Narrado por Nicolás.
Quiero dejar de tener miedo. Siempre he querido y me lo he propuesto mil veces pero el problema es que no sé cómo dejar de tener miedo. Ni siquiera sé a qué le tengo miedo, simplemente me asusta todo. Me asusta salir del apartamento, me asusta despertar solo por culpa de una alarma a las 5 de la mañana, me asusta la gente, me asusta no saber qué mierda estoy haciendo con mi vida, me asusta saber que estoy viviendo porque todavía me cuesta convencerme de que todo está mejor que nunca. Lo único bueno en mi vida es él. Lo tengo a él y él lo es todo.
Me asusta depender tanto de él. Pero no puedo evitarlo, él es mi escudo, mi zona de confort. Él es mi hogar. Y cuando estoy con él, nada logra asustarme. Pero cuando no estoy con él... me pongo así. Justo como ahora. Cuestionándome todo, con una paranoia creciendo en mi cabeza, asustándome por cosas que no sé cómo describir. Me siento ansioso, no me gusta quedarme solo en el departamento. No me gusta que Edgar se vaya porque pierdo la cabeza.
Hace dos horas Edgar salió, su madre lo llamó y tras 23 minutos de una conversación en el celular él me avisó que iría a verla, no le importó dejarme pues no tiene ni idea de lo obsesionado que estoy y lo mucho que dependo de él. Y yo fingí que no me importaba, no debería de importarme tanto. Sé que es enfermo cuestionarme tantas cosas cuando él no está, sé que tengo un problema, sé que doy asco. Nunca me han gustado esas parejas donde una persona depende en exceso de la otra. Nunca quise terminar así.
Nunca quise terminar acostado en mi cama, mirando el techo, pensando hasta freírme el cerebro sólo porque Edgar salió. Es ridículo, es patético, tengo una vida y la estoy desperdiciando. Lo amo pero mi amor llegó a convertirse en una obsesión enfermiza. Me convertí en un adicto y sé que está mal. A veces hasta me odio a mí mismo. Sé que está mal pero no puedo evitar de pensar en él de esa forma obsesiva. Dios mío, necesito un pasatiempo o un maldito libro de superación personal.
Mi celular vibra sobre el colchón de mi cama e inmediatamente lo tomo esperando que sea Edgar, pero no. Es un número desconocido, bueno, he recibido tantos mensajes de ese número que ahora se ha vuelto uno conocido. Leo el nuevo mensaje sin entusiasmo, "realmente quisiera conocerte". Suelto un suspiro.
Desde hace más de una semana empecé a recibir mensajes de este número y ni siquiera me he dado a la tarea de investigar quién carajo es. Me parece ridículo que alguien se fije en mí. Ni siquiera salgo, no me aparezco por ningún lado, así que me parece rarísimo que haya alguien que se acuerde de mí y este coqueteándome por medio de mensajes de manera "anónima".
El primer mensaje que recibí fue un "hola", no contesté porque no conocía el número. Al día siguiente esta persona me escribía que yo era muy lindo, no contesté, mi falta de autoestima me decía que era una broma y hasta el día de hoy sigo creyendo eso. No le he dicho nada a Edgar porque no quiero que se preocupe, no quiero que piense que me interesa conocer a esta persona. No vale la pena mencionárselo, es obvio que mi corazón y cada célula de mi cuerpo está enfocada en él.
Al pasar los días recibí cada vez más mensajes de texto, varios con elogios, mensajes insistentes y clásicos mensajes deseándome un buen día, todos estos mensajes provenían de este número. Jamás he contestado, tengo miedo.
Si es una broma hago bien en ignorarla y si es una persona que realmente busca algo conmigo también hago bien en ignorarla, porque no estoy interesado y quién sea, ya debería darse cuenta que no me interesan sus malditos mensajes. Debería de dejar de insistir porque me está cansando, no suelo recibir mensajes y ahora los únicos que recibo son de ese maldito número.
Escucho la puerta del departamento abrirse y mando completamente a la mierda todo lo que he estado pensando en la última hora, me levanto de la cama, me acomodo el cabello con las manos y salgo entusiasmado de mi habitación. Soy como un perrito que está muerto de felicidad pues al fin llegó su amo. Al salir lo veo a él y él me ve a mí con una perfecta sonrisa.
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Vaso roto
RomansTodos hemos escuchado alguna vez que lo que no te mata te hace más fuerte pero en la mayoría de las ocasiones lo que no te mata hace que desees estar muerto. Lo que no te mata te rompe, te transforma en un vaso roto... ¿Y qué es un vaso roto? "E...