Por fortuna, el resto del día lo pasé detrás del escritorio de Michael.
Por desgracia, el señor Steel estaba detrás de esas puertas y mi mente estaba siendo torturada. Mi cuerpo se sentía sucio y mi orgullo desplomado.
Y desafortunadamente, la única persona amable cerca de mí era una persona a la que no podía decirle nada.
-¿Quieres un poco más de agua?- preguntó en un susurro, poniendo su mano en mi hombro y negué con la cabeza. Michael se sentó a mi lado y me observó atentamente.- Solo es un poco de pánico, ya se te pasará... ¿Quieres que vaya por alguna píldora o...?
-Está bien, hiciste demasiado...- le contesté casi sin voz y él sujetó mi mano entre las suyas. Le había mentido acerca de que me invadió un ataque de pánico y que por eso me había encontrado llorando en el "Armario" del piso inferior. Si él tan solo supiera...
-Pero no lo suficiente, tú aun estás...- comenzó pero le di un apretón a su mano antes de apoyar mi cabeza sobre su hombro. Sí, eso lo había tranquilizado un poco.
-Estoy bien, solo... Necesito un... Receso...- le aseguré y le permití que envolviera sus brazos a mi alrededor. Me sentía un poco protegida dentro de sus brazos, pero eso no quitaba todos los pensamientos de mi mente.
-¿Por qué no te vas a casa antes? Falta media hora para las cinco pero puedes irte, yo te cubriré.- me ofreció y asentí velozmente con la cabeza. Michael se puso de pie y presionó un beso en mi frente.- Bien, iré a avisarle al señor Steel y tú prepara tus cosas...
-Gracias...- dije, porque no tenía la menor intención de hablar con ese cretino de Steel.
-Dios, estás helada...- susurró sujetándome la mano. Me puse de pie y Michael me abrazó con fuerza pero, como si el destino estuviera en mi contra, la puerta de la oficina se abrió con brusquedad.
-¡Pero, qué sorpresa!- exclamó Steel con sarcasmo, viéndome fijamente y a Michael, con esos profundos ojos llenos de resentimientos, que seguramente eran reflejos de los míos.- ¿Sigue con sus tareas incorrectas, señorita Edwards?
Preferí no contestar, apartando a Michael con lentitud para ponerme mi chaqueta con sumo cuidado. Mi espalda aun tenía puntos que ardían y todo por ese error cometido en el piso de su oficina...
-Ella no se siente bien, señor. Creo que la presión le está bajando, está totalmente helada.- habló Michael por mí y Steel me observó con menos frialdad y más preocupación, pero yo solo desvié la mirada.
-Yo se lo diré...- dijo acercándose más hacia mí, presionando el dorso de su mano en mi frente. Su tacto me asqueó, me molestó, en especial cuando bajó hacia mi mejilla dejando la palma de su cálida mano sobre mi helada piel.- Por dios santo, estás congelada.
-Sí, es lo que Michael estaba diciendo.- discutí, apartándome velozmente, dando un paso hacia atrás.- ¿Usted cree que pueda irme a casa antes?
-Sí, sí, por supuesto...- dijo velozmente, tan sinceramente que casi no reconocí al Steel frente a mí. Y no es que lo conociera mucho...- Pero, mañana quizás deberá quedarse un poco más por este...
-Gracias, pero quizás no haya un mañana...- exclamé con suavidad y en su rostro la alerta se hizo presente.
-¿Qué? ¿Acabas de llegar y ya te irás?- preguntó Michael haciéndome voltear hacia él y al oírlo, podría jurar que realmente quería que me quedara.
-Quiero decir, quizás el señor Steel solo me dice eso para no quedar mal.- aclaré y ahora los ojos de Harry brillaban con confusión.- ¿Quién me asegura que no llamará y me dirá que no soy tan eficiente para el trabajo?
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Crazy Little Things In My Head (Crazy Little Things #1) [TERMINADO]
Romance"Mi cabeza siempre discuté conmigo misma." "No es mi culpa, estoy enferma." "No quiero ser vulnerable, no quiero una protección, pero hay una sola persona que me hace cambiar de idea. Siempre lo hizo." Jessica Edwards sufre de un grave trastorno man...