Castigo de verano.

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No sabía cómo reaccionar a las palabras de mi madre, por lo que me limité a asentir y acompañarlos hasta la sala en un silencio total. Soy amante del silencio, pero puedo asegurarles que esta ausencia de ruidos no era del todo placentera, de hecho no era confortable en lo absoluto. Sabía lo que me esperaba y, por lo que una vez había tenido la oportunidad de leer, sabía que son las situaciones las que provocan miedo, no la ausencia de cosas que aprecias.

-Jackie, tenemos algo muy importante que decirte.

La tensión era tremenda y vaya que no estoy acostumbrada a asociar situaciones con ese adjetivo. Mi respiración estaba completamente relajada, lo que era extraño. Por lo que podía estar segura de que esto sería algo malo, definitivamente. Mis padres tomaron asiento y yo hice lo mismo, con la intención de por lo menos poder relajar mis piernas cuando mi mente no podía.

-Es mas bien una propuesta.
-Creo que es una condición.
-No, es una propuesta.
-Es obligatoria, no es una opción.

Gracias por la discusión, queridos padres. Aproveché bastante ese momento; tomé aire y me concentré en lo que ellos decían. Tenía la poca esperanza de que ellos se tomaran su tiempo y yo pudiese disfrutar la maratón de The Heirs que estaba pasando en la televisión justo frente a nosotros, ya que justo hoy era la repetición completa de aquel dorama y realmente no me la quería perder. Lamentablemente no había ninguna posibilidad de que pudiese verla esta mañana.

-Sólo díselo y ya.- ordenó mi madre finalmente.

Mi padre dio un largo suspiro y sus labios se abrieron intentando formular una oración. Se veía tenso y al parecer le costaba encontrar las palabras para expresar aquello que debían decirme. Mi madre le dedicaba miradas que a cualquiera le causarían extrema presión y no sabrían cómo controlar la situación, por esa única razón es que no comenzaba a alterarme por el tiempo que se estaba tomando mi padre antes de comenzar a hablar.

-Bien, cariño, como tú sabes, las clases terminaron hace dos días y..- se lo pensó unos minutos.

¿Pero qué rayos trataba de decir este hombre?

-Bueno, decidimos darnos unas buenas vacaciones con los tíos Richard y Margaret. Iremos a hospedarnos frente a una playa y nos quedaremos como mínimo diez días..

Mis ojos se abrieron con emoción y mi rostro cambió al escuchar aquellas palabras, por lo que no pude dejar que mi padre terminara lo que necesitaba contarme, al parecer la explicación de lo que serían nuestras vacaciones continuaba, mas yo no pude evitar expresar mi interés al escuchar dicha noticia.

-Increíble.

Interrumpí sin pensarlo dos veces. Estaba emocionada por dicho viaje, sinceramente ya necesitaba de unas vacaciones por todo lo que había pasado en este pesado año. Ya no podía esperar para que mis padres me dijeran lo últimos detalles que necesitaba para saber que las vacaciones podían ser aún mejores.

-Ya sólo dime, ¿cuándo nos vamos?- la emoción se me detectaba a kilómetros.
-Eso es lo que teníamos que decirte.- habló de nuevo mi padre, sin darle importancia a mi actitud.

Bien, entonces al parecer aquella no era la única noticia.

-Dime.
-Tú no vas.

Mis ojos se abrieron de inmediato y comencé a parpadear desesperadamente. No podía creer lo que estaba oyendo, ¿era en serio?, ¿no iba a ser parte de las mejores vacaciones que habríamos tenido en años? Esto es realmente absurdo, no pueden hacerme esto. Y en ese tris me volvieron las imágenes del otro día; el frasco roto, las heridas de mi primo, la frustración de mi familia, y todo lo que había causado.. por su culpa, obviamente.

-Pero..
-No hay peros, señorita.- esta vez habló mi madre con un tono bastante escalofriante. Ella no pensaba cambiar de opinión.
-¿A qué se debe esto?- estaba decepcionada, lo admito.
-¿Y aún lo preguntas?

Bajé la mirada, sabía a lo que se refería. Había hecho un completo desastre dos días atrás, lo había echado todo a perder, incluyendo unas maravillosas vacaciones muy lejos de aquí con unos tíos millonarios en una playa, con el sol, la arena y la brisa con ese aroma proveniente del mar. Soy una maldita.

-Yo.. realmente lo siento.
-Pues di "lo siento" unas mil veces hasta que cures las heridas que dejaste en los tobillos de tu primo y en la moral de tu tía.
-¿Ellos van a ir?- ella asintió.

¡Rayos! Todos irían menos yo. Solté un suspiro al enterarme de aquello y miré mis pies para no tener que mirarlos a ellos con mis ojos llenos de furia e intranquilidad. Sabía que no tenía razones para sentirme de ese modo, pero las cosas se comenzaron a poner realmente insoportables; los miraba de vez en cuando y en sus rostros de todos modos no parecía haber una pizca de compasión, y es eso era difícil de tolerar.

-¿Y qué es lo que haré estando sola durante los próximos diez días?- pregunté, ya que sé que ella ya no cambiaría de opinión. La única opción era aceptarlo.
-Podrías lavar la loza, limpiar las habitaciones, ordenar tu habitación, lavar el baño, ordenar la cochera y asear el sótano. Pero esa es sólo una idea.

La miré por unos segundos, asombrada. ¿Ella estaba hablando en serio? No puedo creer que me hagan esto. Aunque ahora debía acostumbrarme a creer cada cosa que me dijeran pues dudar no parecía servirme de nada, ya que al final siempre terminaba llevándome una gran sorpresa y ya era tiempo de acabar con eso. Los miré de nuevo y aún no podía entender la necesidad de llevar las cosas a otro nivel y hacerme la vida miserable.

-Eso..- sin que yo me lo esperara ella siguió hablando.-.. o podrías..- llevó su mirada a un costado de la habitación para hacer del momento algo menos intolerable.-.. ir a un campamento de verano.

Paren todo un momento. En definitiva creo que lo de ir a un campamento en verano no está del todo mal pero.. ¿Qué es lo que les está pasando a mis padres en este día? ¡¿Es que acaso se han vuelto locos?! Y sé tal vez sólo querían que pague merecidamente el desastre que había causado días antes en una casa que ni siquiera era nuestra, pero creo que esto es demasiado.

-¿Qué?
-Lo que oíste.
-Voy a ir a un campamento de verano.. yo sola..- estaba desesperada, desconcertada y me invadían unas inmensas ganas de alterarme como lo había hecho con mi primo.
-¿Qué dices? Por supuesto que no..- miré a mi madre al oírla decir eso.

¿Tendría acaso alguna oportunidad de no ir a ese lugar?

-No vas a ir..- estaba casi sonriendo en ese glorioso momento.- Sola.

Mierda.

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