Siendo sincera, lo extrañaba demasiado. Ya habían pasado dos semanas y cada vez que me emocionaba por alguna cosa quería correr a contárselo pero, bueno, lo estaba evitando.
Últimamente me sentía rara cuando estaba con él y no me gustaba ese sentimiento. Lo esquivaría hasta que todo volviera a la normalidad.-¡Sally, ya nos vamos! Deja de arreglarte tanto- escuché a mamá gritar desde las escaleras. Puse los ojos en blanco.
-¡Ya estoy lista!- le grité de vuelta para que me lograra escuchar desde la planta de abajo.
Me gustaba mucho nuestra iglesia, me encantaba escuchar al coro cantar y cómo el pastor daba sus sermones. Eran fáciles de entender pero encerraban gran verdad en ellos, el único problema estos días era lo incómoda que me sentía cuando me preguntaban por Kevin o cuando sentía sus ojos fijos en mi.
Kevin y yo habíamos sido amigos desde los 12 años, todo el mundo sabía que eramos inseparables desde que nos hicimos mejores amigos 4 años antes, por lo que algunos de nuestros amigos se encontraban extraño que no estuviéramos juntos los domingos o en los pasillos de la escuela.
Al terminar el sermón, salí rápido hacia afuera de la iglesia y me apresuré a volver a mi casa.
Charlé un poco con mis amigas por Whatsapp, mientras que me dispuse a organizar todo para el siguiente día de escuela. Honestamente, me sentía nerviosa porque no quería que Kev me enfrentara.
Todo el día me lo pasé zigzagueando, mirando por encima del hombro y rodeándome de gente. Incluso había almorzado en mi aula. En una ocasión, vi a Kev a tiempo. Se dirigía hacia mí, así que le dirigí una pequeña sonrisa amistosa para que no sospechara y me desvíe hacia Lauren, una pequeña morena que, a pesar de estar en mi aula, no conocía bien y fingí no estar segura de la tarea que había asignado el maestro de Español. Casi pude escuchar el suspiro de mi amigo mientras daba la vuelta.
Ya de noche, me encontraba en mi cama escuchando a una nueva banda que había descubierto, cuando tocaron la puerta. Fui a abrirla muy emocionada con la canción que estaba escuchando, me fascinaba. Bajé a abrir la puerta y todo astibo de emocion se esfumó de mi cara, no sin antes percatarme de la pequeña sonrisa de Kevin cuando me vio divirtiéndome.
-Oh, ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí?
-Vine a hablar contigo.
Oh, oh. De esta no me podía zafar. Podia oír los chillidos de mis hermanas llegando desde la cocina, por lo que dije:
- Vamos afuera- cerré la puerta a mis espaldas para más privacidad.
- ¿ Por qué me estas evitando?
Ya veo, así que no me iba a dar ni un momento para pensar una excusa. Levanté la mirada a su rostro, cuando de repente llegó la explicación a mi consciencia.
Oh Dios Mío, me gustaba. No, no simplemente me gustaba.
- Oh Dios, estoy enamorada de tí- sentía mis ojos y boca bien abiertos, pero épica era la cara de Kev.
-¿Qué?
Oh Dios Mío, había dicho eso en voz alta. Sally, ¡eres una tarada! ¿No podías mantener tu boca cerrada?
-¿Qué es lo que acabas de decir?
-N-no. N-no he d-dicho nada.
Dio un paso más cerca de mí y me miró con más intensidad en sus ojos de la que había visto en todos nuestros años de amistad. Rodeó mi cara con sus manos, dándole una visión clara de mi rostro.
-¿Qué has dicho?
No pude aguantarle la mirada así que bajé mis ojos. Me disponía a responderle.
-Mírame- su tono me intimidaba un poco así que clavé mis ojos en los de él.
-Creo que estoy enamorada de tí- empecé a hablar más rápido- pero no te preocupes, debe ser una tontería. Se me pasará rápido- me reí nerviosamente.
-No.
-¿No?- pregunté confundida- ¿No qué?
-No se te pasará rápido.
-Claro que sí, Kev. No te preocupes demasia...
-Sally. No se te pasará rápido. Yo lo he intentado todo este tiempo y no lo he logrado.
-¿De qué hablas? N-no...
- Estoy enamorado de tí. Lo he estado por bastante tiempo. Empecé a darme cuenta cuando comparaba a todas las chicas que se me acercaban contigo y siempre eras mejor. Cuando sólo verte reír me calentaba el corazón. Cuando verte triste, frustrada o estresada me hacía querer esconderte dentro de mí y alejarte de este mundo tan malo a veces. Escucha, no diré que te amo porque los dos sabemos que el amor se construye entre dos, que el amor no son sólo sentimientos sino también decisiones, pero quiero preguntarte algo.
Oh mi Dios.
-No podemos ser novios ahora porque hay algunas cosas que tú y yo debemos hacer primero- amé cuando dijo "tú y yo"-, pero ¿quieres ser mi compañera de oración, la chica más cercana a mí y con la que voy a iniciar una relación seria?
Tantas emociones juntas no me dejaban hablar. Envolví mis brazos alrededor de él y escondí mi cabeza en su pecho. Rió al ver que estaba llorando y acarició mi cabeza con cariño mientras me devolvía el abrazo. Traté de calmarme y levanté la cabeza para mirarlo, él secó mis lágrimas y besó mi frente antes de que dijera nada. Apoyé el mentón en su pecho y lo miré a los ojos. Temía que se me quebrara la voz así que asentí con la cabeza.
-Eso me encantaría- aún así pronuncié.
Sonrió, aún estábamos abrazados así que inclinó la cabeza mientras me miraba a los ojos y besó mi nariz. Me daba penita la enorme sonrisa que irrumpió en mi cara.
-Eso me encantaría- dijo imitándome con una burlona voz chillona. Lo dejé de abrazar y lo golpeé en el hombro.
-Tarado. Arruinas los momentos- puse los ojos en blanco- ¡y no te burles de mí!
Su risa acompañó las brillantes estrellas del cielo y provocó la sonrisa en mi cara.