Capítulo 20

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Capítulo 20

Caminaba a grandes zancadas la calle, solo faltaban un par de calles hasta la Academia de Ballet. Gianna me había dado el día libre para pensar mejor en su propuesta. No puedo creer ni siquiera que a ella se le haya ocurrido eso.

Lo único que necesito ahora es ver a mi hija, es la única que puede devolverme la concentración que necesito. Lilly me había pedido un hermanito varias veces pero le daba respuestas vagas acerca de por qué no deseaba embarazarme de nuevo. Lillian era lo último que me quedaba de Edward y no quería hacer comparaciones entre ella y un hijo de Jacob.

Estoy por cruzar la calle cuando al otro lado vislumbro un par de siluetas, dos que reconocería en cualquier lugar y a cualquier distancia. La furia me invade por completo que sin pensarlo doy un paso hacia adelante. Escucho el claxon del auto y salto de regreso a la acera. Eso estuvo cerca. Lo intento de nuevo fijándome que no venga otro coche.

— ¡Edward! —grito.

Ellos siguen caminando, Lilly da unos cuantos saltos como si estuviera feliz. ¿Por qué diantres la tiene él?

— ¡Edward!

Corro hasta ellos, cuando estoy lo suficientemente cerca agarro el brazo de Edward. Él se gira abruptamente, sonríe al verme pero yo no tengo ni una pizca de ganas de regresarle el gesto. En cambio tomo la mano de mi hija y la alejo de Edward.

—Hola, Bella —saluda él—. La clase de Lilly no termina hasta dentro de una hora.

Siento que mi corazón late rápido pero no es nada referente a mi atracción por Edward, solo es el enojo por esta situación. ¿Se está burlando de mí? Necesito una explicación rápido antes de que lo demande por el rapto de mi hija.

— ¿Qué haces tú con ella? Se supone que estaría...

—Alice no ha podido terminar la clase —responde—. Holly, la otra instructora no podía cuidarla así que me lo ha pedido a mí.

Resoplo incrédula y me paso una mano por el cabello.

— ¿Y por qué no me llamó o por qué no lo hiciste tú? —soy incapaz de dejar de gritar.

En mi interior agradezco por haber encontrado a mi hija antes de llegar a la academia, me habría dado un paro cardiaco si no la hubiese visto allí. Pero también creo que Edward se aprovechó de la situación.

— ¿Sabes qué? No necesito que me digas nada.

Mi voz empieza a flaquear y no sé muy bien por qué, pero no quiero mostrarme débil ante Edward. Bajo la mirada y contengo la respiración hasta volver a la normalidad, el nudo en la garganta no desaparece por completo. Decido que no me enfrentaré de nuevo a Edward, al menos no frente a mi hija.

— ¡Bella! —siento su mano aferrarse a mi muñeca. ¿Por qué no me deja ir sin más? ¿Quiere verme completamente humillada?

Me aparto de un tirón pero me vuelvo hacia él.

—Solo te advierto una cosa, Edward Cullen —mi voz es firme—. No te vuelvas a acercar a mi hija, no tienes que hacerme ningún favor.

Él me mira estupefacto sin creer lo que le digo, luego la confusión se planta en su rostro. ¡Qué buena actuación! No caeré más en sus mentiras. Él pertenece al lado de Gianna y yo con Jacob, así es como debió ser desde el principio. Sin ninguna aventura a escondidas, sin revelar secretos, sin más relaciones sentimentales.

—Vuelve a tu vida, Edward, con Gianna. Regresa al mundo real.

Y con eso sigo mi camino, sin mirar atrás.

All you never say ||Resubiendo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora