5. El tren

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Kimberly:

Me encuentro con Nat en la estación y ambos subimos juntos al tren. Las puertas se cierran y la locomotora se pone en marcha. El vagón es una gran sala de estar, con sillones, una mesa redonda, un televisor, video, biblioteca. Me pregunto si algo de lo que habrá allí tendrá alguna utilidad. Camino hacia la puerta, pero antes de que avance dos pasos hacia ella, esta se abre. Entra mi mamá, seguida de papá, Haymitch y Clarence. Mi madre se acerca a mí y me rodea los hombros con sus brazos. Sé que intenta parecer fuerte. Durante un momento, nadie habla. Nos sentamos en los sillones y nos limitamos a mirarnos sin decir nada.

No sé cuánto tiempo pasamos así hasta que nos informan que es la hora de cenar. En el vagón contiguo, hay comida como para diez personas más. Una vez que estamos satisfechos, nos retiramos a nuestros dormitorios. Pero para eso hay que volver a pasar por la sala. Reviso la biblioteca y los videos.

-¿Qué hay? -Pregunta Nathaniel, que está al lado mío. Estamos solos en la sala.

Reviso las cintas. Todas tienen un número, del 1 al 74. Entonces comprendo al ver el logotipo.

-Grabaciones de las ediciones anteriores de Los Juegos del Hambre. -Explico al entender de qué se trata.

-Veámoslas, así sabremos a qué nos enfrentamos. -Dice de inmediato.

Estoy de acuerdo con Nat. Reviso los números nuevamente, pensando si me atreveré ¿Se enojará mi madre conmigo? ¡Qué más da! Tomo el 74 y lo coloco en el aparato. Comenzamos a ver: una mujer rubia escoge el nombre de Primrose Everdeen de la urna de tributos femenimos. Mi tía, aquella que falleció durante la rebelión, por la que me han puesto mi segundo nombre, es una niña apenas un poco más grande que Stephanie. Camina hacia el escenario, pero mi mamá, que realmente es muy parecida a mí, la detiene y se ofrece como voluntaria. Me quedo pasmada al comprobar que ambas hemos hecho lo mismo. Ahora entiendo por qué fue a los Juegos del Hambre, hizo la misma elección que yo. Y casi que del mismo modo. Nat me mira con curiosidad, pero yo estoy enojada. Estoy segura de que a todo Panem le debe haber resultado muy divertido lo sucedido esta tarde. Entiendo ahora los comentarios de Clarence y quiero pegarle.

Pero sigo viendo, el nombre de Peeta Mellark sale elegido, y no hay voluntarios para ir en su lugar. Adelanto el resto de las cosechas, no me interesan los otros tributos. El desfile de tributos también vamos a pasarlo. Y vemos lo que sucede en la arena. Cuenta regresiva y mi mamá corre a refugiarse, ha alcanzado una mochila y huye con ello. No veo en dónde está mi papá, la grabación sigue enfocada en mi madre, que se trepa a un árbol y se ata a él para dormir. Ahogo un grito y me llevo las manos a la boca cuando veo que mi padre se ha aliado con los profesionales. Su actitud me asquea, es algo de lo que nunca lo hubiera creído capaz. A medida que la cinta avanza, veo que me han contado muy pocas cosas sobre lo que sucedió en los Juegos. Comprendo que el segundo nombre de mi hermanita, a quien decidieron llamar "Rue" en recuerdo de "una buena amiga que tu madre una vez tuvo" como me explicaron, es el homenaje que le hizo a su aliada, la niña a la que no pudo salvar.

Mi padre se encuentra muy herido, mamá hace todo lo posible por ayudarlo, pero la herida ha empeorado y tiene septicemia. Me pregunto cómo se salvará. Tal vez los juegos terminaron antes de que llegara a morir. Pero enseguida anuncian un banquete. No entiendo de qué se trata hasta que mis padres empiezan a discutir. Sé que mi madre irá de algún modo, sus ojos lo dicen con toda firmeza. Aunque desconozco si en ese momento mi padre la conocía tanto como para entender lo que pensaba. Ahora solo se miran y es mucho más que si se dijeran un discurso el uno al otro. Pero en ese momento, apenas se conocían, creo.

Durante el banquete estoy casi convencida por unos momentos de que van a matar a mi mamá. Hasta que me doy cuenta de que eso es imposible, que ella ha sobrevivido a eso de algún modo y que está perfectamente bien en el vagón de al lado. Suspiro agradecida cuando Tresh la deja ir. De todos modos, su herida es preocupante. Todo su rostro está empapado en sangre.

Cuando terminamos de ver la cinta, Nat y yo nos miramos y no comentamos nada. No sé qué imaginaba cuando me dijeron de qué se trataban Los Juegos del Hambre, pero esto es peor. No tengo la menor idea cómo haremos para sobrevivir. Ahora comprendo algunas cosas, como por ejemplo el hecho de que el Capitolio odie tanto a mi madre. Ella los ha desafiado, y les ha ganado. Al menos hasta ahora. Miro por la ventana, es completamente de noche. Pienso en casa. ¿Ya se habrán dormido Stephanie y Mark? Mi hermanita siempre que está triste y llora, lo hace echada en la cama de mamá y papá. ¿Habrá ido hoy también allí? ¿La habrá arropado y consolado Mark? Tal vez a esta hora ya estén ambos dormidos en esa cama. Tras ver la grabación, me alegro de lo que le he hecho prometer a Mark. La puerta del vagón comedor se abre, y aparece mi papá.

-Creí que ya estaban durmiendo. -Dice sorprendido al vernos allí.

-No, estábamos viendo unos videos. -Respondo.

Él mira hacia el aparato, y ve la caja que dice claramente 74 Juegos del Hambre. Su rostro se contrae, pero luego asiente y dice si queremos preguntar algo. Yo ya no tengo nada que preguntar, no al menos sobre esos Juegos, tal vez sobre los siguientes. Pero en ese momento me doy cuenta de algo.

-¿Por qué hay filmaciones de todos menos del 75?

-Porque supongo que el Capitolio no querrá que saquen ideas de aquellos juegos. -Explica.

Nat y yo comenzamos a preguntar sobre lo sucedido en esa edición, y él contesta todas nuestras dudas. Un rato más tarde, aparecen mi madre y Haymitch.

-¿Quieres que te muestre tu cuarto? -Pregunta mamá. Y sé que en realidad, quiere hablar un rato conmigo. Yo no estoy muy segura de saber si soy capaz en ese momento de enfrentarme a ella, pero asiento con la cabeza y la sigo.

Entramos a una habitación, y ni me molesto en mirar a mi alrededor. Solo fijo mi atención en la cama y me arrojo sobre ella, luego miro a mi madre.

-¿Qué querías decirme? -Le pregunto.

-Nada en particular, ver cómo estabas. -Dice haciendo una mueca extraña, creo que es un intento de sonrisa.

No me he visto a un espejo desde que salí de casa ¿Qué aspecto tendré? ¿Se notará que lloré al despedirme de mis hermanos? Seguro que mi mamá se enteró, aunque no se me note ahora, tiene que haberse notado cuando subí al tren. No puedo ni saber qué expresión tengo. Me pregunto cómo pensará mi madre que estoy, aunque creo que debe tener una idea bastante certera. Se recuesta en la cama a mi lado, y comienza a acariciarme el cabello, igual como hacía cuando yo era una niña pequeña. Dejo que lo haga, sentirla cerca me hace sentir tranquila y a salvo.

-¿Qué tal estaban tus hermanos? -Pregunta suavemente.

-Stephanie no paraba de llorar, pobrecilla. Odio que sufra por mi culpa. Y... -Pero no pude terminar, porque mi madre me interrumpió, tomó mi barbilla en sus manos, girando con suavidad mi rostro de modo que ahora nos mirábamos a los ojos.

-Ella estará bien gracias a ti. -Dijo y ahora su sonrisa era sincera.

-Mamá, ¿por qué no me lo habías dicho? -Le pregunté de repente.

-¿Qué cosa?

-Que podía ofrecerme en su lugar. Tú sospechabas que su nombre iba salir. ¿Por qué no decirme qué hacer? Hasta que no pidieron voluntarios no pensé en esa posibilidad. -Explico molesta.

-Lo siento, -dice mordiéndose el labio -pero decírtelo hubiera sido como pedirte que lo hicieras. No podía hacer eso.

-He visto la cinta, -digo de repente -la del video de los 74 Juegos del Hambre. Mark está seguro de que voy a ganar, pero no creo que pueda hacerlo. -Exclamo haciendo un esfuerzo casi inútil por no romper a llorar. -Le he pedido que no deje que Stephanie vea cuando me matan.

-¿Eso quiere decir que ya estás dándote por vencida? -Pregunta con una nota de pánico en la voz mientras sus ojos grises se humedecen.

-Para nada, -le aseguro con voz firme -haré todo lo que pueda por volver. Pero no tengo muchas posibilidades.

-Ni tu padre ni yo las teníamos, Kim. -Dice ella enjugándose los ojos -Y por cierto, Haymitch también está convencido de que volverás a casa.

-Bueno, ya son dos, Mark y Haymitch. -Digo pensando que en realidad son tres. Pero no le hablaré a mamá de Turner. Lo haré después de los Juegos, si sobrevivo. -¿Y tú qué piensas? -Sé que su respuesta será la más sincera que conseguiré.

-Creo que es posible, pero no estaré tranquila hasta que hayas salido de la arena.

Mamá se pone de pie, deja algo sobre la mesa de luz, y sale de la habitación. Estiro la cabeza para ver de qué se trata. Es algo que nunca nos había dejado tocar de niños ni a mí ni a mis hermanos: su prendedor con forma de sinsajo.

El retorno de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora