No todo lo que es oro brilla

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Gabrielle

Por favor, sólo esperemos diez minutos más, estoy segura de que él vendrá, aguarden todos, de seguro algo se le atravesó.

Mi nombre es Gabrielle Cárter Lennon y hoy se suponía que sería el día más feliz de mi vida, pero no es así ya que mi prometido me ha dejado plantada en el altar, debí suponerlo cuando todos estos últimos días lo vi actuando de manera tan extraña, y ahora heme aquí, plantada frente a trescientos invitados de los cuales cincuenta son míos y los demás son amistades de la familia de el, aún no he llorado, creo que es por qué una parte de mi tiene esperanzas de que aparezca en cualquier momento.

Soy hija única, de pequeña tuve una infancia tan Dolorosa ya que mi padre quién es un bastardo siempre golpeó a mi madre, recuerdo con detalle las noches en las cuales llegaba ebrio de su oficina oliendo a alcohol y a perfume de mujer, solo entrar a la casa sabíamos que nos iría mal a ambas, siempre me encerraba en mi cuarto y me escondía de bajo de la cama, escuchaba como los golpes y llantos que mi madre producía y tras oír gritos y cosas romperse terminaba por abusar sexualmente de mi madre y quedarse dormido o incluso irse de la casa, yo corría al cierto de mis padres y siempre me aterraba ver a mi mamá peor, ensangrentada, con moretones, siempre era la misma historia, le tenía que ayudar a curar sus heridas, ella fue enfermera antes de tenerme así que sabía cómo cocer y limpiar las heridas, tuvo que renunciar a su trabajo porque mi padre se lo pidió.

Un día recuerdo escuchar a mi madre gritar de dolor así que en mi desesperación corrí y fui a su alcoba, intente ayudar a mi madre pero fue inútil ya que me sujetó fuertemente del cabello arrojándome, causando que callera sobre uno de los muebles provocando un fuerte dolor en una de mis  costillas,  fué entonces cuando mamá abrió los ojos y logro ver la realidad, así que al día siguiente tomo todo el valor y fue a  denunciar a mi padre, ni el dinero le ayudó a salir de la  prisión,  cuando la familia de mi padre se enteró nos cerraron las puertas, dejándonos en la calle, no teníamos a donde ir, vivíamos en la ciudad de Londres y mi madre no tenía con vida a sus padres, tuvimos que vivir un tiempo en la calle, pedimos limosnas y comíamos del desperdicio de los basureros de los restaurantes, pero un día tras vender las pocas pertenencias y el anillo de matrimonio que mi padre le dió, logramos regresar a su ciudad natal, San Francisco, encontró una vieja amistad y estuvimos viviendo un tiempo con ella.

Después de que mi madre logró encontrar trabajo en una clínica de hospital, pudimos irnos a vivir a un pequeño cuarto, la renta era muy barata pero el lugar era un desastre, después de vivir en la calle,  eso no importaba, nos teníamos la una a la otra, comencé a tener interés por el dibujo, entre a una escuela de arte cerca del vecindario la cual me impulsó y ayudaron con una beca a entrar a una de las más prestigiadas academias de arte en san Francisco, solo gente de dinero asistía a ese lugar,  trabajaba medio turno en la cafetería cerca de la universidad, donde conocí a Pierre, ún italiana el cual era dueño de la cafetería, junto a su esposa Rousse, quienes me cuidaban y querían como una hija ya que nunca pudieron tener hijos, pero tras contarles mi historia y conocer a mi madre siempre nos apoyaron,  a pesar de no sentir ninguna pena por ser de clase pobre las burlas en la universidad me causaron problemas, nadie quería ser amiga de la pobre, hasta que conocí a Nathalie, quien era la hija del director pero nadie quería ser su amiga por ser la hija del director, ella estudiaba ballet clásico, era muy buena, nos hicimos amigas y desde entonces somos inseparables.

Todo estaba cambiando en mi vida, comencé a socializar más, dejar de tener esas horribles pesadillas, comenzar a tener mucho más talento al pintar, era encantador poder dibujar, tener un lápiz, hojas a la mano, las ideas solían llegar a mi mente, adoraba como mis manos eran instrumentos de mi imaginación, yo podía plasmar paisajes, rostros y mundos donde todo era parte de mi imaginación, amo el arte, desde las pinturas rupestres hasta Davinci, Dalí, Vango, Frida Kahlo, Botticelli, escultores como Antonio Canova, Michelangelo Buonarroti entre otros, comencé a apreciar la vida por medio del arte, amaba ir a museos, galerías, incluso ver a esos artistas de la calle como plasmaban su arte, comencé a comprar arte y hacer arte.

Me voy de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora