puede recordar que es lo que hizo que me convirtiera en este monstruo.

Siempre que salía a la calle, todo era un tormento, el olor de aquellos seres que pasaban por delante mía era delicioso, no podía controlar ese ansia de probar todo tipo de comidas. Pero antes, no era como ahora, llegando al punto de no querer salir de casa, de no querer relacionarme con nadie, de ni siquiera ver la luz del sol.

Mis amigos se preocupaban por mi, pero siempre les pedía que no vinieran a estas calles, que estaba bien, todo esto, con un tono relajado y tranquilo. Menos mal que tras el teléfono no pueden ver tu cara, ya que mis reacciones cuando llamaban eran demasiado tristes para cualquier persona.

Mis lágrimas siempre caían con cada mensaje de: “Esperemos que estés bien” o similares, y mis ojeras iban en aumento por mi falta de sueño. El mismo hambre no me permitía dormir y si me daba permiso, tenía diez minutos contados.

Todo era una rotunda tortura para este pequeño con orejas de conejo.

El tiempo pasó en aquella casa, y aunque pareciera mentira, mi vida fue cambiando poco a poco, pero para bien, mi organismo poco a poco se fue acostumbrando de nuevo a aquellas frutas y verduras. Lo único malo es que apenas podía salir de casa por miedo a que vuelva a sacar mi locura fuera de esa jaula. Tan solo podía observar a las personas pasar desde la ventana, desde un lugar donde su olor no pudiera recorrer mis fosas nasales.

Un gran día, recibí una grandiosa llamada por parte de mis amigos, explicándome sus razones por las que tendría que salir a la calle, realizar determinadas actividades y un largo etc...

“No, por favor, no me hagáis esto chicos”

Yo no quise salir a la calle, pero ellos si quisieron venir a mi casa. Fue un día por sorpresa, el cielo se tornaba oscuro con pequeñas pinzadas de colores claros. Las estrellas comenzaron a salir poco tiempo después. Yo me limitaba a apagar las luces y acostarme en mi cama, cuando ellos llamaron a la puerta.  Mi maniobra no era perfecta, ya que ellos podían entrar sin ningún problema.

“Caso error”

-Springtrap, ¿Estas despierto?- oí su voz aproximándose a mi cama. Yo me hacía el dormido, con la esperanza de que al final se fueran y me dejaran en paz.

-Springtrap, despierta, te traemos la cena- oí a su acompañante, por lo que no me quedó otra que abrir los ojos y sonreirles.

-Hola, chicos, cuanto tiempo - dije con voz desgastada. En ese momento, alguien encendió las luces de mi hogar, pudiendo apreciar sus caras de asombro al ver cada uno de mis rasguños en mi rostro.

-Springtrap ¿Duermes bien últimamente?- oí a alguien que estaba poniendo la mesa. Yo asentí con la cabeza y me senté en aquella mesa, para que pusieran la comida y todos comenzáramos a deleitarnos con esos hermosos alimentos.

Todo parecía normal, hasta ahora, todos nos reíamos y hablábamos de cosas que nos habían pasado, y aunque yo no podía hablar mucho, siempre podía contagiarme de sus risas y disfrutar de la poca compañía que tenía. Hasta Bestia también se alegraba de esta situación.

“Todo esta saliendo a la perfección”

Mal pensaste, pequeño Springtrap, siempre que alguien piensa eso, algo malo va a pasar, y como no era de extrañar, ocurrió.

-Auch- oí a uno de los invitados, que observaba su dedo con mucha delicadeza-Me he cortado- dijo a continuación de otro quejido.

“No, por favor, no”

-Chicos, tenéis que salir de aqui- le dije, apretando el pantalón con mis manos lo más fuerte posible y dirigiendo la vista a este, pero ya era demasiado tarde, el olor había llegado a mis pulmones, y esa sensación me está pidiendo salir de esa jaula.

-¿Por que? Todo acaba de comenzar- oí a alguien, pero no me percaté de quién era.

“Hermoso olor”

-¡Marcharos!- dije, dejando escapar algunas lágrimas. Ellos se miraron algo sorprendidos por mi reacción.

“No puedo mas”

-No entiendo que te ocurre, Springtrap-

-Os lo he avisado- dije esta vez levantándome de la silla, provocando que está cayera al suelo, y en un impulso, ya tenía la mano de aquella en mi poder, llevándomelo a la boca y pegando un mordisco.

Los gritos comenzaron a oírse por la sala, las luces se apagaron y a partir de ahí, mis recuerdos están algo borrosos, ya no era esa persona que solía ser. Mi único recuerdo más reciente era el de luchar con aquella persona, y que sin saber cómo ni por qué, se clavó algo en el ojo.

A partir de ahí, no recuerdo nada más, apareciendo en esta sala oscura con olor a líquido carmesí. No volví a ser el mismo, no volví a ser una persona en la que tengas que confiar. Simplemente, soy un monstruo más en este lugar.

De pronto, la puerta de aquella habitación se abrió de par en par, mostrando una sombra, que a medida que avanzaba ponía distinguirse quien era. Una chica con un moño y un mechón de color rosa se acercaba a mí. En ese momento, con una sonrisa algo burlona y mostrando cada uno de mis dientes, decidí saludarla.

-Hola, Mangle ¿Que tal va tu ojo?-

~Fin...~

Monster ( #SICKFNAFHS )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora