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Keyla
-Hola, buenos días, Srta. McNamara, pase -me saludó la criada que atendía a los invitados-. No esperaba verte por aquí.
-Yo tampoco esperaba venir -admití, sonriendo-. Clarisse, te presento a Ginevra Kloss, mi novia.
A mis últimas palabras le añadí un suave apretón seguido de una nalgada al culo de la pelirroja. Ésta dio un respingo al sentir las bolas en su interior. Sonreí maléficamente y entramos al jardín de mis padres, donde una multitud de millonarios hacían publicidad de sus negocios. Caminé con mi amiga de la mano, buscando algún conocido a quien escandalizar. Localicé a una anciana señora, esposa del director de una famosa empresa de marketing, hablando con mi madre, así que me dirigí sonriente hacia el lugar donde se hallaban, rezando que mi padre se hubiera abstenido de que comentarle acerca de mi visita. Tuve suerte de que se hallara de espaldas a mí, así que apoye la mano que estaba libre en su hombro e hice que se girara suavemente. Abrió los ojos y la boca, su champán se tambaleó en su mano y respiró profundamente.
-¡Hola, mamá! -saludé efusivamente-. Gracias por invitarme a la fiesta, estoy encantada de venir. Mira, te presento a Ginevra, mi novia. ¿A que es hermosa?
-¿Eres lesbiana? -chilló sorprendida. Esta vez sí, el champán se derramó por el borde de la copa, manchando su vestido de seda verde esmeralda-. Oh, dios mío, Cindy, perdóname, he de ir a tomar una copa y a limpiarme. Discúlpame, querida.
-Buenos días, Cindy -agité la mano con una sonrisa-. Ya nos veremos.
Antes de dejar que me contestara agarré de nuevo a la kitten y salí de allí. En el transcurso de la huida me choqué con mi hermano, que venía de la mano de su novia, esa tal Karen.
-¡Hey, Keyla! -me dio un beso en la mejilla-. No esperaba verte. Bueno, sí, yo hablé con Claire. Es que necesito hablar contigo. ¿Te molesta que Karen se quede con tu...? Lo que sea que es tuyo.
-Mi novia en período de prueba. ¿Qué querías?
-Vamos a la casa -propuso-. Ahora venimos, chicas.
Caminamos juntos hasta el recibidor, donde cojimos otra copa cada uno.
-Karen está embarazada -soltó mi hermano de repente-. Está de un mes y no sé qué hacer. Me van a desheredar... Oh, dios mío.
-No te van a desheredar -comenté riendo-. Si eso ocurriera, me lo tendrían que dejar todo a mí. Solo te obligarán a casarte con ella antes de que pase mucho tiempo. Y yo quiero que mis hijos tengan primos. La hermana de su padre es estéril.
-Ah, entonces, ¿me aconsejas decírselo pronto? -me preguntó.
-Suelta la bomba en la cena -le aconsejé-. Y ahora, pregunto yo, ¿eso es todo lo que querías?
-¿Vamos a tu cuarto?
-Hecho -acepté dejando la copa-. Sube tú primero.
Observé a mi hermano subir las enormes escaleras principales, en dirección a la habitación en que dormía cuando era adolescente. Esperé un par de minutos en el recibidor, bebiendo otra copa de champán, hasta que consideré que había pasado suficiente tiempo y solo entonces seguí el camino que había tomado Thiago. Subí al primer piso, segundo dormitorio a la izquierda, golpeé dos veces la puerta y luego pasé, viendo a mi hermano tumbado en la cama. Eché el pestillo y me descalcé, antes de tirarme sobre él.
Apoyé mis labios sobre los suyos, mordisqueando su piel y lamiendo cada centímetro. Enterré mis uñas en sus hombros, dibujando eses en su espalda, sintiendo como sus manos recorrían mi trasero. Levantó mi vestido, tirándolo al suelo, y, apartando mi tanga, me penetró fuertemente. Apenas unos instantes después se corrió abundantemente en mi interior, haciendo que su semen se derramara por entre mis piernas. Sin embargo, yo todavía no había llegado, así que deslizó su lengua por mis pechos, hasta llegar a uno de mis pezones, que atrapó hábilmente con su boca, succionándolo cual inocente bebé. Su mano jugueteó con mi otro seno, hasta que finalmente exploté con deliciosos espasmos sobre él.
-Oh, joder, Thiago -musité, satisfecha, mientras comenzaba a vestirme.
-Cuánto tiempo, ¿eh, Keyla?
-Creo que me he enamorado -admití poniéndome los tacones.
-Wow, la verdad es que al verte con Ginevra no me distéis esa sensación. Para nada -sonrió ajustándose la corbata.
-No es de ella -contesté retocándome en el espejo-. Se llama Daniella. Es una alumna y la verdad es que no sé nada de ella. Pero tiene algo que me atrae.
-Espero que te vaya bien con ella. ¿Cuánto tiempo crees que hemos tardado esta vez?
-Unos veinte minutos -supuse-. Será mejor que bajemos pronto. Voy yo primero.
*******
Daniella
Apagué el despertador, que sonaba sin piedad a las siete y media de la mañana. Me revolví en la cama, agotada y me levanté haciendo el menor ruido posible para no despertar a mi prima. Me vestí en silencio, con una camiseta blanca con la frase ''Daddy's girl🔥👅" y una corta falda rosa chicle con unos tacones negros de tiras. Salí lentamente de allí y caminé hasta la cocina, donde recogí mis cosas antes de irme del apartamento.
Recorrí un par de manzanas antes de parar en una pequeña cafetería, el Jenna's, donde compré un par de donuts y una taza de café. Comí mientras caminaba, los diez minutos hasta llegar a la universidad.
-¡Hey! -saludaron Courtney y Scott al unísono.
-Hola, chicos -sonreí-. Kelsey está de camino.
-Oh, perfecto, pero tú y yo debemos ir yendo ya a clases -me agarró mi amiga del brazo-. Creo que Miss. McNamara quiere verte. Bueno, dijo que fueras a su despacho en cuanto llegaras.
-En ese caso iré ya.
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Harvard ~Mommy Kink~
AcakKeyla McNamara es una profesora de Literatura en Harvard. De 30 años, lleva 2 separada de su exmarido y tiene dos hijos: Helena (de 6 primaveras) y James (de 4 veranos). Daniella Jones, colombiana, sale de un pasado traumático con el marido de su he...