Si la vida fuese un sueño quizás viviría una pesadilla eterna la cual está condenada a un sin fin de incertidumbres que se las lleva el paso del tiempo.
Tiempo, siempre pasando de largo y dejando huella en un corazón triste y lúgubre que vive enfermizo y encaminado al mayor desastre que pervive a través de los tiempos.
El sonido de una alarma quiere despertarme, quiere que me levante y que me indigne a un destino impredecible donde no deseo saber su final.
Y es que a veces me pregunto si está vida quiere llevarme a algún lugar lejano.