Estrellas

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Me despierta el brusco sonido de la puerta al cerrarse. Estoy sola en casa. Aun que la verdad es que me da igual, porque siempre estoy sola, porque me da igual con cuantísima gente me encuentre, ya siempre me siento sola.

Voy a la cocina y ni siquiera me pongo las zapatillas, siento mis pies congelándose sobre el frío suelo. Me preparo mi té, como todos los días. Y como todos los días, mis pies se congelan, mis manos arden y mis ojos se me empañan. Es por el vapor, claro que es por el vapor, no podría ser por otra cosa, no permitiré que sea por otra cosa.

El agua caliente baja poco a poco por mi garganta mientras me abrasa, ya casi no espero a que se enfríe, por alguna razón esto me empieza a gustar. Ahora con mi cuerpo realmente destemplado me dirijo a mi cuarto y a pesar de que no hay nadie en casa, cierro la puerta, me sale solo para no molestar, pero no sé si para no molestar a los demás o para que los demás no me molesten a mí.

Así me siento sola, pero me gusta más porque ahora sí que estoy sola de verdad, porque es más sencillo tener una explicación para sentirte sola cuando estás sola, que cuando no lo estas. Mis ojos se llenan otra vez de lágrimas, ya no sé como consigo guardarlas, práctica supongo. Necesito olvidarme de todo. Pongo música, me tumbo en el suelo y siento el frío que antes me congelaba los pies, en mi espalda, sin embargo por parte de mi garganta y mi estomago; soy un dragón.

Cierro los ojos concentrándome en cada nota de música, que se convierte en un pequeño punto brillante en un pentagrama de oscuridad, de vacío. Mi mente se llena de cientos de estrellas, de música y aunque no quiero, pienso.

Pienso en lo triste que es no poder ver las estrellas, que mi vaga imaginación se tenga que inventar unos simples puntos brillantes. Esto no son estrellas. Solo estoy en mi maldito cuarto con horribles paredes inertes, muertas. Las estrellas se han desvanecido y ahora solo queda el vacío y pequeñas gotas de agua que corren a través de mis mejillas y las refrescan. Ya ni sé si tengo frío o calor.

Me siento muerta, como mis paredes, como mí alrededor. Sí, ya, las puedo pintar a mi gusto y les puedo poner lo que quiera ¿y qué? ¿Para qué exactamente sirve eso? ¿Para decorar? ¿Para no deprimirte? Pero lo triste no es eso.

Porque también puedes pensar en que es el esfuerzo de personas, que han puesto su empeño y su sudor para ti. Pero no es verdad. Está construida con, por y para el dinero. A la gente que ha construido esto le da igual tu comodidad, solo querían dinero, y ahora me siento más sola, sin estrellas y sin vida.

Me levanto y me voy al baño a despejarme.

Cuando vuelvo a mi habitación decido hacer otra cosa porque esto desde luego no ha funcionado. Pongo una música más animada y creo que voy a recoger mi habitación.

Comienzo a ordenar la mesa pero me da tanta pereza que me tumbo boca bajo en la cama. Suena una de mis canciones favoritas pero ahora comienza a molestarme, así que apago la música. Lo voy a hacer otra vez y para que no ocurra me levanto y esta vez me voy a la cocina, cojo algo de comer y enciendo la tele.

Me da igual que ver, de hecho ni siquiera sé qué se supone que estoy viendo, pero me da igual, me intento concentrar en ello hasta que venga alguien a pesar de no ser eso lo que necesito, necesito vivir.

Mundos de palabras [Relatos] Where stories live. Discover now