Adiestramiento
La decisión de compartir nuestras vivencias con un animal como el perro no siempre es tan sencilla como pudiera parecer. Las travesuras, el adiestramiento, siquiera básico, el cuidado e higiene y el tiempo que debemos dedicar a nuestro mejor amigo irracional son factores a contemplar con absoluta frialdad y cálculo, antes de optar por una elección precipitada.
Aquellos hogares, sobre todo en las grandes ciudades, que acogen una familia más o menos grande, han de contar con la decisión unánime de todos los miembros familiares, de aceptar los "Pros" y "contras" inherentes a la posesión de un perro.
Siempre han de considerarse muy seriamente los inconvenientes. Las ventajas se nos darán, por añadidura, con la lealtad, la fidelidad y el cariño incondicional de un ser vivo, inteligente y sumiso, que no regateará ni siquiera su vida en defensa de sus amos. No debe parecer que seamos reacios a tener un perro en la familia, ni mucho menos, sólo intentamos que no haya perros abandonados o rechazados por sus amos al poco tiempo de haberlos adquirido.
El perro, sobre todo en la ciudad, requiere atenciones y tiempo. Se necesitan un par de horas, a lo largo del día, distribuidas en tres o cuatro veces, para que el animalito pueda salir a un parque o jardín a correr, gastar energías y, lógicamente, evacuar sus residuos fisiológicos.
En la casa ha de existir un rincón con una cesta o colchoneta que sea el dormitorio de nuestro perro. Asimismo, deben dedicarse algunos minutos a la preparación del alimento y a la higiene del animalito. Un cachorro pequeño deberá efectuar de tres a cinco comidas diarias, según la edad, y bajar a la calle con mucha más frecuencia, para que se convierta en un ser limpio y ordenado.
EDUCACION BASICA DEL CACHORRO
Una vez aceptado, por el consejo de familia, el perro en casa, la mayoría de nosotros decidimos comprar o adoptar un gracioso pequeñuelo de dos o tres meses de edad.
Aquí comienzan los problemas para los no iniciados, y surgen las discrepancias sobre la forma más adecuada de educar a nuestro perro.
¿Cómo evitar que llore por las noches? ¿Por qué elige la mejor alfombra para hacer sus más groseras necesidades fisiológicas? ¿De que manera hemos de convencerle para que acepte el rincón que le hemos destinado? Estas y otras cuestiones han de surgir, inevitablemente, y pueden ser solventadas conociendo la fisiología del cachorro y dedicándole bastante tiempo y cierta constancia.
El pequeño, cuando es separado de su madre y hermanos, sufre un lógico y evidente stress , que hay que mitigar y comprender. Le asignaremos una cesta, previendo el tamaño definitivo del animal, acorde con su raza o antecesores, en su caso, y sobre ella dejaremos una toalla o prenda lavable que haya estado en contacto con la madre. De esta forma, el animalito acudirá a ese sitio de olor familiar, permaneciendo acurrucado en el mismo. El lloriqueo nocturno, o cuando está solo, puede intentar paliarse, situando junto a la cesta un reloj despertador de cuerda, que con su acompasado tic-tac acompañará al cachorro, recordándole los latidos del corazón materno. Aun así, el perrillo intentará conseguir la compañía de sus amos, durmiendo en la alfombra o, lo que es peor, en misma cama de sus propietarios. Esta costumbre, una vez iniciada, será difícil y traumática de erradicar, y sólo cabe la energía inicial, no permitiendo esas primeras noches que el animalito se salga con la suya..., ablandándonos el corazón con sus lamentos.
A fuerza de paciencia se consigue que nuestro joven pupilo admita su cesta y el rincón que se asigne, aprovechando los trucos ya mencionados de la toalla y del despertador o, tal vez, dejando que, cansado de lloriquear, acepte su nueva situación.
El problema de las necesidades del cachorro podría llenar un volumen completo sobre consulta respuestas y recetas más o menos milagrosas para que el animalito se contenga en casa y evacue en la calle. Es fundamental, a este respecto habituar a nuestro joven amigo a efectuar evacuaciones en la tierra de espacios adecuados o, por lo menos, en la de los alcorques de los árboles de las avenidas ciudadanas.