Capítulo 17

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Maratón 2/3

Otra mañana cualquiera, Valeria amaneció más temprano que de costumbre, al final había conseguido volver a conciliar el sueño sin nuevas pesadillas. Bajó a la cocina donde se encontraba su tía preparándose el desayuno.

-Buenos días- saludó alegre Valeria.

Su tía se giró sobresaltada, Valeria se disculpó con una sonrisa. Kate lanzó un bostezo, había pasado toda la noche despierta tratando de encontrar una solución y asegurarse de no tener más visitas no deseadas.

Valeria la observó con preocupación.

-Tía Kate- consiguió llamar su atención- quería... Quería darte las gracias por lo que hiciste por mí ayer.

-No es nada, querida- dio un sorbo a su taza de café.

-La verdad es que no sé que me está sucediendo...- se llevó una mano a la cara y se la pasó por ella- últimamente tengo unos dolores de cabeza horribles, sin olvidar esas pesadillas tan sobrecogedoras.

Su tía la observaba en silencio, con inquietud en su mirada, no sabía exactamente qué hacer para ayudarla, es posible que se estuviera acercando lo inevitable.

-Ya no...-paró un momento pestañeando varias veces.

-¿Estás bien?

-S- sí sólo es...- se llevó una mano a la cabeza mientras hacía una mueca de dolor- ¡Dios!

-Cielo, ¿qué te ocurre?- dejó la taza de lado y se acercó a ella.

-¡Mi cabeza!- cerró los ojos para después abrirlos mirando a un punto fijo.

Estaba teniendo otra visión, esta vez era en un parque, era el que estaba a unas calles de su casa, el parque Rosewood, se vio a ella sentada en una banca. El reloj de la plaza marcaba las diez.

Tomó una bocanada de aire para mantener la calma, su tía no paraba de zarandearla para que volviera en sí.

-Valeria, Valeria- soltó un suspiro al ver que ya había vuelto de esa especie de trance- ¿Te encuentras bien?

-Sí, eso creo- respondió en voz queda.

-Deberías quedarte hoy en casa- Valeria la miró extrañada- no estás bien para ir al instituto, descansa.

Ella al principio protestó diciéndole que ya se encontraba mejor, pero su tía era más testaruda y consiguió convencerla de que se quedase.
Se encontraba en su cuarto mirando el techo, no tenía ganas de descansar, miró a la derecha en dirección a su móvil. Echaba de menos a los chicos. Soltó un suspiro.

-¡Valeria!- llamó su tía desde abajo haciendo que se sobresaltase un poco- Voy a salir a hacer unos recados, volveré en un rato.

-Vale- respondió alto para que la escuchase.

La tía Kate agarró sus llaves y se agachó en dirección a Comodoro.

-Cuida de ella, asegúrate de que no haga ninguna tontería- dicho eso abandonó la casa.

Comodoro subió las escaleras hasta llegar a la habitación de Valeria, ésta miraba pensativa su teléfono. El gato llegó hasta ella y comenzó a pasearse entre sus piernas. La chica se percató de su presencia y acarició al animal haciendo que ronroneara. Lo tomó en brazos poniéndolo en su regazo, continuando con sus caricias. Se fijó en el collar que llevaba el animal,  éste consistía en una  cadenita de plata con un pequeño cristal de cuarzo blanco.

Valeria se giró para ver el reloj de su mesilla, las diez menos cuarto. Recordó esa visión que había tenido, mordió su labio inferior, sentía curiosidad por saber si era verdad lo que había visto. ¿Por qué estaría esperando en aquel parque? Apartó suavemente al animal, agarró su teléfono y bajó las escaleras.
Al llegar a la entrada y agarrar las llaves Comodoro le bloqueaba el paso a la calle.

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