Como siempre, me levanto y por unos segundo my cabeza da vueltas y mis ojos no ven nada hasta que se acostumbran a la luz, después veo esa horrible corbata que mi novia me compró para nuestro aniversario, pero no lo doy mucha importancia; me voy al baño y me quedo pensando frente al espejo como decirle que me despidieron y que en tan solo 15 días nos podrían embargar la casa, allí me doy cuenta de algo extraño, era la primera vez que me levantaba temprano un Domingo, así que como simpe prometía que saldría a corre un fin de semana, esta vez lo cumplí.

El día es totalmente diferente a las ocho de la mañana que a las once, el sol recién está saliendo, y esta más frio pero a su vez el aire tiene algo que purifica y levanta el ánimo. Todavía no había mucha gente levantada, los perros dormían y de vez en cuando se veía alguna luz encendida, pero generalmente todo era normal.

Después de casi una hora caminando y trotando me resigne a volver a casa, ducharme y preparar las cosas para el viaje. Llegué y vi a Pria todavía acostada, me bañe y fui a preparar un desayuno especial para despertarla con ello.

La cocina estaba hecha un desastre pero igualmente me las arregle para hacer dos cafés y unas tostadas, aunque hubiera querido tener un poco de jugo de naranja natural, pero solo los que tienen un poco mas de dinero pueden comprarlas ya que su existencia es limitada y son muy difíciles de conseguir. Cuando terminé de prepararlo, puse en la bandeja una rosa roja y otra blanca, que según me contaron la rosa roja significaba pasión en la vida, y la blanca fidelidad y confianza.

Fui a despertarla como ella lo hace todas las mañanas, diciéndome cosas bonitas, al verla durmiendo tan plácidamente, con su pelo largo y esa mirada que me derrite, no la quise despertar pero ya había hecho el desayuno y además había cosas que hacer.

La intente despertar, lo intente con todas mis fuerzas, pero ella ya no estaba en este mundo, había muerto por la noche y me quede ahí solo llorando su perdida por un tiempo, hasta que me decidí a hacer algo, así que me puse firme y procedí a llamar a sus padres.

Como iba a hacerlo, ni sabría por dónde empezar, como decirlo de la forma menos terrible, las palabras formarían un agujero negro que no se iba a poder rellenar mas en ellos, ya que ella era su única hija, desde ya hace 40 años donde perdieron a su hijo en la batalla negra, y desde entonces cuidaron a su hija como pudieron y no la dejaron irse hasta hace poco, y que ahora se la habían arrebatado de sus manos.

Lo primero que hice después de ese momento fue llamar a la ambulancia y luego a sus padres. Cuando recibieron la noticia como cabia esperar los sozollos se hicieron presentes, yo no lo soporto por lo que por unos minutos aparté la bocina del teléfono para no escucharlos, hasta que se calmaran un poco, teníamos que arreglar como iba a ser, que hubiera querido ella, que la enterrásemos o cremarla, pero eso habría que discutirlo luego.

Al llegar la ambulancia la familia ya estaba aquí, llorando su pérdida y preguntando como había sucedido, pero yo no tenía respuesta alguna.

A mí ya me había pasado esto una vez, como a todos que perdieron a alguien en la guerra negra, fue algo muy feo, todos esperando a que sus hijos o esposos regresaran vivos, pero a la mayoría les venía la desgracia, mi madre esperando que regresara mi hermano, ella rezaba todas las noches, hasta ese desdichado día, me lo acuerdo como si hubiera sido ayer, mi madre se había levantado y siempre tenía ese olor particular que no logro descifrar, se había puesto a planchar mientras yo miraba la televisión, de vez en cuando ella me miraba y sonreía y luego seguía en lo suyo, yo me había ido a jugar afuera y me acosté en el cesped reseco por el calor viendo las nubes e imaginando figuras, mientras escuchaba el sonido de los autos pasando y los niños jugando afuera, a lo lejos divise una auto negro que de vez en cuando lo veía pasar y aparcar al frente de una casa en donde siempre venia la desgracia, así que mientras lo veía acercarse deseaba con todo mi corazón que no se parase aquí porque ya sabía lo que significaría, y cada vez se acercaba mas y mas, y al parar frente de mi casa, en ese momento, en ese único momento, todo pasaba muy lento, como paso en la muerte de Pria, yo sentí que mi corazón se rompía en mil pedazos y se desvanecía en lo más profundo de mi, a su vez que me atormentaban los pensamientos de cómo iba a afectar esto a mi madre, todo seguiría igual, ya no me sonreiría mas por el sufrimiento, todo eso paso sobre mí en un segundo mientras se acercaban hacia la puerta, y mi madre que abrió la puerta con la sonrisa más calurosa y de amor que uno se puede imaginar, al verlos todo ese amor y su color de piel cálido desapareció, y rompió en llantos como nunca la vi, de repente para ella todo era blanco y negro, tardó mucho en volver a tener esa piel cálida y la sonrisa que tanto anhelaba ver desde entonces; a mi padre yo no lo recordaba ya que el murió cuando yo era solo un bebe, para mi, mi hermano mayor había sido como un padre, además que se parecía a el, creo que fue unas de las razones por las que mi madre lloro tanto.

Yo nunca entendí el semejante dolor que mi madre sintió por la pérdida hasta ahora, a ella yo la amaba tanto tantísimo.

Todo esto sucedió muy rápido, Pria se me iba de mis manos, los padres se la llevaban, y yo me quedaba solo en mi casa, eso fue lo mas doloroso para mi, verla partir y no poder reírme con sus palabras, no escuchar mas su risa o tocar su pelo largo castaño que tanto me gustaba, poder ver sus ojos color miel que siempre me hacían sumergirme en otro mundo lleno de alegría y felicidad. Así que al irse todos me quede en casa sin saber qué hacer, primero, pensé en ir a un bar pero no era lo mío, también en quitarme la vida pero Pria no lo hubiera querido, por lo que me resigne a meterme en la cama con la esperanza que me pasara algo y que no volviera despertarme más para estar con ella.

Como siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora