Un nombre es algo importante.
Son las palabras que te hacen voltear la cabeza cuando las dicen en voz alta. Legalmente, es un conjunto de letras que representa absolutamente todo lo que eres. Interpersonalmente, es la sucesión de sonidos con la que te identifican los demás.
Esto último es lo más delicado, ¿que tanto te importa tu identidad en sí misma? ¿Por qué debería importarte como te llamen los demás? La respuesta tiene trampa.
Esencialmente, a ti no te importa que digan tu nombre persé, te gusta lo que implica. Implica que se tomaron el esfuerzo mental de recordarlo, significa que esa persona se tomó el tiempo de asociarte a algo, pone entre ambos individuos una especie de contrato verbal, de aprender quién eres.
Sin embargo, más importante que saber cuantas veces te llaman por tu nombre, encuentro sumamente interesante saber cuántas veces alguien dice mi nombre sin que yo lo escuche, o mejor aún, cuántas veces alguien dice mi nombre, dándole especial importancia a que nadie lo escuche.
Si decir tu nombre en voz alta implica comprometerse a formar una idea de identidad, decirlo a escondidas directamente está relacionada con hacer que esa persona forme parte de ti, de tu mente, de tus suspiros, de tus pensamientos nocturnos.
Cualquier persona normal estaría encantada de tener la habilidad de saber quien murmura su nombre cuando sólo la almohada escucha, cualquiera con un mínimo interés en las conexiones empáticas con la gente a su alrededor.
Amelie es muchas cosas, pero definirla no ayudaría a que me entendieran.
¿Quién es Amelie?
Es el nombre que yo susurro antes de dormir, es el nombre en el que pienso cuando la trabajosa tarea de existir me da algún tipo de tiempo muerto, es una corta sucesión de sonidos que cuando alguien la hace, todo mi cuerpo escucha atento.
Es, por supuesto y predeciblemente, el nombre de la chica de quien estoy enamorado.
Con todo lo anterior en mente, podríamos decir que Amelie no tiene nombre, su "nombre" es una sucesión de sonidos que todos asocian a ella, excepto la misma Amelie, su identidad se basa menos en lo que es, y más en lo que no es, su existencia es bajo cero.
A simple vista, no destaca en nada, es el tipo de chica que podrías pasar por alto en una acera sin más nunca detener tu mente sobre ella, no habla mucho, su expresión suele ser estática, un transeúnte común y corriente no la encontraría excepcionalmente atractiva físicamente, no está lo suficientemente aislada para considerarla una solitaria, pero tampoco tiene mucha gente a su alrededor como para llamarla socialmente estable, ella es el punto medio exacto en una escala humana de la apreciación.
Esta expresión es importante, "a simple vista".
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Es mejor que no lo sepas.
RomanceUna historia que lleva cavilando en mi imaginación desde hace muchas noches, y de la que tengo curiosidad si podría llegar a gustar.