La promesa.

13 1 0
                                    


Mi nombre... No lo recuerdo, solo recuerdo el miedo de aquellos días, de la humillación y de estar aquí, en el hospital.

Todo empezó una tarde de Diciembre, un día antes de navidad, estaba nevando en la ciudad; todo parecía armónico, se escuchaban las canciones que cantaban los artistas callejeros, los niños reían mientras jugaban al pilla pilla y los perros ladraban a los copos de nieve que caían en sus fríos y helados hocicos. Estaba esperando a mi novio, en un banco cerca de un parque para niños, iríamos al parque de atracciones, estaba demasiado ilusionada como para pensar que algo malo ocurriría. Los minutos empezaron a hacerse eternos, esperé por horas sin embargo él nunca apareció...

Casi al anochecer decidí irme a casa, las calles estaban vacías, algo normal pues a esa hora hacía demasiado frío. Escuchaba pasos detrás de mí, empecé a tener algo de miedo, aceleré todo lo que pude y los pasos, a la vez que yo, aceleraban. Entonces escuché la voz que me llamaba, no paraba de pronunciar mi nombre... o el que parece ser mi nombre "Sophie". Me giré con cierto miedo, hay estaba él, mi novio, quien con la mano me indicaba que fuese con él, mi alegría de verle fue tal que no dude en ir y abrazarlo, sin embargo algo iba mal; habían varios chicos detrás de él, mis ojos se agrandaron como platos, trataba de decir "cuidado", pero fue en vano pues no iban a por él, si no por mí. Vi su horrible sonrisa antes de caer al suelo por un fuerte golpe que me dieron en la cabeza, sentía miedo y rabia; la sonrisa del hombre que amaba era sádica... demasiado.

Al despertar estaba atada a una cama, completamente desnuda, lo que menos me importaba era eso, estar desnuda, pero ¿por qué estaba atada?. Bueno... es obvio el por qué ¿no?. Las manos de los chicos comenzaron a manosear todo mi cuerpo, como si lo estuviesen inspeccionando, y solo gritaba que me dejasen en paz, no paraba de llorar solo gritaba y gritaba entre llantos, sabía que nadie me escucharía pero aún así lo intentaba. Entre grito y grito un puñetazo fue a parar directo a mi cara seguido de un "cállate, puta", fue lo único que pude hacer, callarme, aguantar cada tortura, cada violación... Todo. Pasaron los días, mi cuerpo estaba débil apenas lograba comer un poco de pan al día, al menos ya no estaba atada. Una de las veces fueron tan estúpidos como para dejarme sola, traté de escapar... El castigo fue lo peor, quemaron mis pies y manos, hicieron varios cortes y nuevamente volvieron a violarme. Pasaron semanas hasta que la policía logró rescatarme.

Por fin, estaba en un lugar seguro, estaba en el hospital... A pesar de tener todas estás cosas enganchadas a mi cuerpo, estoy feliz. Me falta el oxígeno, pero no importa por fin salí de esa tortura.

-Mírame, mamá... Fui fuerte, aguanté como una campeona, mamá...- Dije a duras penas.

-Sí, mi niña. Lo hiciste bien, enhorabuena, cuando lleguemos a casa comeremos pastel.- Decía mi madre compadeciéndose de mí, a pesar de tener 18 años, mi vida está por acabar... Lo sé.

-Mamá ¿dónde está papá?. Quiero que me felicité también...- Decía como una niña malcriada, pero era lo único que deseaba. A mi madre se le saltaron las lágrimas- ¿Por qué lloras, mamá?. No llores...- Con mi débil mano limpié su mejilla, por la cual caían lágrimas, parecía que no se detendrían nunca.

-Cariño, papá ya no está... no soportó verte así, el decidió irse antes de verte ir... - Decía tratando de aguantar sus lágrimas. En ese momento me abrazó con fuerza- Mi vida, no te vayas. Eres la única que me queda, por favor quédate- Rompió a llorar, yo ni siquiera pude abrazarla, no era capaz de moverme más, solo lloré junto a ella mientras juraba no irme.

Pasaron los meses y yo... No mejoraba, solo empeoraba, entonces lo escuché, ese horrible "Piiii" todos los recuerdos invadieron mi mente, todos, incluso los de aquella horrible semana. Mi madre se despertó por ese estruendoso ruido y... Sí... rompió a llorar nuevamente.

-¡Mamá, no llores! ¡Mamá! ¡Por favor, no llores!. ¡Mira, mamá estoy viva! ¡Estoy viva...!- Era inútil, por más que gritase... Era inútil... yo ya no existía más...

Hey, mamá, siento haber roto la promesa que te hice. Papá está muy arrepentido también de haberse ido, pero mamá no te preocupes, te estaremos esperando, está vez lo prometemos y será de verdad... Mamá por favor... tarda mucho en llegar. Te amamos.

"One shots"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora