Capítulo treinta y cinco. Vaya... un complot.

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<<Aviso: Este capítulo no será narrado en primera persona como el resto>>.


Capítulo treinta y cinco: Vaya... un complot. 



—¿Cómo habéis conseguido entrar? —preguntó Ana con la voz quebrada.

James y Álex la miraban con tristeza. ¿Cómo era posible que esa chica siguiese viva? Sabían que Ana era fuerte, pero estaba claro que era más que eso. Ana era una guerrera, toda una superviviente digna de admirar. Ambos chicos se enamoraron de ella por su carácter destructor cuando se enfadaba y por cómo luchaba antes las adversidades. Les encantaba su forma de competitividad y de superarse diariamente aumentando así el nivel de sus propias expectativas. ¿Qué puede haber más sexy en una chica que tenga un humor indomable y retador?

James pensaba en cómo podía mantenerse en pie, cómo podía si quiera articular palabra. Había perdido mucho peso y estaba a falta de hidratación, probablemente había bebido lo mínimo, suficiente para resistir viva. No le extrañaría nada que esos dementes le hubiesen metido estupefacientes en el agua de la chica y, conociéndola como la conocía, ella había pensado lo mismo y se había abstraído de beber más de la cuenta para que no le afectasen mucho. A parte de su carácter, algo que volvía loco a James de Ana era su inteligencia. Siempre había pensado que sus niveles intelectuales eran tan altos que algún día se volvería loca por eso. ¿No acaban todas las personas listas un poco desquiciados? Por eso dicen que los tontos son felices y los listos más ''amargados''. Las personas perspicaces se daban cuenta de todo lo que les rodeaba, más los conocimientos que habían obtenido, más la curiosidad que les albergaba el querer saber y buscar más; sin embargo, las demás personas se conforman con lo que tienen. Sí, conformistas les llaman. Prefieren ser felices en su mundo de fantasía a estar en el real. Todos dicen que eso es malo, es mejor vivir aquí, en la tierra, a soñar y llevarte chascos. ¿Realmente es así? A veces la ignorancia es la mejor respuesta. Y eso era lo que le había dicho exactamente miles de veces a Ana, que se relajase y se tomase la vida de otra manera, que lo viese todo desde otro punto de vista, pero esa chica era imposible. Era frustrante pero a la vez atractivo. Ella causaba esos efectos en los demás.

Álex no se asombraba en absoluto que su mujer siguiese en pie. Después de todo, estaba con ella por su resistencia en la vida. Probablemente hubiese pensado ya en rendirse a esas alturas, pero aún así, sabía que seguiría luchando por esta viva. No por el hecho de que la rescatasen, sino por sus hijos. Ella daba por sus hijos y, aunque supiese que ella confiaba en él para cuidarlos y que no la decepcionaría, ella quería seguir a su lado. Verlos crecer, reñirles, conocer a sus parejas para avergonzarlos... ¡Incluso sabía que Ana era capaz de comprarles el alcohol! Después de haberse hechos responsables de unos pequeños, la había amado aún más, aunque no sabía si eso era posible. Había obtenido una actitud con sus hijos que no era normal pero que le encantaba. No era la típica madre malhumorada, que grita por todo, va repartiendo guantazos y no quiere saber nada de sus hijos siendo una egoísta y comprándose ropa para ella sin pensar en los pequeños; tampoco era una exhibicionista y defensora del libertinaje; era una madre entre medio. Le daba a los muchachos lo que querían pero sin dejar que abusasen de ella. Le había dicho que cuando fuesen mayores entendería que bebiesen pero que no iba a tolerar que se le fuese de las manos el tema del alcohol y que nada de drogas en su casa. No sé, sería la madre moderna. Tendría una relación materno-amistad con sus hijos. Y eso era algo que llevaba a la locura a Álex porque, a pesar de que Ana se negase en banda en tener hijos y dijese que iba a ser mala madre, cuando estuvieron en sus manos, supo al instante que ella iba a ser una madre ejemplar. Sus pensamientos fueron secundados por las palabras, abrazos, agradecimientos y halagos que le daban sus hijos a la mujer de su vida.

Creo que me he enamorado... (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora