capítulo 3

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Scott y él recién conocido, Liam, estaban sentados frente a mi, mientras yo acariciaba mis manos sin saber qué decir. ¿Habrá sido imaginación lo de las garras? No hacía más de diez minutos desde que había pasado, y no habían dicho ninguna palabra, solo a veces que Melissa intentaba hablar, la cual estaba a mi lado, simplemente Scott le pedía silencio.

Scott bufó.

— ¿Qué eres? —me preguntó de la nada.

— ¿Cómo? —le devolví la pregunta, mirándolo extrañada— ¿Cómo que qué soy?

— A una chica no le salen garras de las manos porque si, —dijo, y me dio a entender que no había sido ninguna imaginación lo ocurrido— ¿qué eres?

— No puedo ni recordar quienes son mis padres, de dónde vengo y cómo aparecí aquí, ¿crees acaso que voy a saber qué soy? —dije alterándome, y todos lo notaron— No sé ni que soy, ni quién soy, Scott. Por si te sirve de consuelo.

Pude respirar la pena que sentía Scott, tal vez por haberme hablado así. No lo sé, ni tampoco sé como es que pude oler lo que se supone que es un sentimiento.

— Estamos intentando ayudarte —dijo Liam.

— Pues no lo estáis consiguiendo, la verdad —suspiré y miré a Melissa, quién me miraba también— Oye, creo que ha sido precipitado lo de la adopción, simplemente...-

— ¿Adopción? —me cortó Scott— ¿Qué has hecho, mamá?

Melissa me miró, y después a Scott, para finalmente mirar al suelo, respirar hondo y mirar de nuevo a Scott.

— He adoptado a Leyla —dijo como si fuera algo normal, ósea, que es normal, pero entendéis la situación— Ella está sola y necesita una familia, ¡ni si quiera estaba inscrita en el registro civil, Scott! Ella hasta hace unas horas, no era nadie.

Scott no contestaba, solo me miraba, y no sabía como sentirme por su expresión. ¿Está contento? ¿Enfadado? ¿Triste?

— Vale, eso está bien... supongo. Sí, está bien —me miró y sonrío— Así podremos ayudarla mejor.

— Scott, me alegra que quieras ayudarme y que no te moleste esto pero, ¿cómo me pensáis ayudar?

Scott miró a Liam y ambos asintieron, cómo si se hubiesen comunicado telepáticamente.

— Te llevaremos con alguien, él sabrá como ayudarnos.


🐺



Llegamos a una veterinaria, sí, una veterinaria. Según Scott, aquí podrían ayudarme.

Yo aún seguía flipando, me están tratando como si fuera algo extraño y no lo soy, soy humana y ya está. Esto es una locura. Qué piensan que soy, ¿un vampiro? ¿Un hombre lobo? Por favor.

Yo fui en el asiento trasero, mientras Liam y Scott iban delante. Por el retrovisor, podía ver como Liam me miraba de reojo, aunque cuando veía que le estaba viendo, apartaba la mirada corriendo.

Liam me parece un chico muy guapo, y la verdad es que no sé que más decir, porque no le conozco nada. Solo puedo decir que es guapo. Scott parece un chico amable, además de guapo, pero me impone un poco, la verdad.

— ¿Por qué me habéis traido a una veterinaria? —pregunté— ¿No iréis a meterme allí a traición para vender mis órganos, no?

Liam rió, y Scott se tapó la cara con una mano mientras negaba con la cabeza.

— Leyla, nadie va a vender tus órganos, ¿por qué íbamos a hacer eso? —dijo Scott.

— Bueno, tampoco hay razón para no hacerlo, es decir —meneé mi pelo hacía atrás— tengo los órganos en perfecto estado.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora