Capítulo XL

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Lancelot: ¿Creéis que me importa la postura más que vos? ¿O es acaso que a ti te importa algo más que lo nuestro?

Puede que Amy estuviera haciendo más de enojar al erizo en lugar de tranquilizarlo, pero a pesar de la rabia que emanaba el caballero y que daba mala espina, Amy mantuvo su tranquilidad evitando ser intimidada por Lancelot...poco a poco controlaba ya sus miedos ante él.

Amy: No, aquí lo único que me importa más que a mí propia vida eres tú, y por eso, si debo alejarme de ti para que no corras peligro, lo haré.

No esperaba esa respuesta, pues la ira lo tenía segado y aseguraba que le diría otra barbaridad repulsiva y sin embargo no fue así, si fue una barbaridad, pero una barbaridad que le ablandó el corazón y le hizo relajar su cuerpo para darse cuenta aquel erizo azabache que sería algo complicado tener una relación en Kamelot.

Lancelot: *silencio*... ¿Sabéis que lucharía contra todo la caballería de Arthur por ti?...

Amy: *ya enfrente de él* No se trata de causar daños a terceros, Sir Lancelot...

Lancelot: *se aparta de la pared acercándose a su rostro* ¿Cómo no queréis causar daños a terceros si me lo estáis haciendo a mi con vuestras palabras?

Amy: Yo...no quiero discutir con vos, quiero llegar a un arreglo.

Lancelot: ¿Qué clase de arreglo? ¿El de separarnos y dejar que el Rey nos pisotee este sentimiento?

Amy: *pensativa, intenta mirar fijamente a Lancelot a través de la visera* Tú nunca hubieras pensado eso del Rey antes de conocerme...

Lancelot: ¡¿Qué importa como piense?! Joder, todo el mundo se vuelve en contra mía creyendo que soy un maldito rebelde... ¿¡Qué os incomoda ahora en esto!?

Amy: Que esto causará la destrucción de Kamelot... Lo siento, Sir Lancelot, *retrocede sin dejar de verlo* no puedo evitar sentir culpa por todo esto.

Lancelot: Y yo no puedo evitar sentir una repulsión por ser vos tan pura y digna...no necesitáis ser así en estas situaciones...

Amy: *baja la mirada* Lo-lo siento, Sir Lancelot.

Amy giró en sus talones para dar media vuelta y marchar, Lancelot la llamó por su nombre con su voz autoritaria para que la eriza se detuviera, y lo hizo, pero sólo para decir:

Amy: Disculpad, no me siento bien, pero...la comida ya está servida en la mesa...no quiero acompañaros, Sir Lancelot.

Luego de dicho y hecho Amy se marchó entre lo que parecía ser una carrera a su habitación (o eso se pensaba) mientras Lancelot se quedaba de pié en la cocina con ahora no sólo rabia, sino también impotencia por no querer detener su salida a la fuerza.

Amy no sabía lo que sentía, no sabía si tenía la oportunidad de tener una relación posiblemente tranquila, se sentía apretada por dentro, con ganas de tirar todo al vacío, y aunque no lo hacía todavía la desconfianza y advertencia de los caballeros la empujaban a hacerlo.

Pasó toda la tarde tendida en su diván viejo de su cuarto creyendo que todo era su culpa; le dolía saber que Lancelot ahora estaba dispuesto a la rebeldía en contra del Rey Arthur con tal de estar con ella, ¿Qué seguiría ahora?. Mientras pensaba y aguantaba cierta frustración evitando llegar al llanto se escuchó un toque delicado de la puerta, dedujo al cien por ciento que era Lancelot, por lo que simplemente ignoró, pero el toque volvió a sonar por segunda vez acompañado de una vos que no esperaba.

–Señorita Amy, ¿está usted bien? ¿Podría hablar con vos?– "Galahad, ¿Qué hace aquí?" pensó con mucha curiosidad, así que rápidamente se levantó de su descanso y abrió la puerta.

Amy: Sir Galahad, vos no estaba en el castillo... ¿Qué se le ofrece?.

Galahad: Las situaciones y percances que repercuten en el destino del reino me son importantes... ¿puedo pasar a dialogar con vos, Amy?

Amy estaba algo confundida, pero sabía perfectamente que esto era por Lancelot, "seguramente lo vio afectado hace un momento" volvió a pensar con bastante seguridad. La eriza invitó a pasar al erizo albino y en seguida le dijo que se sentara, cerró la puerta y se dirigió al filo de la cama para sentarse, Galahad de igual manera se acomodó enfrente de ella en el diván, para poder quedar frente a frente.

Amy: *indiferente* ¿Qué os dijo Lancelot?

Galahad: Absolutamente nada. No lo he visto.

Amy: *lo mira con extrañeza* Pero...entonces, ¿Por qué está aquí?

Galahad: Os digo nuevamente que las situaciones y percances que repercuten en el destino del reino me son importantes, hace un rato hablé con Percival, me comentó que estaba muy preocupada por el caballero del lago y sus posibles decisiones con vos; no me incumbe el amor y otros sentimientos de terceros, pero esa visión y el juicio que ambos hayan tomado definitivamente puede causar severos problemas.

Amy: *silencio*...ahora creo que fue algo incorrecto, o muy precipitado para ambos ese juicio; Lancelot no se arrepiente, pero yo ya lo estoy pensando...

Galahad: Precipitado o no, la decisión sea un sí o un no...ese es el problema.

Amy: Sir Galahad, le pido que sea directo y conciso, todos me hablan con claves y sin estar seguros...quisiera firmeza en vuestras palabras, sé que puede serlo.

Galahad miraba a Amy con intriga, podía darse cuenta de su duda e inseguridad en todos los asuntos que se le habían presentado, pero lo que pudo ver ahora, fue lo ocurrido en el lago y esos besos que se repetían como fotos a diestra y siniestra en los ojos de la rosada.

Galahad: *suspira* Amy, no puedes estar con Lancelot, no porque yo te lo diga, ni porque Percival o alguno de los otros caballeros te lo indique, sino porque El Rey matará a ambos si descubre esto.

Amy: Todos me lo están diciendo, pero...no tengo la voluntad para decirle a Sir Lancelot que no podemos seguir juntos como él lo desea.

Galahad: Puede tratarse de un capricho suyo, el que quiera estar con una chica, pero dudo que en tu caso sea lo mismo; sé perfectamente que le abriste los ojos y destapaste su corazón a sentimientos que nunca sintió, él está lleno de gozo por eso y por ende, ahora está segado ante cercanas consecuencias en su postura como caballero real y de la mesa redonda de Arthur.

Amy:...Si fuera una princesa todo esto cambiaría...

Galahad: No, si fueras una mujerzuela que pasara en la vida del caballero tal y como lo han hecho muchas con Gawain, no habría problema alguno, creedme.

Amy: os creo, y eso...me lástima demasiado...

Amy siempre fue sensible, llena de sentimientos tan puros y llenos de sinceridad que sabía perfectamente que todo se iba a desmoronar por las decisiones tomadas y por las circunstancias que se vienen en camino.








Os adelanto este capítulo, gracias por todos vuestros comentarios en el capítulo anterior n.n nos leemos el miércoles con el siguiente capítulo.

Cuando te Tuve a mi Lado... (Shadamy) •|REEDITANDO|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora