La reina 4

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Capítulo 24

Lunes, 11de julio

Eran las seis de la mañana cuando Susanne Linder llamó al Tío azul de Mikael Blomkvist desde Mil ton Security.

—¿Tú nunca duermes o qué? —preguntó Mikael medio dormido.

Miró de reojo a Mònica Figuerola, que ya se encon­traba de pie y que ya se había puesto unos pantalones cor­tos de deporte pero no la camiseta.

—Sí. Pero me despertó el que estaba de guardia. La alarma silenciosa que instalamos en tu casa se activó a las tres de la mañana.

—¿Sí?

—Así que tuve que ir hasta allí para echar un vistazo. Es un poco complicado de explicar. ¿Puedes pasarte por Milton Security esta mañana? Es bastante urgente.

—Esto es muy serio —dijo Dragan Armanskij.

Eran poco más de las ocho cuando se sentaron ante un televisor de una sala de reuniones de Milton Security. Allí estaban Armanskij, Mikael Blomkvist y Susanne Linder. Armanskij también había convocado a Johan Fráklund —sesenta y dos años, ex inspector de la policía criminal de Solna y actual jefe de la unidad operativa de Milton Security-— y al también ex inspector Sonny Boh-man, de cuarenta y ocho años, que había seguido el caso

Salander desde el principio. Todos reflexionaban sobre la grabación de la cámara de vigilancia que Susanne Linder les acababa de enseñar.

—Lo que hemos visto ha sido a Joñas Sandberg abriendo la puerta de la casa de Mikael Blomkvist a las 03.17de la madrugada. Y tenía llaves... ¿Os acordáis de que ese cerrajero llamado Faulsson hizo un molde de las llaves de reserva de Blomkvist cuando entró con Góran Mártensson en la casa hace ya algunas semanas?

Armanskij asintió con cara adusta.

—Sandberg permanece en la casa durante más de ocho minutos. Durante ese tiempo hace lo siguiente: en primer lugar, coge de la cocina una pequeña bolsa de plástico donde mete algo. Luego, con un destornillador, quita la parte trasera de uno de los altavoces que tienes en el salón, Mikael. Y coloca la bolsa ahí.

—Mmm —dijo Mikael Blomkvist.

—El hecho de que vaya a buscar la bolsa a la cocina resulta significativo.

—Es una bolsa de Konsum en la que tenía unos pa­necillos —dijo Mikael—. Suelo guardarlas para meter en ellas el queso y cosas así.

—-Ya, yo también lo hago. Pero lo significativo, claro está, es que la bolsa tiene tus huellas dactilares. Luego se dirige al vestíbulo y coge un periódico viejo de la pape­lera. Utiliza una página para envolver un objeto que co­loca en lo alto del armario.

—Mmm —volvió a murmurar Mikael Blomkvist.

—Otra vez lo mismo: el periódico lleva tus huellas dactilares.

—Entiendo —dijo Mikael Blomkvist.

—Fui a tu casa sobre las cinco. Y me encontré con que lo que había en tu altavoz eran unos ciento ochenta gramos de cocaína. He cogido una muestra de un gramo.

Colocó una pequeña bolsa sobre la mesa.

—¿Y qué hay en el armario? —preguntó Mikael.

—Unas ciento veinte mil coronas en metálico.

Armanskij le hizo un gesto a Susanne Linder para que apagara la televisión. Miró a Fráklund.

—O sea, que Mikael Blomkvist está implicado en el tráfico de drogas —dijo Fráklund de muy buen hu­mor—. Es evidente que han empezado a sentir algún tipo de inquietud por lo que está haciendo Blomkvist.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2012 ⏰

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