Capitulo 14

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CARLO.

Después de que mamá dio los resultados, comenzamos el recorrido. Enseñar a las personas no era mi fuerte; a menos que tuviera que ver algo con el sexo, que lo dudaba.

Ninguna mujer, en su loca vida me había enfrentado como Julia lo hizo, quizá para ella solo fue un comentario; para mí era algo más. Era una oportunidad para conocerla, para averiguar qué clase de persona era.

Mi hermano y yo, no estábamos acostumbrados a que una mujer nos domara, tal vez a él si; nuestra madre, pero a mí nunca

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Mi hermano y yo, no estábamos acostumbrados a que una mujer nos domara, tal vez a él si; nuestra madre, pero a mí nunca.
Eso era lo interesante en las relaciones; averiguar hasta donde es capaz una persona de llegar. Ya sea por amor o por simple interés.

En la planta de luz pude ver a Julia alejarse, la mayoría continuo junto a Carlo; ella no. Decidí seguirla, aprovechar para disculparme. Sabía que mi hermano no lo haría; así que tendría que hacerlo yo, no me gustaba quedarme con una sensación de pesadez, sentirme superior; no era lo mío, y no tampoco debería serlo para Carlo.

Estaba parada, mirando las enormes máquinas industriales de mi hermano. Su piel bronce brillaba con los rayos del sol, reflectando una belleza singular. Era como ver el mar, al escucharla; estaba seguro que iba a sentir que escuchaba en océano, azotando las olas sobre las rocas. Azotando su voz contra mi pecho.

Pude disculparme antes de que su novio llegara; llegó frustrado, tirando de ella. No era mi asunto pedirle que la soltara; además ella sola reaccionó, se zafo de su agarre y continuó.  Sin duda ella sabía cómo quería que la tratarán, eso habla bien de ella; un punto más en su lista de porque llamaba mi atención.

Una mujer que se dejaba mangonear por un hombre, hacía notar el poco respeto que se tenía, ella por supuesto no era así, lo supe enseguida; cuando le respondió a Carlo.

Mientras ellos se alejaban, yo caminé lento en su misma dirección. Quedé perplejo al notar que ella se sintió insultada por su novio. No era de mi incumbencia, absolutamente, pero ese tipo, no la merecía. Los dos miraron hacia mi dirección, era mejor no decir nada. Hasta que ella se marchó.

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CARLO

Después del recorrido dimos indicaciones, del tipo de publicidad que se necesitaba. Nuestra última parada sería ir de vuelta a sus casas donde mi mamá ya tendría preparado todo. Yo le admiraba mucho, su manera de hacer que las personas le respetarán.

Después de que mi madre dio los nuevos anuncios, nos citó en su oficina.

—¿Qué es tan importante mamá? —cuestioné.

Antes de que mi madre respondiera; Dan interrumpió —¿Por qué esa decisión de que estuvieran todos en una sola casa? —él no preguntaba, él exigía una respuesta.
Lo cual a mi madre enfadó.

—Porque así YO lo dictaminé —sus venas de su cuello y frente se sobre saltaron.

—¿Papá estuvo de acuerdo? —Dan calmó un poco la voz, pero la mirada desafiante continuaba.

—Hay muchas cosas en las que a él no le gusta involucrase —afirmó mamá, golpeando con el dedo sobre el escritorio de madera.

—Pero él estuvo de acuerdo en que se involucraría lo mejor posible —insistió Dan haciendo alemanes.

—Si bueno, hasta donde se, él dijo que confiaba en la toma de decisiones de mamá —solté, con una mano en la barbilla, cansado de esta discusión. Para que involucrar a mi padre, si a él solo le interesa invitar a sus compañeros a casa para venir a tomar; no es que yo no haga eso, yo por lo menos sigo en edad de hacerlo.

—¡No te metas Carlo! —vociferó Dan, su cara enrojecida mostraba su enojo.

—¡Tu no le dices que hacer! ¡solo yo! —devolvió mamá, simulando tener compostura.

—Deja de tratarnos como niños —hablo suave y penetrante —,porque ya no lo somos —Dan miró fijamente a mamá rebotando la mirada hacia mí.

Mamá levantó la barbilla, yo simplemente negué. No me enfadaba que mamá me defendiera, si no que ella, se sentía más segura haciéndolo, yo sabía que podía hacerlo por mi cuenta; como dijo Dan, ya no éramos unos niños, ahora nos habíamos convertido el adultos, igual de imperfectos pero capaces de sobre salir.

 No me enfadaba que mamá me defendiera, si no que ella, se sentía más segura haciéndolo, yo sabía que podía hacerlo por mi cuenta; como dijo Dan, ya no éramos unos niños, ahora nos habíamos convertido el adultos, igual de imperfectos pero capaces ...

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Después de discutir con mi par menos favorito, me dispuse a finalizar con mis pendientes; a contactar nuevos clientes y cerrar contratos inconclusos.
No pretendía buscar a papá para informar la situación, sabía que iba a perder mi tiempo al igual que perdí el tiempo hablando con mamá. Ella prefiere a Carlo, es evidente... no me afecta en absoluto, aprendí a lidiar con eso desde que él nació. Papá siempre ha sido mi apoyo, aún que es inestable; siempre busca la manera de mantenerme tranquilo. Estaba obscuro ya, y yo no encontraba con que tranquilizarme.

Salir y tomar un trago, seguro me calmaría. El problema era con quien, yo deje de tener amigos para empezar a tener clientes y socios; es obvio que esas relaciones entre trabajo y vida personal no deben mezclarse, sino terminaré como papá.

Opté por ir a revisar que las casas deshabitadas estuvieran en condiciones, de ese modo mamá podría poner a Carlo bajo presión.

Mi día empezó bien, y terminó siendo un desbarajuste, a estas alturas, nada lo mejoraría.

En realidad no había mucho que hacer en las casas; o eso creía, Carlo apenas si me había enseñado lo básico.
Continúe caminando, pensando en la ruta que tomaríamos para llegar lo más pronto a la zona de publicidad del centro de la ciudad.

Una voz interrumpió mis pensamientos, no era cualquier voz. Todo el aire de alrededor se lleno de vida. Era ella. Sin duda se había convertido en el perfecto día, hasta que rechazó mi oferta del trago; ofreciéndome ella a pasar a beber algo dentro de la casa. Ya había olvidado que estaban todos juntos en la casa, era obvio que su novio no la dejaría salir y a mí no me dejaría entrar.

Ya mañana sería otro día, donde la podría ver mirando los altos edificios de publicidad, tal y como la mire viendo las salas y máquinas industriales.

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