Siempre te amaré

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Autor: Haruka Eastwood

Ciel Phantomhive Pov

Cada día, vengo a este parque a la misma hora, justo donde nos conocimos. Me siento en la misma banca donde te vi por primera vez hace más de cinco años; tan entretenido leyendo un libro, mientras tus largos mechones azabaches se movían al compás del viento. ¿Sabes? Es algo realmente curioso, pero hasta ahora me doy cuenta que no tengo ni la más remota idea de que libro era. Recuerdo que era rojo y de pasta, bastante grueso para mi gusto, pero tu parecías tan inmerso en la lectura que te aislabas del mundo entero, lo cual realmente agradecía ya que podía contemplarte por varios minutos sin que te dieras cuenta de que eras observado… bueno, al menos eso es lo que quiero creer.

Aquella primera semana me quede realmente embobado con tu persona, lucias tan apuesto y varonil en esos trajes, que por instantes hacia que me sintiera mal con mi vestimenta, ya que por ser otoño siempre traía un pantalón de un color neutro y un suéter, nada en especial, de hecho bastante común, al igual que yo. Durante tres semanas vine aquí solo para poder verte, fuiste la primera persona a la que no me pude acercar para platicar, y eso que pocas veces me quedaba cohibido por alguien.

Confieso que lo mío no era socializar, pero tampoco se me dificultaba… pero contigo, fui yo el sorprendido. Soy orgullos, desinteresado y bastante antipático, pero cuando se trataba de ti no perdía ni el más mínimo detalle por muy pequeño que fuera. Desde aquella manía por morder tu labio inferior cada que te emocionabas con la lectura, hasta el suave tamborilear de tu pie derecho sobre el suelo, cuando presentías que tenías que irte y aún no terminabas el capítulo. Cada gesto y movimiento lo memorice, en este punto puede que suene como todo un acosador, pero no me importa. Por ti lo soy.

Uno de esos días también note que parecías más cansado de lo habitual y tus ojeras eran más prominentes, estuve a punto de acercarme y preguntarte si estabas bien, pero cuando me di el valor necesario para preguntarte, te vi alejarte a paso lento, observando tu ancha espalda y tu andar grácil, tan gallardo y apuesto como sólo tú puedes ser… tanto que desde ese día te convertiste en mi príncipe. Sí, lo sé, algo bastante absurdo, pero eso eras para mí, alguien inalcanzable a quien podía admirar.

Después de un mes observándote se me había hecho costumbre estar en el parque todos los días a las dos treinta de la tarde, pero hubo una semana en que no me fue posible ir, tenía muchos problemas en casa y exámenes por presentar en la escuela, ya que estudiaba mi último año de preparatoria, así que maldije el no verte. Creo que esos días estuve de un humor horrible… bueno eso es lo que me dijeron, pero pues era un chiquillo de diecisiete años enamorado del chico del parque… del cual solo sabía que le encantaba leer. Juraba y perjuraba que mi existencia para ti era invisible… ya que no soy alguien sobresaliente —descartando el ámbito intelectual, claro está— solo un doncel de estatura promedio, ojos azules, cabello negro-azulado y piel pálida… común. Pero aquel día, como siempre, me senté en la banca y me puse a mirar a las personas pasar, ensanchando mi sonrisa al verte ahí, tan apacible, leyendo.

—Qué bonito día, ¿no crees?

Por todos los cielos, creo que tarde siglos para reaccionar que era a mí a quien le hablabas, pero cuando gire el rostro y te vi, mantenías tus labios ligeramente curvados en una sonrisa tan endemoniadamente sensual que todo lo que hice fue asentir enérgicamente con la cabeza, perdiéndome en resguardar el aterciopelado sonido de tu voz en lo más profundo de mi ser. Aunque mucho tiempo después, me entere que te estabas burlando. Creo que te he de haber parecido un idiota ya que comenzaste a reír, ¡diablos! Era la risa más educada, elegante y a la vez tan varonil que había escuchado en mi jodida vida. Venga, no era necesario verme para saber que era un maldito tomate, por lo que gire el rostro más que avergonzado, lanzando un bufido al aíre por ser tan patético, y todo por tu culpa.

Hasta la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora