Capítulo Único

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La alarma sonó ese día como todos, -menos el Domingo por que Papi duerme hasta tarde- despertando a Jisoo puntualmente a las ocho de la mañana, en una cama individual, acolchada, vacía y fría.

Dos días castigado por ser malo y ya siente que va a enloquecer de soledad. ¡Dos días sin mimos! ¿Qué clase de cruel vida es esa? Papi lo castigó con una fuerte nalgada de sus grandes manos y lo mandó a dormir a su habitación. ¡Pero Jisoo sólo quería ayudar! Se veía tan triste ahí, con sus gafas de lectura escurridas en el puente de su nariz, su cabello negro despeinado y su camisa abotonada leyendo una y otra vez hojas bobas que a Jisoo poco menos le importaban que sólo quiso hacer el momento más divertido...

"No, Joshua." fue su respuesta después del cuarto intento y le sonó tan autoritario, a ese grado dónde deja de ser sexy, que el pequeño pelirosado se encogió en su sitio, todavía sosteniendo los condones sabor Goma De Mascar entre sus finos dedos.

"¡Pero Daddy!" fue lo último que pudo decir en medio de la rabieta antes de ser tomado bruscamente por la muñeca y recostado boca abajo en las rodillas de Seungcheol para recibir una nalgada y un "Basta Joshua, esto es importante. Ve a tu cuarto."

Y ahora está girando en todos los ángulos posibles el osito Rilakkuma entre sus manos, recostado en el suelo, con el cabello despeinado y revuelto errático sobre su frente. Tiene la boca en un pucherito y el ceño ligeramente fruncido mientras escucha a su amigo canturrear las palabras de su boca.

-Entonces Papi Jun me compró muchos malvaviscos por ser tan bueno y- el rubio se detiene de golpe, clavado sus ojos en el mayor sobre el suelo. -¿Me estás escuchando Jisoo?

-Mhm. - es la respuesta de Jisoo, dejando de lado el osito. -Malvaviscos y Jun feliz... -suspira y se cubre con la parte interna del antebrazo los ojos.

-¿Por qué estás tan amargadito hoy, eh? - Jihoon se levanta de su silla y deja en la mesa de té un plato de galletas rellenas de crema. -Tú normalmente eres imposible de callar ¿Pasa algo? - se recuesta a su altura y lo mira, por lo que el pelirosa gira el rostro en dirección contraria.

-No. - responde con los labios en puchero y Jihoon los aprieta. -¡Ñññgh! - Jisoo se remueve y aparta de un manotazo suave al menor. -Cheol me castigó el Miércoles y sigue molesto.

-Uh... - Jihoon se sienta repentinamente en el suelo y lleva sus manos a sus mejillas. -¡¿Qué hiciste?!

-¡Nada! - es la rápida respuesta de Jisoo, pero pronto se retracta. -Bueno... Yo, lo vi muy preocupado y sólo quería ayudar... -continúa cabizbajo, uniendo sus índices entre ellos, jugando con las puntas de sus dedos.

Jihoon niega repetidas veces con la cabeza -No debes interrumpir el trabajo, Joshi...

-Cállate. - se abraza por las rodillas hasta unirlas contra su pecho y esconde la cara.

Jihoon lo apoyó en solemne compañía, tratando de hacerlo sentir mejor. Le peinó y acarició el cabello, le dio muchos besitos en las mejillas, en su pucherito, en la frente y nada funcionaba.

Incluso le contó un cuento, ese de El Principito que tanto le gustaba y nada animaba al pobre Jisoo, ni siquiera las galletas rellenas de crema, de colores tan bonitos, o la leche de fresa tibia que ya se había enfriado.

Cuando Junhui hyung llegó por Jihoon de su cita de té, Jisoo se quedó solo en la enorme casa y con un "Él vendrá pronto Josh, dijo que te avisara sobre una reunión importante."

Ah, Hyung era egoísta...

Una sola hoja más de números y Seungcheol podría suicidarse, con eso de que está en un décimo piso.

Daddy, please || CheolSoo - ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora