Fear

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Alguien llamó a mi puerta. Sabiendo quien era tomé mi bolso y me dirigí a la entrada de mi celda, perdón, cuarto. No sin antes divisar mi imagen prolija con un lazo rosa en el cabello en mi cristalino espejo.
-¿Quieres salir de una vez? Ya estamos retrasadas- Tras la puerta Peony se oía impaciente.

-Un segundo, un segundo...- Salí y ahí estaba mi amiga, con sus dos trenzas, piel oscura y ojos ámbar. Nos conocimos cuando teníamos 5 años, cuando la trajeron los Warlocks para ser aprendiz de Nawa como yo, habían matado a sus padres, igual que a los míos, y estaba tan asustada como yo. Diez años después seguimos siendo amigas y las unas chicas aprendices en el castillo.

La imagen se distorsionó y de repente estaba en el jardín del castillo de Izar.

-¡Déjenme en paz!- El grito llamó mi atención y me alarmé cuando Aiden yacía en el piso, con moratones y sangre en el labio. Zafir y Seith lo veían divertidos.

-Pobre idiota...- Peony seguía caminando despreocupada. Pero yo no podía quedarme sin hacer nada, me dirigía hacia Aiden cuando la mano de mi amiga me detuvo.

-Vámonos o tendremos problemas, hay que cumplir la misión.

-La pelea es injusta, él no es mago- La mirada del chico golpeado me encontró por unos segundos suplicando ayuda. Traté de soltarme, pero Peony me sujetó con más fuerza.

-Si te acercas terminarás igual, seamos sinceras, eres la más débil después de él, no quiero que te lastimen.

Todo volvió a girar a mi alrededor, y luego estaba en un oscuro bosque

Caí de rodillas sobre ramas secas, mi vista se nublaba y me dolía la cabeza.
Sangre. En la tierra había sangre, y sentía un horrible ardor en la nuca. Llevé mi mano a mi cuello y la herida parecía insanable.

-Estúpida lombriz- La voz de Peony se oía como un eco que torturaba mis oídos. Mi cuerpo cedió y me desplomé en el suelo.
-Eres.. eras.. m-mi.. amiga..- Su risa provocó que casi vomitara.
-Los Nawa no tienen amigos.

Oscuridad. Y luego... luz. Me encontraba frente a una fogata.

La noche era fría y mi herida estaba completamente sana.
Peony no usaba armas blancas, intentó asesinarme con magia y solo otra persona con magia podría...
Una rama se quebró y me giré bruscamente para ver a quien había provocado el sonido. Mis ojos se abrieron de golpe, un chico apareció entre los árboles con leña en los brazos. Era bastante más alto que yo, su cabello de color azabache y desprolijo contrastaba de manera extraña con sus intensos ojos grises.
Se sorprendió al verme observándolo.
-Oh, despertaste.
-¿Quién eres? ¿Cómo me curaste?
-S-solo te encontré en el bosque casi muerta y siempre llevó medicinas en mi bolso...
-Mientes.-Sus ojos se encontraron con los míos. De repente mi rostro comenzó a arder nuevamente, mi respiración se agitó y mis latidos se aceleraron. Seguro era un mago, me estaba hechizando, no había otra explicación.
-¿Cómo terminaste así?- Su voz me tomó por sorpresa.
-Eres un mago. ¿Por qué no eres aprendiz de Nawa?
Su mirada expresaba terror y soltando la madera se alejó unos pasos.
-E-eres una de ellos..-Me incorporé con cuidado y volví a mirarlo.
-Debo llevarte conmigo o... matarte.
-No voy a ninguna parte.- Parecía decidido. Él había salvado mi vida, pero no sería una lombriz nunca más. Llevé mi mano hacia un bolsillo en mi capa y saqué un par de guantes de cuero violeta que había hecho yo misma.
-Este será mi último acto de bondad, nunca te ví, nunca me viste. Si te vuelvo a cruzar estás muerto- Le arrojé los guantes a sus pies y los tomó con inseguridad.
-Eran para una amiga, ya no los quiero.
-Creí que los Nawa no tenían amigos
-¿Cómo crees que terminé así?

De pronto me encontraba de nuevo en el castillo de Izar.

En mi mano había una estalactita de hielo. Hielo con sangre.
Peony me veía horrorizada, pero su mirada se volvió vacía.
-Trataste a una serpiente como una lombriz. Grave error.
Su cuerpo cayó sin vida frente a mí.

Al levantar la vista, una chica de 17 años, cabello rojo y desprolijo, vestida de negro y sin un ápice de buenas intenciones, me observaba del otro lado del espejo.

Blodwen estaba detrás mío sin expresión en su rostro.
-La información llegó hace una semana, Seith se ocupa de otros asuntos, y creemos que siendo la segunda en la lista de opciones cumplirás sin fallas esta misión.
-Desde luego.
-Ya es demasiado mayor para educarlo, lo quiero muerto.
-Ese mago estará bajo tierra para el anochecer.

Todo se sacudió de golpe. Me encontraba sola en un espacio blanco y vacío.

Miré a mi alrededor y ahogué un grito al ver un cuerpo frente a mí. Estaba en el suelo y no se movía, tenía un pedazo de hielo clavado en el abdomen. Ese es.. No. No es posible. ¡Zul!
-Esto no está pasando... Yo no...
-Creí que no lo asesinarías- Me giré para encarar la horrible sonrisa de Peony.
-¡No es cierto! ¡Yo no lo maté!
-Eso no es lo que parece- La voz infantil de Lysha me hizo saltar a enfrentarla a mi lado.
-Tu sed de sangre no se detiene por nada. Ni por nadie.-Ni siquiera me giré a ver el rostro de Akashik.
Llamas comenzaron a rodearme y el humo me cegaba.
-Tienes miedo de que te vuelvan a apuñalar por la espalda- Era Peony.
-¡No es verdad!
-Tienes miedo de confiar en alguien y que te haga pasar frío y hambre- Lysha.
-¡Cierra la boca maldita perra!
-Tienes miedo a mis torturas. Tienes miedo al fuego que le quitó la vida a tu familia.- Akashik.
-¡CÁLLENSE!
Mis piernas cedieron, y aunque tapaba mis oídos con fuerza no silenciaba sus voces. Todos hablaron al mismo tiempo.
-TIENES MIEDO DE PERDER A...

-¡No!- Estoy en mi cuarto, en mi nuevo cuarto. Mi respiración es agitada y hay sudor frío en mi rostro. Las llamas mágicas sobre las antorchas en la Corte del Hechicero eran de un tenue color azul.

Fue una pesadilla. Solo una pesadilla.

Me alarmé cuando la puerta se abrió de golpe. Zul me miraba preocupado.

-Gritaste...- Negué con la cabeza.
-No es cierto, no tengo miedo.
Sus hombros se relajaron y con un suspiro se acercó a mí cerrando la puerta detrás suyo.
-No me mires así ¡Te dije que no tengo miedo!
Se sentó en la cama y tomándome por los hombros volvió a recostarme sobre mi almohada.
-¿¡Eres sordo o qué!? ¡Deja de tratarme como si fuera una loca!
Se acomodó a mi lado y me acercó a él.
-No eres una loca, eres una persona normal, con emociones y sentimientos.
-No soy normal.. Y no siento nada.
-¿Nada en absoluto?- Traté de concencerme de ello a mi misma, pero al estar tan cerca de él, oir sus latidos luego de haber visto su cadáver... No pude detener las lágrimas que rodaban por mis mejillas.
-Diablos..- Mi cuerpo se rindió contra el suyo.
Me presionó contra su pecho y pude sentir su respiración en mi nuca, donde había estado mi herida hace ya tantos años.
-Duerme, estoy aquí, yo te protejo.- Me acurruqué en sus brazos y cerré los ojos.
-Te odio...- Rió suavemente.
-Y yo a tí.

Fear - Zulcha (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora